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ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD - Otra farsa del liberalismo económico

       Si bien hubo diferentes perspectivas sobre la abolición de la esclavitud, frailes como Bartolomé de las Casas y de cuanta orden eclesiástica existía en el territorio del imperio español (que abarcaba desde el sur de los Estados Unidos hasta la Patagonia en Argentina), nunca se les prestó la debida atención desde los poderes de la Corona española. El comercio de esclavos aumentó considerablemente no sólo entre las colonias españolas sino también en las colonias portuguesas, británicas, francesas y uno que otro reino europeo durante varios siglos.

       Oficialmente la esclavitud fue abolida paulatinamente en la medida que las colonias americanas obtenían sus independencias absolutas del imperio español, a su vez que el pensamiento liberal le daba forma a las nacientes repúblicas democráticas y representativas, de modo que nociones como la igualdad, justicia, fraternidad, derechos, entre tantos otros valores políticos se aplicarían rigurosamente en las leyes que consolidaban a las naciones latinoamericanas.

       ¿El resultado? La elaboración de bellas y elegantes constituciones políticas que definirían la ruta a seguir de los estados en cuanto a la economía, la política y la sociedad en general, cabe decir que desde Canadá hasta los EE.UU. el asunto no fue diferente. La utopía social que tanto predicaran los grandes filósofos desde la antigüedad como Platón, desde la Edad Media como San Agustín, y durante el renacimiento pasando desde reformadores como Martín Lutero hasta llegar a las luces iluminarias de la humanidad como Voltaire o el celebérrimo Jean Jacques Rousseau, y quien diera forma sistemática personajes como Adam Smith y Montesquieu, por fin se hacía realidad.

       Y para perfeccionar esas ideas aterrizadas de una especie de sociedad perfecta, en eso apuntaban pensadores como Immanuel Kant y Friedrich Nietzsche en una búsqueda de superar lo que hasta el momento se había logrado, en última instancia desembocaron en el desarrollo de los famosos partidos políticos, es decir, todas las maravillosas ideas se convirtieron de la noche a la mañana en una institucionalidad, que al final del día, lo que hizo fue generar políticas en favor del liberalismo económico (para evitar marxismos técnicos como el de burguesía).

       ¿Qué significa esto? Sencillamente que la esclavitud pasó a ser pérdida de ganancias para las corporaciones económicas de la época y se vieron obligados en cambiar de políticas de esclavitud en unas políticas abolicionistas que es como cambiarle el nombre a una institución, que a su vez, es lo mismo que decir políticas laborales que es el nombre que actualmente recibe esa antigua institución.

       Se puede concluir que las características de explotación podrán haber cambiado en algunos aspectos, pero de fondo, en la esencia misma de las relaciones económicas, todo sigue siendo lo mismo.   

Los norteamericanos: Una sociedad armada y esquizofrénica



Que a todos los norteamericanos se les dé por sufrir de depresión severa, lo primero que diría el vecino sería algo así como -¡mi novia me dejó! Me siento muy mal, esto no me había pasado antes-, entonces, abres el clóset y demora como 10 minutos tratando de escoger entre el fusil automático, el revólver calibre 45 largo con balas de fusil, una sub ametralladora, 50 cuchillos de todos los tipos, granadas y una que otra pistola para ver cómo “solucionar” su “difícil” situación emocional. Finalmente se decide por un pequeño revólver de bolsillo, empieza a llorar, escribe una carta de dos líneas diciéndole a su familia cuanto ama a su perro y luego se dispara.

La vecina, una joven promesa de la medicina, estudiante de una universidad súper prestigiosa, grita desesperadamente cuando se entera de la noticia de la muerte de su vecino, en medio de su llanto empieza a decirle a sus amigos lo triste que fueron escritas esas dos líneas y cómo y por qué ha quedado el perro tan sólo en esta vida. Sus amigos la rodean, y todos la siguen en su “amarga” tristeza. Llega la noche y aquella joven sigue muy “afectada” emocionalmente, ya se hace tarde y todos en casa duermen plácidamente, mientras tanto, la joven se dirige a la cocina, prepara una de esas bebidas que aprendió no se sabe nunca cuándo ni dónde y amanece botando babaza en el piso de la cocina. El primero que la ve es su padre, que destrozado le grita a todos en casa lo ocurrido.

Los colegas del padre que es médico le quieren ayudar a superar el dolor, lo invitan a una salida en el campo, todos están almorzando y es cuando llega el padre que aún sigue recordando el terrible momento en que vio a su hija tirada en el piso, tiene en cada brazo fusiles de última generación y empieza a disparar a diestra y siniestra, la brutal masacre deja 34 muertos y 100 heridos, 10 de ellos muy graves. Al padre despechado no lo alcanza a capturar la policía, pues se suicidó en la escena.

Todos los norteamericanos horrorizados por la masacre acuden masivamente a comprar armamento, unos para adquirir su primer revólver y otros para completar el arsenal que tienen en casa, todos, hombres y mujeres, pensando en su “derecho” de defenderse. Van ocurriendo una serie de sucesos que hacen que a todos se les dé por dispararle a todo el mundo y a suicidarse… entonces, al final de esta tragicomedia, no queda ningún norteamericano con vida… triste decirlo.