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¿HABRÁ UNA TERCERA GUERRA MUNDIAL?

Una gran preocupación ha suscitado la guerra en Ucrania no solo porque lleva varios meses y una solución pacífica se ve lejos de alcanzar, sino también por el asunto de las plantas nucleares. 

Primero fue la toma de la famosa planta nuclear de Chernóbil por parte del ejército ruso, los expertos tranquilizaron a la sociedad ucraniana afirmando que esa central estaba lo suficientemente protegida de manera que los bombardeos no lograrían afectarla en mayor medida (hay que recordar la explosión accidental de esa central nuclear en 1986 que causó una fuga masiva de material radiactivo cubriendo buena parte de Europa, se dice que hoy en día aún mueren personas de cáncer por causa de la radiación de aquella época).

El hecho es que hace pocos días Rusia, que sigue siendo considerada una superpotencia en términos militares, tomó el control de la planta nuclear de Zaporiyia, considerada la mayor de Europa. Es tal la preocupación que el secretario general de Nacional Unidas António Guterres dijo que el mundo está a un error de cálculo de una devastadora guerra nuclear, no obstante, el gobierno de Vladimir Putin ha asegurado que no harán nada para que ello suceda.

Ahora bien, las razones para que se diera tal invasión es de diversa índole como razones históricas, pero la más importante es la económica, como dirían los politólogos todo hace parte de una estrategia geopolítica, y es que Rusia, que es el país más extenso del mundo ha tenido el problema histórico de no contar con salida al mar por el sur (recuérdese la invasión de la entonces Unión Soviética a territorio de Afganistán).

Sumado a esto, la situación de EE.UU. y China está cada vez peor, inclusive se dice que China invadirá Taiwán en el año 2030, algunos expertos aseguran que será desde este punto de la geografía que iniciaría una tercera guerra mundial.

Ahora bien, ¿dónde está el papel de la sociedad? Protestas esporádicas es lo que surgió en algunos lugares cuando comenzó la invasión rusa a Ucrania, y nada más. Luego, cuando se trata de defender las políticas públicas contra el cambio climático apenas si se percibe voces en defensa del medioambiente y nada más.

Es hora que la sociedad asuma un papel más activo para la defensa de la supervivencia de la humanidad sobre las ideologías nacionalistas.


¿BIDEN MATARÁ DE HAMBRE A LA HUMANIDAD?

Cuando los rusos cometen un acto de guerra o un acto político que los países occidentales califican de indigno, inmediatamente los medios acusan directamente a Vladimir Putin como el responsable de tal o cual situación.

Pero, cuando se confirma de parte de algunas instituciones humanitarias internacionales de que habrá alrededor de 38 millones de muertos solo en África causado por física hambruna, los medios en un intento por distraer a la opinión pública señalan que la hambruna será como consecuencia de la guerra omitiendo que el responsable directo es Joe Biden como cabeza de los aliados en la famosa organización de la OTAN que está conformado por los mandatarios europeos, los otros autores de la matanza por hambruna.

Lo peor de todo es que las poblaciones de estos países se vuelven cómplices al coincidir con el bloqueo económico contra Rusia. En Italia, los ciudadanos harán un esfuerzo para disminuir el consumo de gas natural que llega desde Rusia, lo mismo harán los ciudadanos alemanes, al fin y al cabo estos estados tienen el suficiente poder económico para compensar cualquier falta en los productos de consumo básico, pero, ¿y los demás países del mundo?

El asunto no está solamente en el bloqueo del petróleo, gas natural y carbón de Rusia. El detalle está en el bloqueo financiero que impide cualquier transacción económica, y por lo tanto las exportaciones de trigo y fertilizantes, fundamentales para la producción agrícola, están detenidos.

Los precios de estos productos están disparados y ya hay escasez, se dice que en Yemen donde aún continúa una guerra civil, la hambruna ya empieza asomarse, y eso es sólo un ejemplo.

Y si las cosas siguen con el bloque económico, que los líderes occidentales quieren involucrar en la guerra en Ucrania sin medir las consecuencias de las economías de los países pobres, millones más morirán de hambre.

GUERRA EN UCRANIA: LA NUEVA CORTINA DE HIERRO

Parece que la última palabra la tienen los países occidentales, lo que aprueben o desaprueben así lo aceptará o no sus respectivas poblaciones, esto, reforzado por los medios de comunicación que en su pretendida imparcialidad genera a veces confusión pero en última instancia logra convencer a los televidentes.

El sociólogo Manuel Castells considera que actualmente las redes sociales han limitado en cierto sentido el poder de los medios que mantienen el monopolio de la información.  

Pero, paradojas de las realidades políticas, las redes sociales han incrementado la manipulación de la información.

La guerra en Ucrania ha creado efectivamente una manera de discriminación. Y es que se informa a diario de vetos hacia los rusos en instituciones internacionales, como los deportistas, periodistas (aunque esté prohibido en las constituciones europeas), empresarios y un sinfín de sectores sociales y tecnológicos que han impuesto una nueva era de discriminación masiva.

¿Cuánto tiempo durará? Su impacto económico y social será a largo plazo, suponiendo con ello que la guerra termine.

Quizás algún día los países occidentales vuelvan a normalizar sus relaciones culturales, sociales, económicas y políticas con Rusia y sus aliados, pero el daño ya está hecho, y esta época pasará a la historia como una de las peores en discriminación social por parte de esas democracias que se jactan de ser libres, pero que en realidad siempre han discriminado, y esta vez han levantado una nueva cortina de hierro.

GUERRA EN UCRANIA ¿QUIÉN PODRÁ AGUANTAR MÁS LA RESPIRACIÓN?

Un submarino nuclear ruso asomándose en las aguas del mar Negro cual niño presumiendo su nuevo juguete. Joe Biden advirtiendo, amenazando y seguir advirtiendo cual adolescente estirando los brazos y vociferando contra su oponente.

Los otros, los chinos por un lado expresando su apoyo a Rusia, y por el otro lado los países europeos (occidentales) expresando el apoyo a Estados Unidos y a Ucrania cual niños azuzando la pelea en el patio de la escuela (porque aparentemente quieren mediar pero su efecto parece todo lo contrario).

En fin, estas actitudes infantiles no han servido para nada, a eso le llaman diplomacia, pero en el fondo es lo que los expertos llaman una medición de fuerzas tanto en el escenario político como en el terreno militar.

¿El resultado? La impaciencia de Putin esperando el compromiso de las potencias occidentales no de palabra sino de compromiso escrito sobre la no anexión a la OTAN de Ucrania lo ha “obligado” a reconocer la independencia de Donetsk y Luhansk.

Se parece tanto a lo sucedido con el dictador Sadam Husein, cuando después de tantos años de guerra contra Irán (8 años), sólo por hacerle el favor a los Estados Unidos de sabotear la revolución islámica iraní, se quedó sin recursos económicos, se quedó esperando la promesa de ayuda económica que nunca llegó y la impaciencia lo “obligó” a invadir a Kuwait iniciando así la llamada Guerra del Golfo Pérsico.

Pero esta vez se trata de la Federación de Rusia, nada más y nada menos que el país más extenso del mundo y considerada todavía una superpotencia militar.

Entonces llegan las medidas de un bloqueo económico, el asunto está en que entre Rusia y China más otros países aliados suman prácticamente la mitad del mundo, es decir, los países occidentales necesitan tanto de los orientales como los orientales de los occidentales.

Es un hecho que ambas economías se verían afectadas, un ejemplo claro es la decisión de Alemania de bloquear el flujo de gas natural. Es casi como suspender la respiración. El uno necesita los recursos naturales (Alemania), el otro necesita el dinero (Rusia), entonces, ¿quién podrá aguantar más la respiración?