Íngrid Betancur: De la rabia en el corazón al amor por Colombia


       Parece que la famosa frase que reza el tiempo lo cura todo se ha hecho realidad con la dirigente política y ahora escritora Íngrid Betancur, que se debe comprender que todo comienzo es difícil y para ella no ha sido la excepción sus inicios en su incursión con las letras.

       Recuerdo que cuando supe de la publicación de su libro La rabia en el corazón, consideré que Íngrid era una persona con cierto cinismo y crueldad al retratar con toda crudeza algunas de las vicisitudes sociales y políticas de Colombia, como si las cosas nunca tuvieran solución, o si tuviese un odio acérrimo contra mí, que ni siquiera me conocía, pues así me sentía por el hecho de ser colombiano.

       Y aún, cada vez que la guerrilla de las FARC publicaba imágenes de supervivencia de Íngrid, más que fuerte, la veía terriblemente obstinada en sus caprichos, como dispuesta a morir sin ninguna causa, en este caso, se había convertido para mí en una rebelde sin causa.

       Poco después de haber sido liberada por el glorioso ejército de Colombia, Íngrid casi que insultó a los colombianos por un nuevo incidente relacionado por una indemnización simbólica según ella y que representaba más o menos seis millones de dólares. Quería comprenderla porque seguía destrozada física, moral, emocional y psicológicamente por ese trauma que se representó su largo secuestro, pero no. Seguía creyendo que su obstinación absurda de acusar a todo un noble pueblo no se había curado a pesar de tanto sufrimiento.

       Me ponía a pensar a veces, o mejor, a imaginarme, con la idea de algún día hablarle en persona y decirle que la admiraba por su valentía y que sus ofensas no tenían cicatrices en mi mente, que la apreciaba y que por ello cuando recién secuestrada estaba en calidad de candidata a la presidencia, había votado por ella. Y bueno, de vez en cuando volví a saber de ella cuando lograba algún objetivo académico o social en el mundo.

       Fue una sorpresa cuando hace poco la volví a escuchar por los medios de comunicación hablando sobre el proceso de paz con la guerrilla de las FARC. Estaba preparado para recibir severas críticas a los colombianos, quizás recordando cómo se dirigía de manera fuerte en el pasado. Empezó ella hablar excelente sobre el proceso…y algo que me causó emoción, y fue escucharle decir que más que un proceso político, se trataba de una proceso desde el corazón de reconciliación de todos los colombianos.

       Entonces comprendí que Íngrid Betancur yo no tenía más esa rabia en el corazón, sino que su amor por Colombia y mi admiración por ella volvió a nacer.