¿La economía de mercado garantiza los Derechos Humanos?


       Dado que la economía de mercado no respeta ni fronteras ni culturas, sino que se introduce sin “pedir permiso”, y que además trata de moldear el pensamiento de la gente… ¿sería confiable un Estado en el que impera el mercado libre para el cuidado y bienestar de sus ciudadanos?
      
       El orden lo garantiza, la libertad hasta cierto punto… y ¿todo lo demás como la igualdad o la justicia social y jurídica? Aunque en el papel está escrito la Declaración de Derechos Humanos la realidad dista mucho del ideario social, y, aunque haya estados con las mejores intenciones de salvaguardar cada uno de los derechos de los ciudadanos, le es cada vez más difícil de hacerlo, prácticamente imposible de cumplirlo, ¿por qué?
     
      Las razones son casi infinitas por las muchas causas que pueden limitar a un Estado, pero, como quiera que la economía de mercado hace parte de la vida de cada persona y de toda entidad, está allí presente… limitando el accionar del Estado y sus ejecuciones constitucionales, mediante cambios en las definiciones políticas, en la forma de concebir el delito y mil maneras más de intervenir la sociedad.
     
       Es  por ello que muchos ideales han sido desvirtuados a falta de garantías de preservar los Derechos Humanos, esto es, que ante los ojos del mundo los conflictos (ocasionados por factores económicos que empujan al accionar político), las injusticias sociales y una serie de factores que hace falta y que la sociedad siente la necesidad de suplir  se ameniza con eufemismos como la propiedad, la independencia individual y garantías de otra índole que lo único que hacen es desviar la atención de los derechos fundamentales. Entonces, es imposible que la economía de mercado garantice los Derechos Humanos y si lo hace es porque realmente se trata de una farsa… de un mimetismo.

       ¿Cambiar el estamento imperante? En todo hay un proceso… un proceso que empieza en el pensamiento… un proceso social… cultural… por lo menos empezar a pensar en que es mejor el bienestar de todos y todas, es mejor la solidaridad real, el progreso tanto individual como de la sociedad… y pensar que es posible.
       

EL DILEMA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LAS DIFERENTES CULTURAS


      Tanto el derecho positivo como el derecho natural tienen sus límites, ahora bien, ¿qué sucede cuando esos límites son transgredidos? En el desarrollo de la obra Antígona (tragedia griega de Sófocles) cuando se enfrenta (en términos metafóricos) el derecho positivo y el derecho natural pareciera que el positivo, representado en el Estado, ganara su causa sin tener que perder mucho mientras que el natural no pudiese hacer nada al respecto para cambiar el orden de lo establecido.

       Una persona que se enfrenta al Estado por defender su derecho estará dispuesta a cualquier consecuencia que ello acarrea como le sucedió a Antígona. Al mismo tiempo el Estado entrará a ser examinado por otras personas dado que sus acciones pudiesen perjudicar otros. En conclusión, tanto el Estado como el individuo deben mantener y respetarse los derechos del uno y del otro.

       Ahora bien, en  el marco del respeto ¿Los Derechos Humanos universales son válidos para el siglo XXI? ¿Han sufrido transformaciones? ¿De qué tipo? ¿En qué orden? ¿Qué y cómo factores externos como la cultura y los medios de comunicación han afectado la concepción de los derechos humanos? ¿Qué relación existió entre las mujeres y los hombres respecto a los derechos humanos en el siglo XX?

       No es suficiente con mencionar aspectos como la herencia cultural para responder en primer lugar a la validez de los Derechos Humanos y sus transformaciones. Para el caso de los países árabes sería necesario observar cuidadosamente la sharia (ley islámica) para comprender los Derechos Humanos con otro enfoque en relación a los derechos fundamentales del hombre y la mujer por tomar un ejemplo, entonces, ¿significa ello que pueden existir derechos humanos en una sociedad de sometimiento?

       Para los Derechos Humanos no cabe reinterpretaciones ni puntos de vista diferentes, lo que sí cabe es el diálogo en el ámbito del respeto con las demás culturas que conciben maneras singulares de libertad e igualdad con el fin de acercar (no estandarizar) a las sociedades a los debidos derechos inalienables del ser humano.