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POR LA DEFENSA DE LOS REFUGIADOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

¿Qué hacer frente a la indiferencia política hacia los refugiados medioambientales? ¿Es posible alguna alternativa política para solucionar la complejidad que representa la migración masiva por causa del cambio climático? ¿Por qué no existen políticas de libre circulación humana?

Por una parte, las organizaciones sociales pueden ejercer presiones tanto desde los países receptores como los emisores de población migrante.

Entendiendo que los países emisores de población migrante son pobres y con escasa posibilidad de ofrecer mejores garantías para sus habitantes afectados por el cambio climático. Es importante promover políticas no solo de mejoramiento social en su propio territorio, sino que ayuden a los migrantes que llegan a los países de destino.

Respecto a los países receptores, es importante señalarlos como los causantes del cambio climático, que entregarles dinero a los países pobres no son garantía de nada por la condición de corrupción estructural que tienen.

Es necesario exigir libre circulación, ya que las políticas económicas neoliberales sólo permiten la libre circulación monetaria pero restringe la humana, esto es sencillamente discriminación y explotación de los recursos de países pobres a cambio de un exiguo dinero que le ponen por eufemismo ayuda, cuando realmente no compensa ni siquiera, los daños causados a la población afectada ni mucho menos a la destrucción de los recursos naturales.

Son las sociedades las que deben actuar, sea por medio de organizaciones civiles, sociales o culturales, pero es importante que se haga una reflexión profunda y un cambio sustancial para que se tomen iniciativas desde Naciones Unidas.


GUERRA GEOPOLÍTICA DE LA POST PANDEMIA - parte II

       El detalle está en cuál potencia económica podrá ser capaz  de reemplazar al envejecido Estados Unidos, y si esa nueva potencia mundial logrará vencer en el terreno político, económico y tecnológico.

       Imaginemos un escenario en el que los Estados Unidos no logren obtener una vacuna a tiempo, sino que sean los chinos quienes lo logren primero. Imaginemos a un Donald Trump reacio a aceptar la ayuda china, y que la población norteamericana presione para que la acepte porque siguen aumentando las muertes.

       Pues el día en que los Estados Unidos reciban una ayuda de una vacuna proveniente de China, significará, en términos políticos, una derrota norteamericana frente a China, tan terrible como la que sufrió en Vietnam, dejaría de ser, por lo menos en el imaginario social, la primera potencia económica y militar.

       Entonces la preocupación será quién ganará la batalla por la obtención de la vacuna efectiva contra el coronavirus. Pues, derrotar el COVID – 19 será derrotar al resto de países competidores.

       Hay que tener en cuenta que las características de una guerra geopolítica van desde los conflictos bélicos librados en el Oriente Medio en el que tienen metidas las narices los rusos y norteamericanos, hasta la adquisición de tierras en África, en el que tienen metidas las narices los chinos y algunos otros países como India y Brasil, de modo que el coronavirus lo que ha hecho es darle un golpe al tablero geopolítico mundial, en una especie de reacomodamiento de las potencias.

       En una entrevista hecha a un exfuncionario de la antigua URSS, le preguntaron por qué los rusos se habían tomado tan en serio el juego de ajedrez, a lo que éste respondió que, como debían estar a la altura de los grandes, buscaron algún deporte donde pudieran hacerlo, ya que en el fútbol y otros deportes tenían escasas posibilidades, así que vieron en el ajedrez una oportunidad de vencer a los grandes, no a los grandes jugadores de ajedrez, sino vencer a las otras grandes potencias.

       Sólo en el detalle del ajedrez es un fiel reflejo de que una guerra geopolítica tiene que ver con todo. Con los recursos naturales, con el desarrollo de armas de guerra, con las posiciones militares, con el dominio espacio – territorial, con la influencia cultural, mejor dicho, una guerra geopolítica es en el fondo una guerra de guerras.

       Habrá vencedores, vencidos y víctimas. ¿Quiénes serán los vencedores? ¿Quiénes serán los vencidos? Aunque hay quienes se atreven a pronosticar ciertos actores en la guerra geopolítica, lo que sí es claro, es que las víctimas será la población civil, han sido realmente las únicas víctimas en los conflictos bélicos y económicos a lo largo de la historia capitalista.

       Alguien mencionó que las personas que más mueren son los pobres por el hecho de que no tienen los recursos suficientes para pagar lo suficiente para que puedan ser atendidos debidamente. Y es este sector el que inevitablemente sufrirá los estragos de la guerra geopolítica que se acentuará con la crisis de la pandemia.

       Y es que la pandemia del coronavirus COVID-19 ha servido como una perfecta cortina de humo para cubrir cualquier tipo de problemas internos de los países afectados, y seguirá así por ciertos meses.

       Lo terrible de todo esto es que la manipulación de la opinión pública es una especia de hipnotismo, que cuando la persona entra en razón ya es demasiados tarde, es por ello importante que las sociedades no pierdan de vista los múltiples problemas que azotan a los países afectados por la pandemia, esos otros problemas que son tan terribles como la pandemia misma y que debe ser atendida con la misma urgencia.

       Como mencionara alguien, no es que la población sufra de amnesia, sino que sabe bien cómo mantener desviada la atención sobre problemas que son delicados. Así que es la población civil la que debe entrar en el juego de la guerra geopolítica, pues, el rayado discurso de nacionalismo exacerbado lo que hace es seguir desviando la atención sin producir ningún tipo de solución.

       Los líderes mundiales conocen ese terreno de la guerra geopolítica, y saben cómo actuar. Es por ello fundamental que la sociedad civil debe asumir la responsabilidad de hacer parte activa de esa guerra geopolítica y asumir también la responsabilidad que significa ser un contra poder.

       ¿Ha notado el lector que de la noche a la mañana desapareció del escenario las grandes manifestaciones públicas? ¿Ha notado el lector que no se habla de otra cosa sino de la pandemia del coronavirus COVID-19? ¿Ha notado el lector que mientras medio mundo está en confinamiento, los líderes políticos siguen en sus actividades? ¿Qué se debe o qué se puede hacer frente a la realidad de la guerra geopolítica de alcance mundial?

       Todo esto me recuerda lo sucedido con el continente africano a finales del siglo XIX. La batalla por el dominio territorial de parte de los reinos europeos tenía como objetivo mantener en la medida de lo posible los monopolios comerciales de las materias primas, especialmente en el campo de la minería, esto desató a mediano plazo la Primera Guerra Mundial, ya que los alemanes exigían y reclamaban mayor participación de la torta mundial.

       Y también me recuerda lo sucedido con las colonias asiáticas durante el siglo XX, en éstas competencias no estaban solo las naciones europeas, con ellos también los acompañaban las grandes corporaciones. Las industrias que ponen en la mesa de los hogares los productos de primera necesidad son las más explotadoras, pero las familias no tienen la culpa, como no la tuvieron los habitantes de Alemania cuando fueron interrogados si sabían o no sobre la cuestión del holocausto judío, y por supuesto, dijeron que lo desconocían.

       Las sociedades no son los culpables, los culpables son sus gobiernos. Ahora bien, ¿quién se sienta a pensar de dónde y de qué manera proviene todo lo que llega a la mesa de la cocina? Nadie, y aún no lo quisieran saber. Pero la realidad es que el problema con la competencia en el fondo es bajar precios de los productos a como dé lugar.

       De modo que ignorar el contexto de la compleja producción de los bienes y servicios no significa que desconozcan esa realidad, significa que hay que conocer para comprender esas otras realidades, para sensibilizar a las sociedades, para humanizar los procesos productivos, porque de lo contrario, tendría como consecuencia más conflictos bélicos.

       Por eso se dice que es importante saber sobre el futuro del agua potable, que cada vez escasea más y más, y se especula que pronto se producirán guerras por este recurso natural que es vital para la supervivencia.

       Ahora bien, es raro encontrar personajes como Bill Gates, que ha prometido regalarle al mundo la vacuna si su fundación logra formularla primero que las otras compañías farmacéuticas. Ya que esto bajaría la intensidad social y política alrededor de la guerra geopolítica.

       Todo el mundo está a la expectativa no solo por la carrera de la vacuna contra el coronavirus sino por la carrera farmacéutica, pues ya se dice que la economía del siglo XXI estará determinada por nuevas pandemias y nuevas vacunas. Así que, a la carrera por mantener una sociedad satisfecha de agua, por la competencia de estar adelante con la última tecnología, se le agregará la guerra por la medicina.

       El Washington Post pronosticó que si no se detenía el capitalismo salvaje, la humanidad tenía dos posibilidades, o se acaba la humanidad, o se acaba el capitalismo salvaje. Creo en la hipótesis de las dos posibilidades que le quedan a la humanidad es, o una pax política entre las sociedades o un perfeccionamiento de la guerra.

       De modo que el capitalismo salvaje, o también llamado neoliberalismo o neoconservadurismo, igual, cualquiera de las ideologías es igual de brutal y salvaje. El hecho es que cualquiera de estas vertientes llevará a la humanidad a un perfeccionamiento de la guerra, esto, claro está, si la sociedad no actúa. 

       Por eso algunos apuntan a las organizaciones civiles y sociales como la mejor herramienta para contraatacar políticamente cualquier decisión de los gobernantes, pero para ello debe existir una organización internacional, pero será difícil, muy difícil, casi imposible, ya que las organizaciones sociales están lleno de diversos pensamientos y vertientes ideológicas.

       Así que intentar una alternativa unificada social para revertir las políticas neoliberales es un hecho descartable. En ese caso, ¿Podrá existir alguna solución? Aunque parezca paradójico, es la misma naturaleza la que ha podido unificar, por lo menos momentáneamente, a las sociedades del mundo para combatir los desequilibrios salvajes de la economía actual, el coronavirus es una muestra de ello.

       Pero la memoria colectiva se desvanece como la neblina, todo se olvidará y pasará a la historia como una anécdota más, entonces, ¿la humanidad ha perdido su capacidad de reflexión y de pensarse a sí misma? Existe aún la esperanza de que existan vagos cambios paradigmáticos en el modo de ver la vida, un cambio de cosmovisión.

       ¿En qué radica esa esperanza? En la posibilidad de que las sociedades exijan gobernantes más sensibles a una sociedad y a una economía, no tanto solidaria, porque eso sería una nueva utopía, pero sí sostenible, que se apega más a una posible realidad.

       El hecho es que, lo que está sucediendo con la guerra civil en Yemen, en Siria, en Sudán del sur, o cualquier otra parte del mundo, es pequeño comparado con las circunstancias políticas que vendrán, es pequeño comparado con las futuras guerras entre las potencias, porque en estos momentos, detrás de todos esos conflictos bélicos, están las potencias y las grandes corporaciones, avivando  las divisiones sociales con el único objetivo de consumir los recursos naturales como león a su presa. Pero algún día, serán las potencias las que se enfrenten de manera directa.

       Ahora bien, personajes como Trump en los Estados Unidos, Johnson en el Reino Unido o Bolsonaro en Brasil están al mando de sus países. Y están allí por la sencilla razón de que fueron elegidos por voto popular. Así que, por más estúpidas o absurdas que sean las políticas de estos personajes, no hay que olvidar que tuvieron el respaldo de sus votantes.

       Y las críticas dicen entonces, que los que votan por este tipo de personajes son conscientes de la fatalidad de las políticas que puedan generar, aun así, pareciera que a los votantes, es decir, al pueblo, no le importara las consecuencias nefastas que resulta de estos líderes mundiales. Pero lo que ignoran estos votantes, lo que ignora ese pueblo, es que tarde o temprano también se verán terriblemente afectados por las políticas siniestras de estos personajes.

       De modo que la consciencia va en todos los ámbitos sociales, económicos, políticos y culturales. Es una consciencia que debe ir más allá de las consideraciones de la sostenibilidad, de ayudar de vez en cuando a alguien, de considerar la solidaridad como algo nefasto para los demás. Es importante que los pueblos entiendan que está en sus manos el evitar una hecatombe con una guerra geopolítica sin precedentes.

La protesta social en Colombia como forma continua de una guerra civil

       La idea de una definición (aproximada) de una democracia es que el poder (entendido ello como todas las instituciones del Estado) emana del pueblo y para el pueblo (entendido ello como la decisión de una mayoría sobre una minoría a la que hay que respetar). Si bien en la antigua Grecia se inventó este sistema en medio de una sociedad elevadamente culta y pensadora, el discurso que sostuvo el sistema se basaba en una especie de acuerdo entre la élite social.

       A todo ello le faltó, como dicen por ahí, una pata a la silla. Y no era de menor importancia, se trataba nada menos que del sector social que sostenía todo el sistema estamental, ¿en dónde estaban los siervos-esclavos, las mujeres y demás sectores sociales? Sin lugar a dudas, y sin adherirme a ningún tipo de ideología historicista totalizante, esta falencia constituyó uno de los principales factores dentro del ritmo de las revoluciones sucesivas desde el siglo XVIII.

       Ahora, después de los cambios estructurales sociales y políticos, hay que reconocer que las relaciones de poder cambiaron un poco, o por decirlo de alguna manera más optimista, el sistema democrático se amplió y se volvió más flexible, precisamente para dar cabida a ese espectro al que se le denomina (las élites del poder lo utilizan de manera peyorativa) pueblo.

       No es que haya faltado pensamiento sobre la noción de democracia, en el que conceptos como nación y república han sido parte de las reflexiones, no es que se haya faltado cierto grado de participación entre la población en general, sino que el solo hecho de mantener ese espectro de pueblo hace imposible, o ha hecho imposible una aplicación plena del sistema democrático, esto es, que la democracia, tanto como otras ideologías como el comunismo, se convirtieron en una especie de utopía política.

       Esto ha significado que después de una revolución social una de las mayores expresiones democráticas como ha sido el voto no ha representado una paz política, sino más bien (en términos de Fernand Braudel) una disminución en la intensidad del conflicto de las revoluciones sociales, es decir, en el fondo, los conflictos sociales y políticos siguen vivos, siempre están presentes. Es por ello, quizás, que algunas sociedades han preferido un sistema totalitarista para evitar el resurgimiento de cualquier inconformidad del pueblo ya que esto supondría un retorno a la inestabilidad.

       En Colombia, las características han sido similares, las causas de las guerras civiles como copias de las revoluciones en que el desarrollo y las consecuencias han supuesto una ampliación democrática y una paz política, realmente, en el fondo, se han mantenido latentes los conflictos que resurgen de vez en cuando, aumentando la intensidad cada vez que se acumulan sentimientos de inconformidad. Esto es, que en la actualidad, las protestas sociales que vive el país son una continuación de esas guerras civiles, ahora bien, ¿la solución? Es tener en cuenta, en la medida de las posibilidades pragmáticas, una amplísima participación de todos los sectores sociales que tenga como único propósito disminuir la intensidad del conflicto

Protestas sociales versus cambio climático

       La triste realidad de las organizaciones civiles, los activistas y las protestas sociales alrededor del mundo a favor del Medio Ambiente, es que enfrentarse contra el cambio climático significa enfrentarse contra los poderes estamentales que representan los gobernantes de las naciones más contaminantes del planeta tierra y es enfrentarse también contra las compañías y las industrias más contaminantes del mundo, en este caso, han ganado el primer round, ¿qué hacer frente a esta situación?

       Se dice que las protestas de antes en comparación con las de ahora, es que las de antes generaban cambios reales, pero las de ahora son sólo gritos en el aire. En este orden de ideas, ¿cuál es la diferencia entre un Martín Luther King y un Mahatma Gandhi respecto a una Greta Thunberg o a una organización internacional como Greenpeace? ¿Por qué los primeros lograron grandes cambios sociales y políticos y los segundos apenas si pueden generar opiniones entre diversos sectores de la sociedad? ¿Qué es lo que le hace falta a las organizaciones sociales en la actualidad?

       Dentro de las conclusiones emitidas por el conocido club de Roma (hace algunas décadas) llama la atención en uno de sus apartes porque menciona aspectos relacionados con la psicología individual y con algunos factores sociológicos, y es el hecho de que las personas no consideran importante, de atención y cuidado ningún asunto en el que se vea afectado más allá de su círculo inmediato como lo es la familia. Esto es, que básicamente a los seres humanos no nos importa nada que nos comprometo de manera directa.

       En ese caso, si no han sido efectivos esos gritos al aire para generar una conciencia que tenga un alcance suficiente para cambiar las actitudes indiferentes de los países más contaminantes, ¿Qué hacer? ¿Hay un plan b? ¿Están los pueblos del mundo frente a una batalla perdida?

       Si bien el panorama es tan aterrador que personajes como Stephen Hawking, que en su momento insistiera en hacer advertencias de la crisis del cambio climático o Mario Vargas Llosa que sugirió una especie de tercera guerra mundial esparcido en pleno desarrollo (coincidiendo con el papa Francisco I) por el aumento de diferentes conflictos bélicos que agravan la delicada situación ambiental en el planeta, hay motivos para no rendirse y revertir estas realidades, a pesar del sonado fracaso de la Cumbre del Clima de Madrid y aunque suene a utopía.

       Se estima que sólo el 25% de los productos son reciclados en el planeta, es muy poco, pero, independientemente de las estadísticas, el objetivo a lograr es presionar a los gobernantes con el propósito de asumir políticas de estado para disminuir el impacto de la contaminación ambiental y con ello el del cambio climático, ahora bien, la prioridad de este objetivo, es, sin lugar a dudas, conseguir que tanto China como los EE.UU. asuman el compromiso político, ¿cómo lograrlo? La mejor manera para este tipo de desafíos es concienciar a las respectivas poblaciones de que sus gobiernos deben cambiar de posición política y por ello es importante masificar las campañas en favor del medio ambiente por un lado, de los riesgos que todos corren con motivo del cambio climático y de la necesidad de cambiar de paradigma de desarrollo económico, por uno que tenga carácter de sostenibilidad, hay que creer que ello es posible.

EL DÍA QUE COLOMBIA SE DIVIDIÓ ENTRE BOLÍVAR Y SANTANDER


       La sociedad colombiana ha estado dividida entre diferentes ideas e ideologías desde su nacimiento como república, algunos de sus principales divisiones históricas han sido:
1.      Los que deseaban una república federal vs. Los que deseaban una república centralista.
2.      Los que apoyaban la presencia de la iglesia vs. Los que la rechazaban.
3.      Los que apoyaban a Bogotá como capital vs. Los que preferían otras ciudades como capitales.
4.      Los que apoyaban las ideas de Simón Bolívar vs. Los que apoyaban las ideas de Francisco de Paula Santander.
5.      Los del partido liberal vs. Los del partido conservador.
6.      Los de la izquierda vs. Los de la derecha.

       ¿Cuál ha sido la manera de solucionar estas diferencias? La guerra. Colombia, a diferencia de otras naciones en el mundo, nunca ha tenido una guerra civil a gran escala que haya significado una ruptura de antes y después en la historia social y política del país. A cambio, se han generado una serie de pequeñas guerras civiles que de alguna manera han permanecido hasta la actualidad.

       Dentro de las paradojas de la historia política del país está el hecho de que Bolívar y Santander pasaron de ser aliados políticos y militares a ser enemigos acérrimos ¿y esto por qué? A mi modo de ver las realidades históricas (o de interpretarlas) está la siguiente explicación (los diálogos son ficticios).

       Todo marchaba bien, en buenas relaciones entre los dos líderes, hasta que Bolívar se le ocurrió la maravillosa idea de declararse dictador (casi rey) de la Nueva Granada, es entonces que Santander (con todo su derecho y autoridad moral) le preguntó a Bolívar por qué, Bolívar sin titubear (pues era el denominado Libertador y una especie de generalísimo) respondió que la situación social era demasiado inestable, que lo hacía era para evitar una catástrofe dentro de la naciente república (cualquier parecido con la actualidad), entre otras razones para mantener la unidad, y todos los demás etcéteras para justificar su decisión de convertirse en dictador (casi rey).

       ¿Salir de un imperio para entrar a otro reinado? Absurdo, contestó Santander, para eso están las leyes, y agregó, es la constitución política la que le da orden y genera estabilidad a toda nación republicana. Bolívar, sin querer escuchar más razones, se plantó en su capricho y se declaró dictador (casi rey).

       El asunto se tornó tan hostil que Bolívar estuvo a punto de ser asesinado en su casa a no ser por el aviso desesperado de Manuela Sáenz, que a su vez, estuvo a punto de ser asesinada por haber obstruido los planes de los conspiracionistas. Bolívar luego, no dudó en exigir que fusilaran a Santander a quien acusaba de ser autor intelectual de la conspiración, y sólo porque se trataba de Santander no fue asesinado.

        A partir de ese momento la naciente república de Colombia volvió a esa especie de patria boba (cuando se declararon la guerra entre las provincias – estados). Ahora bien, ¿Por qué todo tiene que solucionarse con guerra? Acaso pareciera “necesario” que de vez en cuando el país entre en un escenario de guerra, es una forma de apaciguar las pasiones, o más bien las estúpidas pasiones.

       La pregunta para reflexionar es ¿algún día disminuirá en intensidad la violencia histórica en Colombia? Eric Hobsbawm en uno de sus ensayos califica sorprendentemente a la sociedad colombiana como una sociedad violenta por naturaleza, ¿esa es nuestra naturaleza? ¿Hace parte de nuestros genes? Existen, a mi parecer, dos razones fundamentales para negarme a ese calificativo, la primera, es el hecho de que no haya existido una guerra civil de la dimensiones que ello comprende, y segundo, que ha habido períodos de tiempo en el que ha reinado la paz política.

       En conclusión, puede existir entre la sociedad colombiana una coexistencia de dos ideas o ideologías sin violencia, por lo tanto, podrá seguir existiendo una Colombia dividida pero conviviendo en armonía.

LA VIOLENCIA DE 1950 HA RETORNADO EN COLOMBIA

       Es patético el espectáculo que ofrece el denominado pueblo cuando se enfrenta en las calles, medios de comunicación o redes sociales por cuenta de los debates generados por alguna declaración de Uribe o Santos, o alguno de sus amigos. Y lo más terrible es que ese pueblo hace eco de los discursos, cuando de uno y del otro lado, intentan defender la patria, esa cosa abstracta y sin sentido cuando al momento de definirlo no se sabe a ciencia cierta a qué conceptos hacer uso o en qué maneras referirse.

       Y el pueblo defensor de no sé qué, concentra sus ataques a la corrupción del uno teniendo como referente a un corrupto o viceversa. Esto es, que existen personas que referencien al corrupto de Uribe como un hombre íntegro, intachable, defensor de la patria, y que existen personas que referencien al corrupto de Santos como un defensor a ultranza de la paz, o como una especie de misionero en defensa de la libertad y otras tantas cosas.

       Es patético porque los discursos se hacen tan repetitivos que parece un reguetón. Eso de que los llamados furibistas quieren destruir la paz del pueblo, que se identifican con los de la extrema derecha, o que los llamados farc-santistas quieren convertir al pueblo colombiano en una Venezuela más, que quieren destruir la patria, etc, etc, no hace sino convertir al pueblo en una especie de perro adiestrado que siguen los designios de sus respectivos amos.

       Y es que fue precisamente a finales de la década de 1940 y durante los 50s que se llevó a cabo una de las guerras fratricidas más cruentas que ha vivido el país por cuenta de los mismos discursos que esgrimen los dos líderes corruptos en la actualidad, es decir, al presidente corrupto Santos y al expresidente corrupto Uribe. En esa época, el pueblo se dividió entre el partido liberal y el partido conservador, liderados por otro par de corruptos, e iniciado por la muerte de otro corrupto.


       ¿Cuál de todos es más corrupto? ¿Quién defiende a quién? O, ¿Quién defiende qué? Lo más patético de todo es que se está repitiendo el mismo espectáculo de mediados del siglo XX. Unos líderes políticos rodeados de escoltas (hasta para comprar el mercado en la esquina), con todas las comodidades de príncipes medievales, con mentalidad medieval, protegiendo siempre intereses de los grupos económicos, viendo cómo el pueblo se divide y se enfrasca en una guerra de palabras para darse cuenta luego, que el pobre sigue siendo más pobre y el rico sigue siendo más rico… y que con guerra o sin ella el establecimiento seguirá igual.

Los norteamericanos: Una sociedad armada y esquizofrénica



Que a todos los norteamericanos se les dé por sufrir de depresión severa, lo primero que diría el vecino sería algo así como -¡mi novia me dejó! Me siento muy mal, esto no me había pasado antes-, entonces, abres el clóset y demora como 10 minutos tratando de escoger entre el fusil automático, el revólver calibre 45 largo con balas de fusil, una sub ametralladora, 50 cuchillos de todos los tipos, granadas y una que otra pistola para ver cómo “solucionar” su “difícil” situación emocional. Finalmente se decide por un pequeño revólver de bolsillo, empieza a llorar, escribe una carta de dos líneas diciéndole a su familia cuanto ama a su perro y luego se dispara.

La vecina, una joven promesa de la medicina, estudiante de una universidad súper prestigiosa, grita desesperadamente cuando se entera de la noticia de la muerte de su vecino, en medio de su llanto empieza a decirle a sus amigos lo triste que fueron escritas esas dos líneas y cómo y por qué ha quedado el perro tan sólo en esta vida. Sus amigos la rodean, y todos la siguen en su “amarga” tristeza. Llega la noche y aquella joven sigue muy “afectada” emocionalmente, ya se hace tarde y todos en casa duermen plácidamente, mientras tanto, la joven se dirige a la cocina, prepara una de esas bebidas que aprendió no se sabe nunca cuándo ni dónde y amanece botando babaza en el piso de la cocina. El primero que la ve es su padre, que destrozado le grita a todos en casa lo ocurrido.

Los colegas del padre que es médico le quieren ayudar a superar el dolor, lo invitan a una salida en el campo, todos están almorzando y es cuando llega el padre que aún sigue recordando el terrible momento en que vio a su hija tirada en el piso, tiene en cada brazo fusiles de última generación y empieza a disparar a diestra y siniestra, la brutal masacre deja 34 muertos y 100 heridos, 10 de ellos muy graves. Al padre despechado no lo alcanza a capturar la policía, pues se suicidó en la escena.

Todos los norteamericanos horrorizados por la masacre acuden masivamente a comprar armamento, unos para adquirir su primer revólver y otros para completar el arsenal que tienen en casa, todos, hombres y mujeres, pensando en su “derecho” de defenderse. Van ocurriendo una serie de sucesos que hacen que a todos se les dé por dispararle a todo el mundo y a suicidarse… entonces, al final de esta tragicomedia, no queda ningún norteamericano con vida… triste decirlo.

LOS GADAFIS DE AMÉRICA LATINA

Un general de policía de cierto país diciendo que hay que esperar para que los jefes de las organizaciones criminales se maten entre ellos mismos mostrando así su incapacidad de detenerlos...un ministro de "defensa" dándose el lujo de caramelear a toda una nación diciendo que en cualquier momento se obtendrán resultados, mientras tanto, líderes campesinos siendo asesinados por montones y en todas partes. La diferencia con el señor Gadafi, es que el tipo reconoció públicamente ser un matón y que está dispuesto a asesinar a todo el mundo que lo contradiga.

Duele más cuando una persona indefensa huye y trata de protegerse en la estación de policía, o quizás, en alguna guarnición del ejército...resulta que los que se suponen deben proteger la vida y la integridad de la humanidad...lo que hacen es colaborar con los asesinos, y de esta manera ir asesinando miles de personas sin que nadie diga nada. Mejor dicho, cuando escuché un testimonio de una señora que lloraba porque sus hijas habían sido sacadas de su casa en frente de toda la comunidad y con la complicidad de la "ley" para matarlas me di cuenta que hay voces que se levantan y así muchos lo han estado haciendo durante mucho tiempo.

Pero, ¿Por qué no hay un ataque masivo a los palacios de gobierno y en las casas de gobernantes o de las personas que gobiernan (ya que pueden existir gobiernos informales) como sucede en otros países? esto por razones de proteger a los ciudadanos de sus líderes matones...argumentan otros líderes políticos...los palacios de gobierno y sus casas no son ni pueden ser bombardeados porque los Gadafis latinos nunca se han declarado públicamente...nunca saldrán del closet. La naturaleza racional y espiritual no pudiendo asimilar tanta barbarie, ya que hasta en las batallas entre los grandes imperios los miles de muertos servían de escarmiento para hacer una tregua permanente o mejor algún pacto de paz, no importa por las razones políticas que los hubieran motivado pero se lograba una pacificación o se lograba establecer, en palabras de Fernand Braudel, una  guerra de baja intensidad. En América Latina se ha podido lograr cierta pacificación...después de tanto muerto...¡por fin! hay un alto al fuego. Pero esto no ha sido suficiente.

En Argentina por ejemplo se llevó a juicio a líderes que en su momento se comportaron de una manera horrible contra la humanidad... o en Nicaragua donde se llevaron a cabo acuerdos políticos...pero a pesar de todas esas buenas intenciones, de tratar de mejorar las cosas entre todo el mundo como sucede en Venezuela o en México...tristemente los muertos se siguen contando por miles como si hubiese una guerra de grandes proporciones...y lo peor...con la fuerza pública o como dicen algunos...con las fuerzas del orden como cómplices, protagonistas o pasivos...horrible cuando las autoridades (algunos) quieren actuar con indiferencia como cuando dicen algunas personas al mencionar que: "esas cosas no tienen que ver conmigo".

Generalmente cualquier acción que se tome de parte de algún gobierno u organización cualquiera que sea es de carácter político, aún para las determinaciones económicas los intereses políticos son los que mandan la parada y es lo que en última instancia se convierte en el timón de las decisiones...entonces...¿por qué no se utiliza la lógica política para detener tanta muerte? aún hasta el mismísimo Gadafi está tratando de buscar salidas políticas...¿y por qué los Gadafis de América Latina no hacen lo mismo? ¿acaso lo es por razones políticas que no detienen tanto asesinato?¿pero, si la lógica política lleva necesariamente a un alto al fuego?entones, ¿los Gadafis actuales son más bárbaros que los líderes de los antiguos pueblos que se mantenían en guerra abierta?