¿Acaso estamos repitiendo los
sucesos de inicios del siglo XX, cuando las grandes potencias se llenaron de
absurdos sentimientos nacionalistas, en el que la gran potencia alemán, que en
ese entonces era el imperio alemán, se sentía con el derecho a tener más
colonias que sus pares, en el que las sociedades sentían ansías de guerra
económica y militar porque así se los vendieron sus líderes demagogos y
populistas, porque todo el mundo creyó que los efectos de los conflictos era
algo pasajero, sentimiento que se inició en Europa, para luego pasar a Asia y América?
Muamar el Gadafi solía
decir (palabras más, palabras menos) que Libia era la mejor democracia del mundo,
Hugo Chávez Frías insistía una y otra vez que la democracia venezolana era una
democracia fuerte, y Fidel Castro estaba convencido de que su régimen era un
régimen democrático, ahora, a todos
estos conceptos democráticos, habría que preguntarle al señor Donald Trump qué
entiende por democracia, lo mismo que a la señora Ángel Merkel y a todos los
líderes de regímenes democráticos, porque, al parecer, las nociones cambian y
varían de concepción, dependiendo de quién lo observa.
¿De qué sirven las explicaciones de las
ciencias políticas sobre el concepto democracia, si personajes como Trump dicen
con arrogancia es que yo gané, insinuando
con ello que ahora en adelante puede hacer lo que le dé la gana sin prestar
atención a las reclamaciones sociales de los propios ciudadanos
norteamericanos?
La democracia es una
gelatina, en el que sus nociones se estiran y se contraen permanentemente, en
el que cualquier líder despótico puede afirmar que es democrático sin compartir
siquiera la concepción occidental del término. Los periodistas deberían preguntarles
a los líderes mundiales ¿qué entiende sobre el término democracia? Para saber
con cierta precisión si las nociones coinciden con lo que las ciencias
políticas y todo el mundo entiende por democracia.
Ahora, considero, que en
adelante, a la democracia habría que añadirle elementos no tan democráticos. La
democracia totalitarista es una de ellas, pues, por medios democráticos Hitler
llegó al poder en Alemania, y por medios democráticos se sostienen regímenes
como el de Cuba, y Corea del Norte, y por medios democráticos llegó al poder el
chavismo en Venezuela.
¿Es la democracia la culpable?
Mejor, es la distorsión de las virtudes democráticas. La situación en los
EE.UU. es un caso tenebroso, el hecho de que Trump hubiese ordenado a los
militares completar un oleoducto petrolero para pasar por alto los organismos administrativos federales, significa que se está convirtiendo
en un país con democracia totalitarista.
¿Será suficiente las expresiones y
manifestaciones sociales para detener esto? Las profundas reflexiones de la
naciente Organización de las Naciones Unidas fueron suficientes para hacer la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Las sociedades en el mundo,
deben volver a traer esas reflexiones, de lo contrario volveremos a la temible
época de las democracias antidemocráticas.