VINCENT VAN GOGH NUNCA SE SUICIDÓ - Un revisionismo histórico a un genio incomprendido

       Tuvo que pasar un poco más de 100 años para que se descubriera que el genio pintor Van Gogh no se había suicidado ese fatídico día del 27 de julio de 1890. Y, como todo en su vida, fue un genio incomprendido hasta el mismo día de su muerte, en brazos de su hermano Theo. 

       Y es que más allá de su muerte la figura de Van Gogh ha llevado en la espalda el estigma de alguien débil, depresivo y tan frustrado por la casi nulas ventas de sus cuadros que unido al rechazo generalizado de las personas y vecinos que le rodeaban no pudo soportar más la imbecilidad e ignorancia de esa gente por tan prolongado tiempo que parecía que suicidarse era la salida alterna que le quedaba.

       Pero nada más lejos de la realidad, y es que para los que defendemos el fuerte carácter que tenía Van Gogh, el cual no le importaba el rechazo del mundo entero ni lo desanimaba la falta de ventas de sus cuadros. Porque seguía confiando en su talento de genio del arte y sentía una seguridad en sí mismo que pocos la tienen.

       El hecho es que la fácil respuesta de algunos historiadores es que se suicidó, alargando una especie de lástima hacia el genio incomprendido, como si necesitara de la lástima de los demás para valorar su arte. Van Gogh nunca necesitó de estos sentimientos de compasión absurda y política, más bien, siempre estuvo necesitado de dinero para darle continuidad a sus obras que requerían de gastos para los colores, los pinceles, para los lienzos y otros elementos fundamentales para plasmar todo su genio y creatividad que aún hoy día son muchos que no comprenden.

       Y es que si bien, como la envidia que corroe a toda sociedad, no falta el que siga cuestionando sobre el incidente que produjo su muerte, argumentando que es una simple teoría histórica como queriendo manchar la dignidad de tan ilustre del arte. A pesar de las nuevas pruebas presentadas por algunos investigadores en los últimos años en el sentido de que la muerte del gran Van Gogh fue producto de un disparo accidental producido por dos hermanos adolescentes René y Gaston Secrétan que jugaban ese día con pistola en mano.

       Si algo ha dejado como vestigio en sus cuadros, especialmente en las formas que le da a los colores en sus obras, y ese amarillo en su aproximación a la perfección de la abstracción del amarillo, es la fuerza para enfrentar todo tipo de obstáculos que es posible mantener a pesar de los dolores externos e internos, de las frustraciones y rechazos, porque inspira esa confianza que genera seguridad y mantiene también la dignidad.


POR LA DEFENSA DE LOS REFUGIADOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

¿Qué hacer frente a la indiferencia política hacia los refugiados medioambientales? ¿Es posible alguna alternativa política para solucionar la complejidad que representa la migración masiva por causa del cambio climático? ¿Por qué no existen políticas de libre circulación humana?

Por una parte, las organizaciones sociales pueden ejercer presiones tanto desde los países receptores como los emisores de población migrante.

Entendiendo que los países emisores de población migrante son pobres y con escasa posibilidad de ofrecer mejores garantías para sus habitantes afectados por el cambio climático. Es importante promover políticas no solo de mejoramiento social en su propio territorio, sino que ayuden a los migrantes que llegan a los países de destino.

Respecto a los países receptores, es importante señalarlos como los causantes del cambio climático, que entregarles dinero a los países pobres no son garantía de nada por la condición de corrupción estructural que tienen.

Es necesario exigir libre circulación, ya que las políticas económicas neoliberales sólo permiten la libre circulación monetaria pero restringe la humana, esto es sencillamente discriminación y explotación de los recursos de países pobres a cambio de un exiguo dinero que le ponen por eufemismo ayuda, cuando realmente no compensa ni siquiera, los daños causados a la población afectada ni mucho menos a la destrucción de los recursos naturales.

Son las sociedades las que deben actuar, sea por medio de organizaciones civiles, sociales o culturales, pero es importante que se haga una reflexión profunda y un cambio sustancial para que se tomen iniciativas desde Naciones Unidas.


¿SON LAS MIGRACIONES CLIMÁTICAS, MIGRACIONES FORZADAS O MIGRACIONES OPTATIVAS?


       ¿Cómo mitigar el impacto del cambio climático? ¿Es posible converger diferentes ideologías políticas para una gobernanza del fenómeno del cambio climático? ¿Son los mismos desafíos y las misas dificultades la migración colectiva e individual? ¿Son las sociedades de los países receptores igual de estigmatizadora que sus gobiernos? ¿Qué se necesita para que exista un cumplimiento efectivo de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas?

       Dadas las condiciones de desarraigo del espacio y del territorio de las personas que se ven obligadas en abandonar sus lugares de origen, sin ninguna solución a corto plazo, se puede inferir que las migraciones causadas por el cambio climático son migraciones forzadas.

       Asunto que muchos gobiernos receptores no lo han querido entender, y que ha generado angustia entre la población afectada. Es el caso de habitantes de las islas Marshall o islas cercanas, las cuales, en algunos casos, han sufrido la tradicional estigma político y social de gobierno como el de Nueva Zelanda, u otros casos de absurda discriminación como el  gobierno australiano.

       La falta de políticas de ámbito nacional e internacional ha producido una insensibilidad hacia los grupos e individuos migrantes, que ven en los países desarrollados, precisamente los causantes directos de la contaminación.

       Es decir, asumen que los países desarrollados deben asumir la responsabilidad políticas de acoger a los inmigrantes, independientemente de que sean jurídicamente ilegales, por ser sus políticas económicas las responsables a su vez de las afectaciones negativas que obliga a los migrantes a desarraigarse de su terruño.

       El desafío de Naciones Unidas, es convocar conferencias mundiales para debatir u acordar puntos entre países afectados por el cambio climático, es decir, los países sin la capacidad de resiliencia, y los países desarrollados, los que tienen la capacidad resiliente frente al cambio climático, que a su vez son los mayores responsables de ello.
 

¿ES IMPOSIBLE REVERTIR EL CAMBIO CLIMÁTICO?

       ¿Cómo saber si estamos aún dentro de los límites de las fronteras planetarias o si ya la humanidad lo ha rebasado? ¿Es posible revertir el impacto climático después de un pico de aumento del PIB? ¿Sobrevivirá la humanidad frente a una escalada sin precedentes del cambio climático producto de las múltiples contaminaciones ambientales?

       Si se lleva a términos absolutos el cambio climático podría inferirse que aún no se ha llegado a un límite que se pudiera llamarse insostenible, y que se traduzca en eventos tan catastróficos que elimine millones de personas en una sola acción, o que desaparezca una franja importante de la población mundial, al contrario, sí se podría hablar de un límite cuando zonas geográficas se ven impactadas por causa el cambio climático, aunque no causando muertes, sí desaparición gradual de los recursos naturales.

       El hecho de que sea gradual la desaparición de los recursos naturales como las fuentes de aguas dulces, o cierta especie de plantas y animales, o la reducción importante de toda clase de especies de insectos, las diferentes sociedades alrededor del mundo tomarán medidas livianas con relación a lo que ven, a lo que perciben sus sentidos, pues, como todo desconfiado, hasta tanto una persona no se vea directamente afectada por algún grado de circunstancia cualquiera que sea, en este caso, por el cambio climático, la persona no se verá en la obligación técnica, moral o ética de realizar alguna acción que tienda a mejorar el medio ambiente.

       Ahora, pensar en la posibilidad de revertir el cambio climático luego de un aumento en la producción del PIB de algún país determinado, suena más a una utopía decimonónica que a una realidad, casi parecido como pensar que el conocimiento se traduce en una especie de progreso de una humanidad superior, cuando todo indica que la ignorancia, estimulada a una falta de sensibilidad frente a la realidad del entorno, empeorará el cambio climático.

       Existen algunas civilizaciones que han desaparecido por razones climáticas, o que han tenido que desplazarse para buscar nuevas tierras y posibilidades, un ejemplo de ello fueron los mayas al abandonar Chichen Itzá, o los grupos de vikingos al verse obligados a buscar tierras en nuevos horizontes como lo fue el norte de América. ¿Por qué no repetirse hoy?

       Sin embargo, y a pesar de lo escatológico que suenen los informes ambientales, hay algo importante que puede ayudar a mejorar, por lo menos a mitigar, el cambio climático a gran escala, y es, primero, fortalecer los acuerdos climáticos, segundo, hacer valer los derechos humanos mediante una serie de exigencias que hagan las organizaciones sociales, y tercero, tomar acciones que presionen a los diferentes gobiernos para que asuman la responsabilidad de minimizar, y por qué no, revertir el cambio climático.

GUERRA GEOPOLÍTICA DE LA POST PANDEMIA - parte II

       El detalle está en cuál potencia económica podrá ser capaz  de reemplazar al envejecido Estados Unidos, y si esa nueva potencia mundial logrará vencer en el terreno político, económico y tecnológico.

       Imaginemos un escenario en el que los Estados Unidos no logren obtener una vacuna a tiempo, sino que sean los chinos quienes lo logren primero. Imaginemos a un Donald Trump reacio a aceptar la ayuda china, y que la población norteamericana presione para que la acepte porque siguen aumentando las muertes.

       Pues el día en que los Estados Unidos reciban una ayuda de una vacuna proveniente de China, significará, en términos políticos, una derrota norteamericana frente a China, tan terrible como la que sufrió en Vietnam, dejaría de ser, por lo menos en el imaginario social, la primera potencia económica y militar.

       Entonces la preocupación será quién ganará la batalla por la obtención de la vacuna efectiva contra el coronavirus. Pues, derrotar el COVID – 19 será derrotar al resto de países competidores.

       Hay que tener en cuenta que las características de una guerra geopolítica van desde los conflictos bélicos librados en el Oriente Medio en el que tienen metidas las narices los rusos y norteamericanos, hasta la adquisición de tierras en África, en el que tienen metidas las narices los chinos y algunos otros países como India y Brasil, de modo que el coronavirus lo que ha hecho es darle un golpe al tablero geopolítico mundial, en una especie de reacomodamiento de las potencias.

       En una entrevista hecha a un exfuncionario de la antigua URSS, le preguntaron por qué los rusos se habían tomado tan en serio el juego de ajedrez, a lo que éste respondió que, como debían estar a la altura de los grandes, buscaron algún deporte donde pudieran hacerlo, ya que en el fútbol y otros deportes tenían escasas posibilidades, así que vieron en el ajedrez una oportunidad de vencer a los grandes, no a los grandes jugadores de ajedrez, sino vencer a las otras grandes potencias.

       Sólo en el detalle del ajedrez es un fiel reflejo de que una guerra geopolítica tiene que ver con todo. Con los recursos naturales, con el desarrollo de armas de guerra, con las posiciones militares, con el dominio espacio – territorial, con la influencia cultural, mejor dicho, una guerra geopolítica es en el fondo una guerra de guerras.

       Habrá vencedores, vencidos y víctimas. ¿Quiénes serán los vencedores? ¿Quiénes serán los vencidos? Aunque hay quienes se atreven a pronosticar ciertos actores en la guerra geopolítica, lo que sí es claro, es que las víctimas será la población civil, han sido realmente las únicas víctimas en los conflictos bélicos y económicos a lo largo de la historia capitalista.

       Alguien mencionó que las personas que más mueren son los pobres por el hecho de que no tienen los recursos suficientes para pagar lo suficiente para que puedan ser atendidos debidamente. Y es este sector el que inevitablemente sufrirá los estragos de la guerra geopolítica que se acentuará con la crisis de la pandemia.

       Y es que la pandemia del coronavirus COVID-19 ha servido como una perfecta cortina de humo para cubrir cualquier tipo de problemas internos de los países afectados, y seguirá así por ciertos meses.

       Lo terrible de todo esto es que la manipulación de la opinión pública es una especia de hipnotismo, que cuando la persona entra en razón ya es demasiados tarde, es por ello importante que las sociedades no pierdan de vista los múltiples problemas que azotan a los países afectados por la pandemia, esos otros problemas que son tan terribles como la pandemia misma y que debe ser atendida con la misma urgencia.

       Como mencionara alguien, no es que la población sufra de amnesia, sino que sabe bien cómo mantener desviada la atención sobre problemas que son delicados. Así que es la población civil la que debe entrar en el juego de la guerra geopolítica, pues, el rayado discurso de nacionalismo exacerbado lo que hace es seguir desviando la atención sin producir ningún tipo de solución.

       Los líderes mundiales conocen ese terreno de la guerra geopolítica, y saben cómo actuar. Es por ello fundamental que la sociedad civil debe asumir la responsabilidad de hacer parte activa de esa guerra geopolítica y asumir también la responsabilidad que significa ser un contra poder.

       ¿Ha notado el lector que de la noche a la mañana desapareció del escenario las grandes manifestaciones públicas? ¿Ha notado el lector que no se habla de otra cosa sino de la pandemia del coronavirus COVID-19? ¿Ha notado el lector que mientras medio mundo está en confinamiento, los líderes políticos siguen en sus actividades? ¿Qué se debe o qué se puede hacer frente a la realidad de la guerra geopolítica de alcance mundial?

       Todo esto me recuerda lo sucedido con el continente africano a finales del siglo XIX. La batalla por el dominio territorial de parte de los reinos europeos tenía como objetivo mantener en la medida de lo posible los monopolios comerciales de las materias primas, especialmente en el campo de la minería, esto desató a mediano plazo la Primera Guerra Mundial, ya que los alemanes exigían y reclamaban mayor participación de la torta mundial.

       Y también me recuerda lo sucedido con las colonias asiáticas durante el siglo XX, en éstas competencias no estaban solo las naciones europeas, con ellos también los acompañaban las grandes corporaciones. Las industrias que ponen en la mesa de los hogares los productos de primera necesidad son las más explotadoras, pero las familias no tienen la culpa, como no la tuvieron los habitantes de Alemania cuando fueron interrogados si sabían o no sobre la cuestión del holocausto judío, y por supuesto, dijeron que lo desconocían.

       Las sociedades no son los culpables, los culpables son sus gobiernos. Ahora bien, ¿quién se sienta a pensar de dónde y de qué manera proviene todo lo que llega a la mesa de la cocina? Nadie, y aún no lo quisieran saber. Pero la realidad es que el problema con la competencia en el fondo es bajar precios de los productos a como dé lugar.

       De modo que ignorar el contexto de la compleja producción de los bienes y servicios no significa que desconozcan esa realidad, significa que hay que conocer para comprender esas otras realidades, para sensibilizar a las sociedades, para humanizar los procesos productivos, porque de lo contrario, tendría como consecuencia más conflictos bélicos.

       Por eso se dice que es importante saber sobre el futuro del agua potable, que cada vez escasea más y más, y se especula que pronto se producirán guerras por este recurso natural que es vital para la supervivencia.

       Ahora bien, es raro encontrar personajes como Bill Gates, que ha prometido regalarle al mundo la vacuna si su fundación logra formularla primero que las otras compañías farmacéuticas. Ya que esto bajaría la intensidad social y política alrededor de la guerra geopolítica.

       Todo el mundo está a la expectativa no solo por la carrera de la vacuna contra el coronavirus sino por la carrera farmacéutica, pues ya se dice que la economía del siglo XXI estará determinada por nuevas pandemias y nuevas vacunas. Así que, a la carrera por mantener una sociedad satisfecha de agua, por la competencia de estar adelante con la última tecnología, se le agregará la guerra por la medicina.

       El Washington Post pronosticó que si no se detenía el capitalismo salvaje, la humanidad tenía dos posibilidades, o se acaba la humanidad, o se acaba el capitalismo salvaje. Creo en la hipótesis de las dos posibilidades que le quedan a la humanidad es, o una pax política entre las sociedades o un perfeccionamiento de la guerra.

       De modo que el capitalismo salvaje, o también llamado neoliberalismo o neoconservadurismo, igual, cualquiera de las ideologías es igual de brutal y salvaje. El hecho es que cualquiera de estas vertientes llevará a la humanidad a un perfeccionamiento de la guerra, esto, claro está, si la sociedad no actúa. 

       Por eso algunos apuntan a las organizaciones civiles y sociales como la mejor herramienta para contraatacar políticamente cualquier decisión de los gobernantes, pero para ello debe existir una organización internacional, pero será difícil, muy difícil, casi imposible, ya que las organizaciones sociales están lleno de diversos pensamientos y vertientes ideológicas.

       Así que intentar una alternativa unificada social para revertir las políticas neoliberales es un hecho descartable. En ese caso, ¿Podrá existir alguna solución? Aunque parezca paradójico, es la misma naturaleza la que ha podido unificar, por lo menos momentáneamente, a las sociedades del mundo para combatir los desequilibrios salvajes de la economía actual, el coronavirus es una muestra de ello.

       Pero la memoria colectiva se desvanece como la neblina, todo se olvidará y pasará a la historia como una anécdota más, entonces, ¿la humanidad ha perdido su capacidad de reflexión y de pensarse a sí misma? Existe aún la esperanza de que existan vagos cambios paradigmáticos en el modo de ver la vida, un cambio de cosmovisión.

       ¿En qué radica esa esperanza? En la posibilidad de que las sociedades exijan gobernantes más sensibles a una sociedad y a una economía, no tanto solidaria, porque eso sería una nueva utopía, pero sí sostenible, que se apega más a una posible realidad.

       El hecho es que, lo que está sucediendo con la guerra civil en Yemen, en Siria, en Sudán del sur, o cualquier otra parte del mundo, es pequeño comparado con las circunstancias políticas que vendrán, es pequeño comparado con las futuras guerras entre las potencias, porque en estos momentos, detrás de todos esos conflictos bélicos, están las potencias y las grandes corporaciones, avivando  las divisiones sociales con el único objetivo de consumir los recursos naturales como león a su presa. Pero algún día, serán las potencias las que se enfrenten de manera directa.

       Ahora bien, personajes como Trump en los Estados Unidos, Johnson en el Reino Unido o Bolsonaro en Brasil están al mando de sus países. Y están allí por la sencilla razón de que fueron elegidos por voto popular. Así que, por más estúpidas o absurdas que sean las políticas de estos personajes, no hay que olvidar que tuvieron el respaldo de sus votantes.

       Y las críticas dicen entonces, que los que votan por este tipo de personajes son conscientes de la fatalidad de las políticas que puedan generar, aun así, pareciera que a los votantes, es decir, al pueblo, no le importara las consecuencias nefastas que resulta de estos líderes mundiales. Pero lo que ignoran estos votantes, lo que ignora ese pueblo, es que tarde o temprano también se verán terriblemente afectados por las políticas siniestras de estos personajes.

       De modo que la consciencia va en todos los ámbitos sociales, económicos, políticos y culturales. Es una consciencia que debe ir más allá de las consideraciones de la sostenibilidad, de ayudar de vez en cuando a alguien, de considerar la solidaridad como algo nefasto para los demás. Es importante que los pueblos entiendan que está en sus manos el evitar una hecatombe con una guerra geopolítica sin precedentes.

GUERRA GEOPOLÍTICA DE LA POST PANDEMIA - parte I


        ¿Qué país será el primero en lograr una vacuna contra el coronavirus? ¿Cuál será la compañía que lidere la investigación para una vacuna efectiva? ¿Habrá un cambio de paradigma social, político, cultural y económico después de la pandemia? ¿Qué intereses geopolíticos persiguen las grandes compañías y las potencias mundiales en el proceso de recuperación económica?

       Dicen que entre las mayores preocupaciones de Donald Trump está el hecho de que China se está expandiendo con sus industrias en algunos países árabes, que su participación en la tecnología 5G se está haciendo cada vez más amplia, y que su influencia política en América Latina se está arraigando.
       Esto, además de la situación de la pandemia que se está complicando cada vez más en los EE. UU., a pesar del buen optimismo de las autoridades. Pero, ¿son los halcones norteamericanos con sus grandes empresas los únicos preocupados? Hay otros actores preocupados y ellos son los países europeos con sus corporaciones igualmente preocupadas.

       Si bien la estrategia de la cuarentena tiene paralizado a medio planeta, todos están pensando ya en la estrategia a seguir el día después de la cuarentena. Ya no interesa tanto las advertencias de los expertos mundiales en salud, sobre un muy posible rebrote del coronavirus COVID-19 hacia finales de este mismo año de 2020 que puede ser igualmente peligroso para las poblaciones.


       Ya no importa tanto para los mandatarios de las potencias occidentales y asiáticas  los millones de empleos que se han perdido alrededor del mundo por cuenta de la mencionada crisis económica.

       Ya no importan para los líderes políticos qué tantos muertos pueda resultar de un nuevo rebrote de la pandemia u otras consecuencias que pueda resultar en una verdadera hecatombe de hambruna para los millones de personas en el mundo.

       Después de este panorama, se puede decir entonces que la otra cara del coronavirus será precisamente el de la guerra geopolítica. Todas las potencias económicas ven en esto la oportunidad de oro para obtener ventajas comerciales e influencia política sobre las demás naciones ya que detrás del motivo que es para salvar a la población, estará presente las negociaciones de tipo comercial a mediano y largo plazo.

       Y estas situaciones similares han ocurrido cuando se han presentado guerras bélicas, como cuando los Estados Unidos, en compañía de su inquebrantable aliado los ingleses, invadieron Irak, estaban detrás sectores políticos y las grandes corporaciones esperando la oportunidad de obtener millonarios contratos con el oro negro, conocido también como petróleo.
       
       Ya hay países donde se han presentado corrupción por cuenta de contratos para la obtención de materia prima y de productos comestibles para ayudar a la población, cuando realmente lo que se está haciendo es despilfarrar el dinero público.

       En otras palabras, las malas inversiones del estado y las desviaciones de fondos públicos se están haciendo visibles, y eso que apenas se está iniciando una fase de recuperación económica.

       El hecho es que la guerra geopolítica que ya está en marcha,  y que empezó desde la caída de la antigua URSS con la consecuencia del feroz neoliberalismo que ha arrasado con los recursos naturales de los países pobres asiáticos, africanos y latinoamericanos, se ha acentuado con la pandemia.

       Es importante también mencionar que las organizaciones no gubernamentales y todo tipo de asociaciones y organizaciones sociales que aparentemente buscan ayudar a los más necesitados, han hecho de la contribución y colaboración voluntaria todo un negocio más, en el que la estrategia de mercadeo está a la altura de las grandes corporaciones.

       Estos es, que cuando contribuyes con dinero, en el fondo estás sosteniendo a todo un aparato administrativo en el que se enriquecen los dueños o accionistas y poco o nada les llega a los más necesitados. Es decir, se ha hecho de las donaciones un emporio económico como cualquier otra multinacional.

       Y es que la guerra geopolítica tiene que ver con los factores no sólo económicos, también en el ámbito tecnológico, cultural y social. Pues, el hecho de que las grandes compañías estén haciendo donaciones, que las potencias económicas estén atentas a los problemas de las naciones pobres, y de que instituciones como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial estén haciendo previsiones económicas a cada país, debe entenderse siempre como una deuda a pagar.
   
       Y esa deuda tendrá que pagarse no solo con dinero, sino con una subordinación frente a las grandes corporaciones. Pero la preocupación no es tanto la situación de los países pobres. Pues, es conocida la situación de subordinación y colonialismo de las naciones pobres frente a las potencias económicas.

       Lo que importará en adelante es obtener una vacuna en tiempo récord con el fin de hacer un buen uso político de ella, y por efecto, las ventajas geopolíticas que esto pueda tener. Tan sólo un ejemplo se ha presentado en la obtención de las máscaras de protección, se han acusado unos a otros de generar especulación con los precios y de tener ventajas logísticas.



LA OTRA CARA DEL CORONAVIRUS Nacionalismo, racismo y xenofobia


       La realidad política es más cruenta y terrible que la realidad social, y es que la mayor preocupación de los líderes mundiales no es el coronavirus, en ningún momento. Son las consecuencias económicas que trae este virus. Y las medidas de todo tipo de restricciones no son precisamente para proteger la vida, si no para minimizar los riesgos comerciales, todo ello, bajo el paradigma del salvaje, terrible, cruento e insensible modelo neoliberal.

       Los despidos de miles de trabajadores independientes, de prestadores de servicio y muchos otros miles más, es una consecuencia de la pandemia mundial, esto por supuesto, no detendrá el contagio de millones de personas, es imposible el virus, solo el mismo organismo de las personas lo puede lograr, los más capacitados sobrevivirán diría un evolucionista.

       Pero surge un interrogante, ¿será el coronavirus un terremoto contra el neoliberalismo? Por el momento Wall Street muestra síntomas de estabilidad, sin embargo, expertos en la materia aseguran que después de la convulsión de la pandemia se tomarán nuevas políticas, económicas y sociales.

       En este orden de ideas, es una señal fatal cuando Donald Trump tildó el coronavirus como de virus chino, esto causó indignación pero no lo suficiente como para cambiar el racismo implícito en esa declaración, mejor dicho, en ese estigma.

       Sin bien es cierto que el nacionalismo, acompañado del racismo y la xenofobia no es un asunto nuevo en la sociedad norteamericana, recuérdese por ejemplo el genocidio contra los indígenas nativos, es preocupante que resurja con fuerza cuando el siglo XXI supone una transformación de paradigma en relación con la convivencia de todas las culturas en el mundo.

       Ese resurgir es sólo comparable a las ideologías religiosas radicales que no toleran la diversidad de pensamiento. Y es que estos tres factores: nacionalismo, racismo y xenofobia está estrechamente ligado a las relaciones de poder, esto es, considerar al otro como inferior frente a cierta clase o estamento político y social.

       Lo triste es que el coronavirus se ha convertido en la justificación perfecta para que sectores ultraconservadores en varios países están construyendo sus discursos con el propósito de expulsar a inmigrantes asiáticos, pero que comprenden también sectores como los afrodescendientes o latinoamericanos.

       Por parte de los líderes políticos radicales, se entiende que sus acciones tienen como fondo intereses económicos y geopolíticos. Pero lo más preocupante, es que las personas que simpatizan con estas ideologías radicales lo hacen inmersos en la ignorancia, que es en el fondo más peligroso que cualquier otra razón o circunstancia.  

NO MÁS VIOLENCIA PUBLICITARIA FEMINISTA


       Alguna vez un amigo afirmaba que las nociones universales son falsas, y ponía como ejemplo cuando se mencionan enunciados como: “los policías son corruptos”, “los profesores de matemáticas no saben explicar”, y cosas por el estilo. La razón por las que son nociones falsas, es simplemente porque no todos los policías son corruptos y no todos los profesores de matemáticas son antipedagógicos.

       ¿Cómo es posible entonces que algunas instituciones o funcionarios, o personajes o entidades estatales o privadas se atrevan a señalar el problema de la violencia (en términos generales) como un fenómeno de los hombres? Esto puede tener diferentes explicaciones o interpretaciones (de carácter sociológico si se quiere) de la insistencia en incluir el artículo determinista los para señalar a los hombres como los culpables de los conflictos de baja o alta densidad que se presenta en una sociedad.

       Siempre he considerado que un acontecimiento de cualquier índole, sea político, social, económico o cultural es producto de varios elementos pasados y presentes que generan en una o diversos resultados, sean éstos positivos o negativos para un individuo o población.

       Y es que mi preocupación se centra en la cantidad de publicidad feminista que existe en varias ciudades latinoamericanas, especialmente por emanar éstos desde algunas entidades gubernamentales, y cómo ésta publicidad se muestra agresiva en función de acusar al género masculino de toda violencia que ha sufrido y sufren las mujeres como un estado social absoluto y total en términos generales. Y para ello quiero enfocarme en el caso de la Ciudad de México para ilustrar esta cuestión.

       Desde hace algunos años, he podido observar publicidad visual y audible sobre la prevención de la violencia de género, que realmente así es como le denominan la violencia contra las mujeres. Al principio parecía tener un cierto aire de pedagogía con uno que otro mensaje que llevaba a la reflexión sobre esta realidad social.

       Ahora bien, en la medida que se fueron presentando situaciones de violencia contra algunas mujeres, el mensaje institucional se ha concentrado en proyectar una culpabilidad hacia los hombres. Mensajes como “cuidado con los hombres”, “que los hombres son”, “que los hombres aquello”, esto, acompañado de ilustraciones y fotos de los hombres contra las mujeres.

       ¿Cómo pretenden universalizar una culpabilidad de un fenómeno social homogeneizando a un sector de la población? A esto es lo que le llamo violencia publicitaria feminista. Porque más allá del artículo absolutista y determinista los. Las personas que toman la decisión y llevan a cabo este tipo de publicidad, no son, definitivamente, generadores de convivencia social.

La protesta social en Colombia como forma continua de una guerra civil

       La idea de una definición (aproximada) de una democracia es que el poder (entendido ello como todas las instituciones del Estado) emana del pueblo y para el pueblo (entendido ello como la decisión de una mayoría sobre una minoría a la que hay que respetar). Si bien en la antigua Grecia se inventó este sistema en medio de una sociedad elevadamente culta y pensadora, el discurso que sostuvo el sistema se basaba en una especie de acuerdo entre la élite social.

       A todo ello le faltó, como dicen por ahí, una pata a la silla. Y no era de menor importancia, se trataba nada menos que del sector social que sostenía todo el sistema estamental, ¿en dónde estaban los siervos-esclavos, las mujeres y demás sectores sociales? Sin lugar a dudas, y sin adherirme a ningún tipo de ideología historicista totalizante, esta falencia constituyó uno de los principales factores dentro del ritmo de las revoluciones sucesivas desde el siglo XVIII.

       Ahora, después de los cambios estructurales sociales y políticos, hay que reconocer que las relaciones de poder cambiaron un poco, o por decirlo de alguna manera más optimista, el sistema democrático se amplió y se volvió más flexible, precisamente para dar cabida a ese espectro al que se le denomina (las élites del poder lo utilizan de manera peyorativa) pueblo.

       No es que haya faltado pensamiento sobre la noción de democracia, en el que conceptos como nación y república han sido parte de las reflexiones, no es que se haya faltado cierto grado de participación entre la población en general, sino que el solo hecho de mantener ese espectro de pueblo hace imposible, o ha hecho imposible una aplicación plena del sistema democrático, esto es, que la democracia, tanto como otras ideologías como el comunismo, se convirtieron en una especie de utopía política.

       Esto ha significado que después de una revolución social una de las mayores expresiones democráticas como ha sido el voto no ha representado una paz política, sino más bien (en términos de Fernand Braudel) una disminución en la intensidad del conflicto de las revoluciones sociales, es decir, en el fondo, los conflictos sociales y políticos siguen vivos, siempre están presentes. Es por ello, quizás, que algunas sociedades han preferido un sistema totalitarista para evitar el resurgimiento de cualquier inconformidad del pueblo ya que esto supondría un retorno a la inestabilidad.

       En Colombia, las características han sido similares, las causas de las guerras civiles como copias de las revoluciones en que el desarrollo y las consecuencias han supuesto una ampliación democrática y una paz política, realmente, en el fondo, se han mantenido latentes los conflictos que resurgen de vez en cuando, aumentando la intensidad cada vez que se acumulan sentimientos de inconformidad. Esto es, que en la actualidad, las protestas sociales que vive el país son una continuación de esas guerras civiles, ahora bien, ¿la solución? Es tener en cuenta, en la medida de las posibilidades pragmáticas, una amplísima participación de todos los sectores sociales que tenga como único propósito disminuir la intensidad del conflicto

Protestas sociales versus cambio climático

       La triste realidad de las organizaciones civiles, los activistas y las protestas sociales alrededor del mundo a favor del Medio Ambiente, es que enfrentarse contra el cambio climático significa enfrentarse contra los poderes estamentales que representan los gobernantes de las naciones más contaminantes del planeta tierra y es enfrentarse también contra las compañías y las industrias más contaminantes del mundo, en este caso, han ganado el primer round, ¿qué hacer frente a esta situación?

       Se dice que las protestas de antes en comparación con las de ahora, es que las de antes generaban cambios reales, pero las de ahora son sólo gritos en el aire. En este orden de ideas, ¿cuál es la diferencia entre un Martín Luther King y un Mahatma Gandhi respecto a una Greta Thunberg o a una organización internacional como Greenpeace? ¿Por qué los primeros lograron grandes cambios sociales y políticos y los segundos apenas si pueden generar opiniones entre diversos sectores de la sociedad? ¿Qué es lo que le hace falta a las organizaciones sociales en la actualidad?

       Dentro de las conclusiones emitidas por el conocido club de Roma (hace algunas décadas) llama la atención en uno de sus apartes porque menciona aspectos relacionados con la psicología individual y con algunos factores sociológicos, y es el hecho de que las personas no consideran importante, de atención y cuidado ningún asunto en el que se vea afectado más allá de su círculo inmediato como lo es la familia. Esto es, que básicamente a los seres humanos no nos importa nada que nos comprometo de manera directa.

       En ese caso, si no han sido efectivos esos gritos al aire para generar una conciencia que tenga un alcance suficiente para cambiar las actitudes indiferentes de los países más contaminantes, ¿Qué hacer? ¿Hay un plan b? ¿Están los pueblos del mundo frente a una batalla perdida?

       Si bien el panorama es tan aterrador que personajes como Stephen Hawking, que en su momento insistiera en hacer advertencias de la crisis del cambio climático o Mario Vargas Llosa que sugirió una especie de tercera guerra mundial esparcido en pleno desarrollo (coincidiendo con el papa Francisco I) por el aumento de diferentes conflictos bélicos que agravan la delicada situación ambiental en el planeta, hay motivos para no rendirse y revertir estas realidades, a pesar del sonado fracaso de la Cumbre del Clima de Madrid y aunque suene a utopía.

       Se estima que sólo el 25% de los productos son reciclados en el planeta, es muy poco, pero, independientemente de las estadísticas, el objetivo a lograr es presionar a los gobernantes con el propósito de asumir políticas de estado para disminuir el impacto de la contaminación ambiental y con ello el del cambio climático, ahora bien, la prioridad de este objetivo, es, sin lugar a dudas, conseguir que tanto China como los EE.UU. asuman el compromiso político, ¿cómo lograrlo? La mejor manera para este tipo de desafíos es concienciar a las respectivas poblaciones de que sus gobiernos deben cambiar de posición política y por ello es importante masificar las campañas en favor del medio ambiente por un lado, de los riesgos que todos corren con motivo del cambio climático y de la necesidad de cambiar de paradigma de desarrollo económico, por uno que tenga carácter de sostenibilidad, hay que creer que ello es posible.

Independencias, Centenarios y Bicentenarios en Colombia (1810-1814) (1910-1914) Autor: Norberto Molina Guerrero (reseña)


Reseña tomado del portal https://infolibros.org/libros-de-historia-de-colombia/

Independencias, Centenarios y Bicentenarios en Colombia (1810-1814) (1910-1914) hace principalmente una exhaustiva revisión en torno a los acontecimientos suscitados durante el proceso independentista emprendido en 1810 para liberar a Colombia, entonces Nuevo Reino de Granada, del dominio español.

Apoyado en una vívida descripción así como en distinguidas fuentes bibliográficas y valiosas imágenes, el libro describe las campañas realizadas a lo largo de diversos y distintivos puntos de la geografía colombiana, mostrando tanto la progresión como los reveses sufridos a manos de las fuerzas realistas, fieles a la corona española, en un conflicto que duró cerca de una década.

Asimismo luego de la hazaña independentista se señala su conmemoración centenaria, esto a fin de presentar cómo fue recordada a inicios del siglo XX, en una Colombia mayormente rural que no iniciaba aun su camino a la modernidad, así como la conmemoración del bicentenario independentista, fresca en la memoria colectiva y con un país ya adentrado en la era moderna.