Uno de los capítulos más representativos
en el escenario colombiano fue la presencia del primer lehendakari del País Vasco
en Colombia en carácter de exiliado político a raíz de la guerra civil
española, y, aunque su estadía fue corta, se le puede considerar como
fundamental dentro de las relaciones colombo-vascas ya que la presencia de los
vascos aumentó y con ello aumentó también aspectos en lo artístico, lo cultural
y lo académico que fueron abriéndose camino en el país colombiano.
después
de pasada la guerra civil, hubo muchos personajes que por causas políticas
tuvieron que huir de España, y dado los factores que se presentaron en el
momento como lo fue principalmente la Segunda Guerra Mundial, los países
latinoamericanos se convirtieron en uno de los oasis de los perseguidos
políticos, y es en este escenario cuando los vascos entraron a Colombia en
carácter de exiliados, unos se erradicaron definitivamente en Colombia, mientras
que otros partieron a otros países cercanos.
En
general, los vascos rojos (como se les llamó) fueron bien recibidos a la
llegada en Colombia, una nota de prensa revela una escena de este capítulo de
los inmigrantes vascos: “Procedente de Guayaquil, llegaron Diego Martínez
Barrios y José Miaja, quienes fueron recibidos por los rojos españoles,
residentes en esta ciudad (se refiere a Medellín-Colombia). Mañana se les
ofrecerá un banquete en el Alférez Real y seguirán el jueves para la capital
(Bogotá)”
Fue entonces un suceso la llegada de estos
inmigrantes al país colombiano. Se debe tener en cuenta que muchos sectores de
la sociedad y de la clase política colombiana de inclinación conservadora eran
recelosos de estos inmigrantes por su carácter de socialistas, además también
porque para la segunda mitad del siglo XX los grupos guerrilleros emergentes en
Colombia eran de ideologías traídas de la entonces Unión Soviética, y porque se
tenía la idea de que el país era vulnerable a cualquier tipo de personajes que
tuvieran ideas comunistas o socialistas.
La
desconfianza era general dado que países como los Estados Unidos por asuntos de
seguridad nacional mantenía alerta a
las demás naciones aliadas (especialmente los países latinoamericanos) de
cuidarse de elementos comunistas. No obstante, el gobierno colombiano supo
mantenerse austero frente a esta situación.
Llama la atención que en Antioquia a pesar de su tradición conservadora y
religiosa, un sector social recibió con beneplácito a los inmigrantes vascos:
“Gran revuelo ha causado en los diversos círculos de esta ciudad (se refiere a
Medellín, la capital antioqueña) la resolución del cabildo aprobada por la
mayoría liberal, por medio de la cual se pide al gobierno nacional el
rompimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con España. En la
resolución de marras se saluda a los rojos españoles refugiados en Colombia,
‘como a los verdaderos depositarios de la hispanidad’ y se rechaza a los que
arrebataron al comunismo la cultura, la civilización y la catolicidad de la
Madre Patria”, y
era precisamente revuelo que causaban, entre otras razones, porque no era frecuente
la llegada de inmigrantes.
Las dificultades de los vascos para radicarse
en Colombia no fueron tan fáciles porque para el momento existían muchas
simpatías hacia el general Franco de parte de un buen sector político, en este
respecto, la autora María Eugenia Martínez Gorroño afirma que: “sin embargo la
llegada de los españoles republicanos va a coincidir con presidentes liberales
que pretenden modernizar el país y acometer impulsos para los cuales les
resultaba muy beneficiosa la acogida de un grupo de profesionales de alta
cualificación”, tuvo
mas peso entonces las razones prácticas que las razones políticas lo que motivó
al gobierno colombiano en recibir a los exiliados españoles a pesar de las
críticas en algunos sectores políticos, y es cuando entran en escena los vascos
en los diferentes campos de la sociedad colombiana.
Dentro de los grupos vascos-navarros que
llegaron a Colombia hacia mediados del siglo XX (especialmente como
consecuencia de la guerra civil española) se encontraban “... además de los
grupos familiares, cierto número de religiosos que llegaron a Colombia como
consecuencia de su vinculación a la –causa
vasca- (teniendo en cuenta las diferentes posturas que esto puede
implicar); varios sacerdotes pasionistas, un jesuita y dos monjas del sagrado
corazón.”.
Hay que advertir sin embargo, que dentro de los inmigrantes vascos, había
vascos de tendencia tanto del lado republicano como de algunos nacionalistas,
además, habían exiliados que por el sólo hecho de haber publicado algún tipo de
escrito en euskera eran perseguidos
ha si no tuviese simpatía por ninguno de los bandos en conflicto, y por cuya
razón, al verse perseguidos también vinieron a Colombia (aspecto importante ya
que lograron arraigarse en la sociedad por medio de la difusión de sus
conocimientos y fomento de la cultura y la academia).
Es
importante resaltar el siguiente hecho: que fue gracias a los gobiernos
liberales que tenían el poder en esos momentos en Colombia, y al hecho de que
varios vascos habían llegado inclusive antes de finalizar la guerra civil
española que la salida vasca de España fue posible ya que “varios miembros de
este grupo (los vascos que habían venido con anterioridad) fueron base y apoyo para que otros exiliados
pudieran llegar al país con su garantía, como Francisco de Abrisqueta, que
siendo desde el principio delegado en Colombia del Gobierno Autónomo Vasco,
facilitó la entrada de varios de sus compatriotas.”
Las siguientes familias son las que se
lograron recopilar como exiliados en
Colombia:
Familia
Gómez-Basterra
Familia
Barbero-Muñoz
Familia
Amuchastegui-Eloizaga
Familia
Perea-Sasiain
Familia
Ezpeleta-Sasiain
Familia
Echegaray-Barreneche
Familia
Zulategui-Mejía
Familia
Juan A. Irazusta
Familia
de León Pantaleón
Familia
de Jenaro Sáenz-Sáenz
Familia
de José María de Oteiza
Familia
de Ceferino González
Familia
de José L. Lombana y Foncea
Familia
de Iñaki Garay
Además de las familias vasca que se pueden
encontrar como exiliados en Colombia, también hay personajes como el señor
Abrisqueta entre otros que vinieron solos.
Sin
embargo, y a pesar de que un buen número de los vascos-navarros llegaron por causa
de la guerra civil española, más adelante, durante la segunda mitad del siglo
XX siguieron llegando más vascos pero por diferentes motivos, ya fuese por
razones económicas, culturales o religiosas. Un ejemplo claro de ello fue la
llegada del señor Narciso Larrea López de Luzuriaga,
que, por razones personales, decidió radicarse en Antioquia (Colombia) desde la
década de 1980, y llegó a fundar el colegio Euskadi que aún funciona en la
afueras de la ciudad de Medellín. También hubo otros personajes que por motivos
personales decidieron establecerse en Colombia. Otros ejemplos de inmigrantes
fueron empresarios vascos-navarros que se radicaron en Colombia como son Pedro
Amuchastegui Mújica, o Andrés Perea Gallaga
entre otros que figuran como ganaderos, comerciantes, y otras profesiones.
Está
el caso también de los hijos del señor Luis Miguel de Zulategui (que fue un
gran compositor musical) como la señora Libe de Zulategui que se formaron en el
campo de la pintura, y también los aportes que muchos otros han hecho a la
cultura ya sea en el campo musical o artístico y en el campo académico.
Entre
los personajes mas destacados de los que llegaron a Colombia se resalta en la
persona de Francisco de Abrisqueta, ya que fue el delegado por muchos años del
gobierno vasco ante Colombia, y en ese carácter jugó un importante papel
político no sólo para efectos de ayudar a sus compatriotas en el exilio sino en
sus diversas funciones sociales como por ejemplo cuando organizó en 1942 la
llegada del presidente José Antonio Aguirre,
acontecimiento importante porque motivaría más adelante a la creación de la
casa vasca en Bogotá para fomentar el conocimiento de la cultura vasca y muchas
otras labores de carácter cultural y político.
Aunque la vida de la comunidad vasca en
Colombia se hubo normalizado con el transcurrir del tiempo y habían logrado una
estabilidad económica y se habían adaptado en la sociedad colombiana, muchos de
los inmigrantes vascos habían quedado marcados por la perturbadora guerra civil
española, el testimonio de un inmigrante vasco en sus últimos días de vida así
lo muestra:
“Desde 1939 soy desterrado. Dos años en
Francia, tres meses en México, y desde 8 de marzo de 1942 en Bogotá. Mi vida se
ha desarrollado fuera de la iglesia católica, no se puede decir que contra la
iglesia. En religión he sido, desde que tengo uso de razón, independiente,
laico, sin llegar al ateísmo.
Mi
deseo es que llegado mi fallecimiento, se me entierre sin ninguna pompa,
ninguna, en absoluto; es decir, envuelto en una sábana, en caja modesta. No se
dará noticia de mi fallecimiento ni a amigos ni a otras personas hasta después
de enterrado; a este acto irán solo mis hijos y nadie más.
Mi
entierro será civil, sin participación de la iglesia ni rito alguno.
Una
tumba modesta y nada más.
Mis
bienes serán repartidos amistosamente entre mi esposa y e hijos.
Este
reparto será con cariño, como se ha vivido siempre. La mitad para mi esposa y
el resto por terceras e iguales partes entre los tres hijos. Ni por esta causa
del reparto ni por ninguna otra, me agradará que mis hijos riñan o se separen.
Si pudiera ordenar lo ordenaría. Deben seguir toda su vida unidos, como lo han
estado hasta ahora. Un punto fijo para ellos será hacer la vida agradable a su
madre.
Mi
experiencia de la vida es triste.
No
me voy con rencor ni me asusta la muerte.
Bogotá
23 de febrero de 1968
Paulino
Gómez Sáis (abajo del documento aparece su firma)”
En
general, los inmigrantes vascos lograron establecerse con éxito en la sociedad
colombiana y lograron sortear las difíciles situaciones que muchas veces
enfrentaron.
FUENTES
BLIOGRÁFICAS
Berrío González, Pide rompimiento de las relaciones con España un grupito de la Montaña,
en: El Siglo, No. 2599, 20 de abril de 1943, Bogotá
Folleto de presentación del colegio Euskadi de
Colombia
Grajales, Los
rojos españoles llegaron a Cali, en: El Siglo, No. 2660, 23 de junio de
1943, Colombia
Martínez Gordoño, María Eugenia, Vasco-Navarros en Colombia. Una aportación
del exilio español consecuencia de la guerra civil de 1936-1939, ED. Españoles en el mundo, No. 17, 1996, España