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POR QUÉ MÉXICO NO TIENE NI FISCALÍA GENERAL NI CORTE CONSTITUCIONAL


       Uno de los temas políticos más controversiales en los últimos meses ha sido la sistemática dilatación de parte del Congreso de la Unión para la creación de una Fiscalía General, ya que supone una mayor eficiencia en cuanto al funcionamiento del aparato judicial. No han valido presiones sociales y académicas exigiendo la creación de esta entidad investigativa, más bien, las excusas de los legisladores y del ejecutivo han obstaculizado el buen funcionamiento institucional para que se den las condiciones adecuadas para tal fin.

       Y en cuanto a la posibilidad, o mejor dicho, a una remota posibilidad, de crear una Corte Constitucional, que supone una efectiva interpretación y aplicación de la constitución política mexicana, ni siquiera se ha hecho mención oficial sobre el asunto, tan olvidada está la propuesta, que tan sólo es recordado por alguno que otro analista político, sin prever la sociedad de la importancia y trascendencia que significa el establecimiento de un tribunal constituyente.

       Aunque es cierto también, que los intereses políticos y económicos pueden influir, en última instancia, en las decisiones gubernamentales y del legislativo, no parece tener el mismo suficiente interés para la sociedad civil como lo tienen los grupos de presión. No parece muy necesario, pues, al fin y al cabo existe la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que es la máxima responsable de dictar las medidas últimas sobre la constitución. Basta con observar las dificultades y la desconfianza social hacia instituciones como la Procuraduría General, bastante lenta e inocua para hacer justicia, y la falta de equilibrio de poderes que debe tener las mismísima Suprema Corte.

       No han sido suficientes las reformas políticas o económicas para la protección de la población más vulnerable y para la defensa de los derechos humanos en lo que respecta a una mayor igualdad entre los diferentes actores sociales. Será suficiente un cambio de mentalidad, y ello se puede lograr mediante una Asamblea General Constituyente.

       Una constitución política que tiene 100 años de vigencia no puede amoldarse a las necesidades culturales de la actualidad, no es que sea incapaz, es que las múltiples reformas no han hecho sino mutilar la esencia misma de la constitución que se redactó para lo que fueron las necesidades de todo el siglo XX.

       El miedo al cambio constituye el primer y gran obstáculo, algunos, hasta se atreven a decir que sería algo así como abrir una caja de pandora, con la incertidumbre de lo que podría suceder en la república. Sin embargo, aquellos héroes y heroínas de la patria, a los que con tanto respeto se homenajea para destacar su valentía, fueron los que cambiaron la historia al promulgar la Carta Magna en 1917 con el fin único de defender los caros intereses de México, pudieron reservar sus miedos para otras ocasiones, pero fueron conscientes de una necesidad de cambio estructural.

       Tantos conflictos de todo tipo que ha tenido que enfrentar la sociedad mexicana, y cómo han podido salir triunfantes en cada uno de los problemas sociales, políticos y económicos, y así lo ha demostrado la gran historia de la nación. Lo anterior indica, que es posible llevar a cabo una empresa de dimensiones trascendentales para las nuevas generaciones.

        Y cuál es el miedo, si ya estamos acostumbrados a ello, y cuál el silencio, si aún se puede gritar y exigir, y cuál la falta de conocimiento, si existe sensibilidad política en la población. Cerrar los ojos, pensar en la fortaleza del pueblo mexicano, abrirlos, aceptar la realidad, y tomar el impulso con el esfuerzo necesario y suficiente para tomar determinaciones tan importantes que se exige para este siglo XXI.

       En conclusión, no se puede dilatar más la creación de una Fiscalía General y de una Corte Constitucional para que el Estado mexicano haga más eficiente el engranaje de una mejor aplicación de la justicia y de una defensa y promoción de los Derechos Humanos, en el que los ciudadanos comprendan y asimilen lo que realmente significa un Estado de Derecho.

Los norteamericanos: Una sociedad armada y esquizofrénica



Que a todos los norteamericanos se les dé por sufrir de depresión severa, lo primero que diría el vecino sería algo así como -¡mi novia me dejó! Me siento muy mal, esto no me había pasado antes-, entonces, abres el clóset y demora como 10 minutos tratando de escoger entre el fusil automático, el revólver calibre 45 largo con balas de fusil, una sub ametralladora, 50 cuchillos de todos los tipos, granadas y una que otra pistola para ver cómo “solucionar” su “difícil” situación emocional. Finalmente se decide por un pequeño revólver de bolsillo, empieza a llorar, escribe una carta de dos líneas diciéndole a su familia cuanto ama a su perro y luego se dispara.

La vecina, una joven promesa de la medicina, estudiante de una universidad súper prestigiosa, grita desesperadamente cuando se entera de la noticia de la muerte de su vecino, en medio de su llanto empieza a decirle a sus amigos lo triste que fueron escritas esas dos líneas y cómo y por qué ha quedado el perro tan sólo en esta vida. Sus amigos la rodean, y todos la siguen en su “amarga” tristeza. Llega la noche y aquella joven sigue muy “afectada” emocionalmente, ya se hace tarde y todos en casa duermen plácidamente, mientras tanto, la joven se dirige a la cocina, prepara una de esas bebidas que aprendió no se sabe nunca cuándo ni dónde y amanece botando babaza en el piso de la cocina. El primero que la ve es su padre, que destrozado le grita a todos en casa lo ocurrido.

Los colegas del padre que es médico le quieren ayudar a superar el dolor, lo invitan a una salida en el campo, todos están almorzando y es cuando llega el padre que aún sigue recordando el terrible momento en que vio a su hija tirada en el piso, tiene en cada brazo fusiles de última generación y empieza a disparar a diestra y siniestra, la brutal masacre deja 34 muertos y 100 heridos, 10 de ellos muy graves. Al padre despechado no lo alcanza a capturar la policía, pues se suicidó en la escena.

Todos los norteamericanos horrorizados por la masacre acuden masivamente a comprar armamento, unos para adquirir su primer revólver y otros para completar el arsenal que tienen en casa, todos, hombres y mujeres, pensando en su “derecho” de defenderse. Van ocurriendo una serie de sucesos que hacen que a todos se les dé por dispararle a todo el mundo y a suicidarse… entonces, al final de esta tragicomedia, no queda ningún norteamericano con vida… triste decirlo.