LA VIOLENCIA DE 1950 HA RETORNADO EN COLOMBIA

       Es patético el espectáculo que ofrece el denominado pueblo cuando se enfrenta en las calles, medios de comunicación o redes sociales por cuenta de los debates generados por alguna declaración de Uribe o Santos, o alguno de sus amigos. Y lo más terrible es que ese pueblo hace eco de los discursos, cuando de uno y del otro lado, intentan defender la patria, esa cosa abstracta y sin sentido cuando al momento de definirlo no se sabe a ciencia cierta a qué conceptos hacer uso o en qué maneras referirse.

       Y el pueblo defensor de no sé qué, concentra sus ataques a la corrupción del uno teniendo como referente a un corrupto o viceversa. Esto es, que existen personas que referencien al corrupto de Uribe como un hombre íntegro, intachable, defensor de la patria, y que existen personas que referencien al corrupto de Santos como un defensor a ultranza de la paz, o como una especie de misionero en defensa de la libertad y otras tantas cosas.

       Es patético porque los discursos se hacen tan repetitivos que parece un reguetón. Eso de que los llamados furibistas quieren destruir la paz del pueblo, que se identifican con los de la extrema derecha, o que los llamados farc-santistas quieren convertir al pueblo colombiano en una Venezuela más, que quieren destruir la patria, etc, etc, no hace sino convertir al pueblo en una especie de perro adiestrado que siguen los designios de sus respectivos amos.

       Y es que fue precisamente a finales de la década de 1940 y durante los 50s que se llevó a cabo una de las guerras fratricidas más cruentas que ha vivido el país por cuenta de los mismos discursos que esgrimen los dos líderes corruptos en la actualidad, es decir, al presidente corrupto Santos y al expresidente corrupto Uribe. En esa época, el pueblo se dividió entre el partido liberal y el partido conservador, liderados por otro par de corruptos, e iniciado por la muerte de otro corrupto.


       ¿Cuál de todos es más corrupto? ¿Quién defiende a quién? O, ¿Quién defiende qué? Lo más patético de todo es que se está repitiendo el mismo espectáculo de mediados del siglo XX. Unos líderes políticos rodeados de escoltas (hasta para comprar el mercado en la esquina), con todas las comodidades de príncipes medievales, con mentalidad medieval, protegiendo siempre intereses de los grupos económicos, viendo cómo el pueblo se divide y se enfrasca en una guerra de palabras para darse cuenta luego, que el pobre sigue siendo más pobre y el rico sigue siendo más rico… y que con guerra o sin ella el establecimiento seguirá igual.