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GRINCH EL TÍPICO PERSONAJE INCOMPRENDIDO POR LA SOCIEDAD


Todo el mundo acusa a Grinch de odiar la navidad, pero pregunto, ¿alguien recuerda el contexto en el que crece Grinch? ¿Por qué asume esa actitud indiferente, frívola y hasta fóbico  hacia la navidad? Es importante reflexionar en lo siguiente.

       En primer lugar, la navidad en sí misma no es mal vista por Grinch, sino hacia cierto grupo de personas que le conocen desde su niñez. Segundo, la actitud que asume Grinch no es de odio, más bien asume ciertas características de añoranza de cómo debería ser una verdadera navidad.

       Y lo más importante, nadie cuenta que al final de la película Grinch se hace del lado de los que aman la navidad, incluso llega a participar de las celebraciones navideñas.

       Sólo porque en ocasiones Grinch dice ciertas críticas hacia los que festejan la navidad fue mal interpretado y se convirtió en un personaje incomprendido, esto es, se volvió en una especie de chivo expiatorio para ser estigmatizado como el ícono y representante de personas que realmente sí odian la navidad por razones de resentimiento, un sinsentido y actitudes extrañas como el aislamiento.

       A todas aquellas personas que asumen y deciden esta posición no tanto de crítica sino de odio hacia la fecha y hacia quienes festejan tan importante momento, sería una excelente alternativa que intentaran cambiar su actitud como lo hizo Grinch.

Los norteamericanos: Una sociedad armada y esquizofrénica



Que a todos los norteamericanos se les dé por sufrir de depresión severa, lo primero que diría el vecino sería algo así como -¡mi novia me dejó! Me siento muy mal, esto no me había pasado antes-, entonces, abres el clóset y demora como 10 minutos tratando de escoger entre el fusil automático, el revólver calibre 45 largo con balas de fusil, una sub ametralladora, 50 cuchillos de todos los tipos, granadas y una que otra pistola para ver cómo “solucionar” su “difícil” situación emocional. Finalmente se decide por un pequeño revólver de bolsillo, empieza a llorar, escribe una carta de dos líneas diciéndole a su familia cuanto ama a su perro y luego se dispara.

La vecina, una joven promesa de la medicina, estudiante de una universidad súper prestigiosa, grita desesperadamente cuando se entera de la noticia de la muerte de su vecino, en medio de su llanto empieza a decirle a sus amigos lo triste que fueron escritas esas dos líneas y cómo y por qué ha quedado el perro tan sólo en esta vida. Sus amigos la rodean, y todos la siguen en su “amarga” tristeza. Llega la noche y aquella joven sigue muy “afectada” emocionalmente, ya se hace tarde y todos en casa duermen plácidamente, mientras tanto, la joven se dirige a la cocina, prepara una de esas bebidas que aprendió no se sabe nunca cuándo ni dónde y amanece botando babaza en el piso de la cocina. El primero que la ve es su padre, que destrozado le grita a todos en casa lo ocurrido.

Los colegas del padre que es médico le quieren ayudar a superar el dolor, lo invitan a una salida en el campo, todos están almorzando y es cuando llega el padre que aún sigue recordando el terrible momento en que vio a su hija tirada en el piso, tiene en cada brazo fusiles de última generación y empieza a disparar a diestra y siniestra, la brutal masacre deja 34 muertos y 100 heridos, 10 de ellos muy graves. Al padre despechado no lo alcanza a capturar la policía, pues se suicidó en la escena.

Todos los norteamericanos horrorizados por la masacre acuden masivamente a comprar armamento, unos para adquirir su primer revólver y otros para completar el arsenal que tienen en casa, todos, hombres y mujeres, pensando en su “derecho” de defenderse. Van ocurriendo una serie de sucesos que hacen que a todos se les dé por dispararle a todo el mundo y a suicidarse… entonces, al final de esta tragicomedia, no queda ningún norteamericano con vida… triste decirlo.