Ruta N el edificio que nunca se ocupó

       
       Veía emocionado (como ciudadano iluso y utópico, producto del márketing gubernamental) la construcción del tan mencionado edificio de la ruta N, su diseño era bastante novedoso, las paredes eran metálicas, y de hecho, los alrededores lo mejoraron con jardines y todo lo demás.

       Recuerdo también que la administración municipal de Medellín publicitaba con bombos y platillos que vendrían grandes empresas multinacionales de la tecnología, y que sería algo así como el Silicon Valley de América Latina. ¿Será cierto tantas expectativas? Me preguntaba, y me hacía a la idea fantasiosa que de allí saldrían los Mark Zuckerberg criollos, que, en cualquier momento Colombia sería exportador número uno de softwares, y cosas por el estilo.

       Mi emoción llegó al clímax cuando ví la valla oficial de hp (Hewlett Packard) que colgaba en lo alto del recién construido edificio ruta N. ¡Es real! ¡Es cierto todo lo que dicen! Me dije y mi utopía parecía hacerse realidad.

       Algo que noté es que nunca observé aglomeración de personas en el edificio. De hecho nunca lo noté que estuviera ocupado. Entonces pensé que quizás, por ser un edificio para una tarea tan enorme, debía ser dotado con tecnología de punta. Pero no.

       Creí que era cuestión de tiempo que el edificio empezara a funcionar, pues, al fin y al cabo lo habían hecho, a mi parecer, muy rápido. Los días pasaron, y como no veía a nadie, quería negarme a la realidad pensando que quizás los que laboraban lo hacían con mucho sigilo, es tecnología de punta, y ese tipo de cosas se manejan de otras maneras.

       Me fui de la ciudad. Pasó el tiempo, y con los días y las semanas,  y los meses, y aún los años, había olvidado completamente todo aquel episodio de mi vida. Hasta que leí en la prensa que la gran compañía tecnológica hp había decidido irse de la ciudad por razones que desconozco. Luego leí en otra ocasión que la administración amenazaba con tomar medidas legales porque supuestamente un contrato “amarraba” a hp a permanecer en la ciudad.


       ¡Ese es el edificio! Pensé emocionado, claro, recordé esos momentos en que lo construían. Y después, me puse triste, como con rabia, qué pasó. ¿No hubo estudiantes o profesionales lo suficientemente inteligentes como para innovar en tecnología?  ¿A los ejecutivos de hp no les gustó la ciudad? ¿Las administraciones fueron incompetentes? Caí en la terrible realidad de que el edificio de la ruta N realmente nunca fue ocupado, y que allí nunca sucedió nada.