LA OTRA CARA DEL CORONAVIRUS Nacionalismo, racismo y xenofobia


       La realidad política es más cruenta y terrible que la realidad social, y es que la mayor preocupación de los líderes mundiales no es el coronavirus, en ningún momento. Son las consecuencias económicas que trae este virus. Y las medidas de todo tipo de restricciones no son precisamente para proteger la vida, si no para minimizar los riesgos comerciales, todo ello, bajo el paradigma del salvaje, terrible, cruento e insensible modelo neoliberal.

       Los despidos de miles de trabajadores independientes, de prestadores de servicio y muchos otros miles más, es una consecuencia de la pandemia mundial, esto por supuesto, no detendrá el contagio de millones de personas, es imposible el virus, solo el mismo organismo de las personas lo puede lograr, los más capacitados sobrevivirán diría un evolucionista.

       Pero surge un interrogante, ¿será el coronavirus un terremoto contra el neoliberalismo? Por el momento Wall Street muestra síntomas de estabilidad, sin embargo, expertos en la materia aseguran que después de la convulsión de la pandemia se tomarán nuevas políticas, económicas y sociales.

       En este orden de ideas, es una señal fatal cuando Donald Trump tildó el coronavirus como de virus chino, esto causó indignación pero no lo suficiente como para cambiar el racismo implícito en esa declaración, mejor dicho, en ese estigma.

       Sin bien es cierto que el nacionalismo, acompañado del racismo y la xenofobia no es un asunto nuevo en la sociedad norteamericana, recuérdese por ejemplo el genocidio contra los indígenas nativos, es preocupante que resurja con fuerza cuando el siglo XXI supone una transformación de paradigma en relación con la convivencia de todas las culturas en el mundo.

       Ese resurgir es sólo comparable a las ideologías religiosas radicales que no toleran la diversidad de pensamiento. Y es que estos tres factores: nacionalismo, racismo y xenofobia está estrechamente ligado a las relaciones de poder, esto es, considerar al otro como inferior frente a cierta clase o estamento político y social.

       Lo triste es que el coronavirus se ha convertido en la justificación perfecta para que sectores ultraconservadores en varios países están construyendo sus discursos con el propósito de expulsar a inmigrantes asiáticos, pero que comprenden también sectores como los afrodescendientes o latinoamericanos.

       Por parte de los líderes políticos radicales, se entiende que sus acciones tienen como fondo intereses económicos y geopolíticos. Pero lo más preocupante, es que las personas que simpatizan con estas ideologías radicales lo hacen inmersos en la ignorancia, que es en el fondo más peligroso que cualquier otra razón o circunstancia.