INTRODUCCIÓN
¿Quién responde por los niños que cruzan la selvática
región del Tapón del Darién? ¿Los padres de familia? ¿El estado colombiano? ¿La
UNICEF? ¿Alguna organización no – gubernamental?
Los discursos políticos no son suficientes para detener las
injusticias a que son sometidos los miles de niños de muchas nacionalidades que
cruzan el Tapón del Darién sea con sus madres, sus padres a algún adulto.
Recuerdo ver a un adulto con un bebé en brazos cruzando uno
de los ríos que hay en la zona y cómo hace tragar agua al niño y nadie dice ni
hace nada.
¿Puede existir alguna solución o alternativa política para
revertir las afectaciones a los niños que son los más vulnerables en el
fenómeno de la migración que son por miles de personas?
¿Qué políticas públicas se pueden establecer para generar
sensibilidad hacia el tema de los derechos de los niños que migran juntamente
con los adultos?
Es importante reflexionar sobre esta compleja situación de
la migración y tomar medidas sociales y políticas para que los niños no sufran
por este fenómeno.
LOS
DERECHOS DE LOS NIÑOS MIGRANTES QUE CRUZAN EL TAPÓN DEL DARIÉN
Respecto a los derechos de los niños, hay que tener en
cuenta lo siguiente:
“Cuatro principios rectores de la Convención sobre los
Derechos del Niño deben inspirar de forma transversal e implementarse en todo
sistema de protección integral: el principio de no discriminación, el principio
del interés superior de la niña o del niño, el principio de respeto al derecho
a la vida, la supervivencia y el desarrollo, y el principio de respeto a la
opinión de la niña o del niño en todo procedimiento que lo afecte, de modo que
se garantice su participación (ACNUR, 2014).” En
ese sentido, permanentemente se violan los derechos de los niños al ser
discriminado por los estados que recorre, al arriesgar sus vidas en todo tipo
de obstáculos y vicisitudes que deben sortear para seguir el camino, la falta
de una alimentación adecuada producto de las penalidades cuando se acaban las
provisiones y cuando no se respeta la voluntad de los niños ya que son forzados
a acompañar a los adultos que deciden arriesgar sus vidas en la travesía.
Si bien, se puede entender el derecho a migrar como el
principio de voluntariedad individual, intentando crear oportunidades de vida
más rentables o estables. Por otro lado, esta idea ciertamente está relacionada
con lo que llamamos el “derecho a no migrar”, que es el derecho de las personas
(en este caso niños y jóvenes) a no ser obligadas a migrar a otro país.
Este es un fenómeno natural para otra cultura, que se
caracteriza por la imposibilidad de desarrollar un plan de vida en el país de
origen. Pero ¿podemos hablar de derechos de los inmigrantes reconocidos por los
sistemas de derechos humanos estadounidenses y/o mundiales? Encontramos que el
derecho a la migración no está claramente abordado en los instrumentos
internacionales que promueven y protegen los derechos humanos.
Por otro lado, se reconoce la libertad de circulación y
residencia de las personas. Si bien los países tienen el derecho soberano de
dar forma a sus propias políticas migratorias, todos los países deberían
abordar la migración de niñas, niños y jóvenes a través de un enfoque basado en
sus derechos (fundacionhenrydunant, 2008).
El trauma que viven los niños inmigrantes es enorme y su
crianza se ve gravemente afectada en estos casos, inestabilidad económica,
incertidumbre sobre el futuro de la familia, pérdida de coherencia en la unidad
familiar, pérdida de vínculos familiares y vecinales, dificultades académicas
derivadas del mal acceso a la escuela y maternidad, comienza a aparecer en
situaciones como la sobrecarga.
Como resultado, el estrés y la depresión en las mujeres
aumentan la incidencia, de manera similar, las emergencias socioeconómicas
llevan a las familias inmigrantes a participar tempranamente en los primeros
medios de supervivencia que encuentran en su nuevo entorno, aceptando empleos
informales, insalubres y de bajos salarios.
En esta situación, el peligro para los niños es muy alto, la
pérdida de cohesión, la dificultad para asimilarse a un nuevo entorno, la falta
de familiares y la ruptura de los vínculos entre los padres pueden provocar el
abandono lo que pone a los niños en riesgo social de faltar a la escuela,
mendigar o cometer delitos.
El trabajo perjudicial o desagradable es proporcional a la
dificultad de encontrar una vida familiar en el nuevo país de residencia. Por
lo tanto, el rápido aumento de la trata de niños y mujeres en la región del
Tapón del Darién (que une Panamá y Colombia) está inevitablemente vinculado al
desplazamiento y la migración forzada, situación que en última instancia
conduce a estrategias de supervivencia desesperadas.
Los fenómenos sociales son más rápidos que las respuestas
institucionales, por lo tanto, tomará tiempo para que los desafíos antes
mencionados encuentren contramedidas apropiadas en las políticas públicas
sociales de los países implicados.
En cualquier caso, generaciones de nuevos programas e
intervenciones sentarán las bases para abordar este problema social, son
experiencias encaminadas a esclarecer la vigilancia estatal pública y privada,
con el respaldo de la sociedad civil y con realidades cristalizadas y aspectos
difíciles como los más problemáticos como la inmigración y los movimientos
poblacionales.
Es importante establecer algunas propuestas para
reivindicar los derechos de los niños como:
-
Reorientar los programas tradicionales de
infancia y familia para permitir la construcción de nuevas protecciones.
-
Desarrollar programas de respuesta rápida para
casos graves.
-
Planificar protocolos basada en sistema de
georreferenciación.
-
Generar nuevas formas de promoción de los
derechos de niños y niñas.
-
Establecer una mesa de trabajo conjunta entre
las autoridades de protección infantil y las autoridades policiales y
migratorias.
-
Privilegiar el valor y alcance de las instituciones
democráticas en el sistema educativo.
-
Disponer sistemas de información para facilitar
la documentación, radicación o registro de inmigrantes.
-
Disponer el traslado de personal calificado.
(Petit, 2003: 6).
CONCLUSIÓN
No hay suficientes herramientas jurídicas para proteger los
derechos de los niños migrantes para que no sean víctimas de los adultos en el
peligroso recorrido del Tapón del Darién.
Por lo tanto, es importante generar políticas públicas de
parte de los gobiernos de Panamá y Colombia con el fin de priorizar una
atención humanitaria en los niños y niñas.
FUENTES
BIBLIOGRÁFICAS
ACNUR - The UN Refugee
Agency. (s. f.).
Opinión consultiva OC-21/14. Derechos y garantías de niñas y niños en el
contexto de la migración y/o en necesidad de protección internacional | ACNUR.
ACNUR.
https://www.acnur.org/media/opinion-consultiva-oc-21-14-derechos-y-garantias-de-ninas-y-ninos-en-el-contexto-de-la
https://www.fundacionhenrydunant.org/images/stories/biblioteca/ddhh-juventud/Informe%20al%20Consejo%20Permanente-OEA_Migraciones%20de%20Ni%C3%B1os%20Ni%C3%B1as%20y%20Adolescentes%20bajo%20el%20Enfoque%20de%20Derechos.pdf
Petit, J. M. (2003, 1 mayo). Migraciones, vulnerabilidad
y políticas públicas: impacto sobre los niños, sus familias y sus derechos.
https://hdl.handle.net/11362/7178