Estoy de acuerdo que en
Rusia, al igual que algunas naciones del Oriente Medio, la democracia es más
bien un eufemismo político, ya que en realidad
nunca ha existido, y como ejemplo cabe recordar la larga tradición histórica
de los zares en la madre Rusia.
Las transformaciones que se
iniciaron a principios del siglo XX, con la implantación de un parlamento de
parte de Nicolás II, a manera de gesto hacia su pueblo, y luego, con
otras transformaciones sociales, esta vez violentas, como la Revolución Rusa en
1917, y por último, después de la disolución de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS) el 25 de diciembre de 1991con la renuncia oficial
de Mijaíl Gorbachov, a pesar de todo ello, la democracia no ha sido parte de la
mentalidad del pueblo ruso.
Prueba de ello es la
dictadura, disfrazada de democracia, con el actual presidente de Rusia, Vladimir
Putin, que si bien, ha logrado mantener cierta estabilidad económica en el
país, ha faltado lo más importante para una sociedad, es a saber, la libertad
en términos sociales, políticos y culturales.
Aunque las represiones se
han traducido en asesinatos de líderes políticos y periodistas, y personas
consideradas enemigos del Estado, también se hecho exposición de la
brutalidad policial con los choques en las diferentes marchas populares que han
ocurrido en los últimos años. Además, a pesar de la evidente ola de corrupción en
su gobierno, esto no le ha impedido a Putin mantenerse en el poder, ¿y esto por
qué?
Los medios de
comunicación han sido fundamentales para
mostrar siempre la cara amable de Putin como elemento indispensable para el buen
funcionamiento del Estado, ¿y la primavera rusa?
Por momentos pareciera
que la población juvenil motivara a un cambio político, o que la sociedad
presionara a unas elecciones sin ningún tipo de parcialización o de
manipulación por parte del gobierno para así lograr un cambio, pero no, todo
indica que la primavera rusa demorará un poco más, pero tarde que temprano, esa
juventud rebelde cambiará su mentalidad y se hará sentir, y actuará para que
se haga realidad esa democracia que parece una ilusión.