¿Qué país será el primero en lograr una
vacuna contra el coronavirus? ¿Cuál será la compañía que lidere la
investigación para una vacuna efectiva? ¿Habrá un cambio de paradigma social,
político, cultural y económico después de la pandemia? ¿Qué intereses
geopolíticos persiguen las grandes compañías y las potencias mundiales en el
proceso de recuperación económica?
Dicen que entre las mayores
preocupaciones de Donald Trump está el hecho de que China se está expandiendo
con sus industrias en algunos países árabes, que su participación en la
tecnología 5G se está haciendo cada vez más amplia, y que su influencia
política en América Latina se está arraigando.
Esto, además de la situación de la
pandemia que se está complicando cada vez más en los EE. UU., a pesar del buen
optimismo de las autoridades. Pero, ¿son los halcones norteamericanos con sus
grandes empresas los únicos preocupados? Hay otros actores preocupados y ellos
son los países europeos con sus corporaciones igualmente preocupadas.
Si bien la estrategia de la cuarentena tiene paralizado a medio planeta,
todos están pensando ya en la estrategia a seguir el día después de la
cuarentena. Ya no interesa tanto las advertencias de los expertos mundiales en
salud, sobre un muy posible rebrote del coronavirus COVID-19 hacia finales de
este mismo año de 2020 que puede ser igualmente peligroso para las poblaciones.
Ya no importa tanto para los mandatarios
de las potencias occidentales y asiáticas los millones de empleos que se han perdido
alrededor del mundo por cuenta de la mencionada crisis económica.
Ya no importan para los líderes
políticos qué tantos muertos pueda resultar de un nuevo rebrote de la pandemia
u otras consecuencias que pueda resultar en una verdadera hecatombe de hambruna
para los millones de personas en el mundo.
Después de este panorama, se puede decir entonces que la otra cara del
coronavirus será precisamente el de la guerra geopolítica. Todas las potencias
económicas ven en esto la oportunidad de oro para obtener ventajas comerciales
e influencia política sobre las demás naciones ya que detrás del motivo que es
para salvar a la población, estará presente las negociaciones de tipo comercial
a mediano y largo plazo.
Y estas situaciones similares han ocurrido
cuando se han presentado guerras bélicas, como cuando los Estados Unidos, en
compañía de su inquebrantable aliado los ingleses, invadieron Irak, estaban
detrás sectores políticos y las grandes corporaciones esperando la oportunidad
de obtener millonarios contratos con el oro negro, conocido también como
petróleo.
Ya hay países donde se han presentado
corrupción por cuenta de contratos para la obtención de materia prima y de
productos comestibles para ayudar a la población, cuando realmente lo que se
está haciendo es despilfarrar el dinero público.
En otras palabras, las malas inversiones
del estado y las desviaciones de fondos públicos se están haciendo visibles, y
eso que apenas se está iniciando una fase de recuperación económica.
El hecho es que la guerra geopolítica
que ya está en marcha, y que empezó
desde la caída de la antigua URSS con la consecuencia del feroz neoliberalismo que
ha arrasado con los recursos naturales de los países pobres asiáticos,
africanos y latinoamericanos, se ha acentuado con la pandemia.
Es importante también mencionar que las
organizaciones no gubernamentales y todo tipo de asociaciones y organizaciones
sociales que aparentemente buscan ayudar a los más necesitados, han hecho de la
contribución y colaboración voluntaria todo un negocio más, en el que la
estrategia de mercadeo está a la altura de las grandes corporaciones.
Estos es, que cuando contribuyes con
dinero, en el fondo estás sosteniendo a todo un aparato administrativo en el
que se enriquecen los dueños o accionistas y poco o nada les llega a los más
necesitados. Es decir, se ha hecho de las donaciones un emporio económico como
cualquier otra multinacional.
Y es que la guerra geopolítica tiene que
ver con los factores no sólo económicos, también en el ámbito tecnológico,
cultural y social. Pues, el hecho de que las grandes compañías estén haciendo
donaciones, que las potencias económicas estén atentas a los problemas de las
naciones pobres, y de que instituciones como el Fondo Monetario Internacional o
el Banco Mundial estén haciendo previsiones económicas a cada país, debe
entenderse siempre como una deuda a pagar.
Y esa deuda tendrá que pagarse
no solo con dinero, sino con una subordinación frente a las grandes
corporaciones. Pero la preocupación no es tanto la situación de los países
pobres. Pues, es conocida la situación de subordinación y colonialismo de las
naciones pobres frente a las potencias económicas.
Lo que importará en adelante es obtener
una vacuna en tiempo récord con el fin de hacer un buen uso político de ella, y
por efecto, las ventajas geopolíticas que esto pueda tener. Tan sólo un ejemplo
se ha presentado en la obtención de las máscaras de protección, se han acusado
unos a otros de generar especulación con los precios y de tener ventajas
logísticas.