Crónicas Vascas: Consecuencias de la guerra civil española. La salida vasca


      Uno de los capítulos más representativos en el escenario colombiano fue la presencia del primer lehendakari del País Vasco en Colombia en carácter de exiliado político a raíz de la guerra civil española, y, aunque su estadía fue corta, se le puede considerar como fundamental dentro de las relaciones colombo-vascas ya que la presencia de los vascos aumentó y con ello aumentó también aspectos en lo artístico, lo cultural y lo académico que fueron abriéndose camino en el país colombiano.

después de pasada la guerra civil, hubo muchos personajes que por causas políticas tuvieron que huir de España, y dado los factores que se presentaron en el momento como lo fue principalmente la Segunda Guerra Mundial, los países latinoamericanos se convirtieron en uno de los oasis de los perseguidos políticos, y es en este escenario cuando los vascos entraron a Colombia en carácter de exiliados, unos se erradicaron definitivamente en Colombia, mientras que otros partieron a otros países cercanos.

En general, los vascos rojos (como se les llamó) fueron bien recibidos a la llegada en Colombia, una nota de prensa revela una escena de este capítulo de los inmigrantes vascos: “Procedente de Guayaquil, llegaron Diego Martínez Barrios y José Miaja, quienes fueron recibidos por los rojos españoles, residentes en esta ciudad (se refiere a Medellín-Colombia). Mañana se les ofrecerá un banquete en el Alférez Real y seguirán el jueves para la capital (Bogotá)”[1]

 Fue entonces un suceso la llegada de estos inmigrantes al país colombiano. Se debe tener en cuenta que muchos sectores de la sociedad y de la clase política colombiana de inclinación conservadora eran recelosos de estos inmigrantes por su carácter de socialistas, además también porque para la segunda mitad del siglo XX los grupos guerrilleros emergentes en Colombia eran de ideologías traídas de la entonces Unión Soviética, y porque se tenía la idea de que el país era vulnerable a cualquier tipo de personajes que tuvieran ideas comunistas o socialistas.

La desconfianza era general dado que países como los Estados Unidos por asuntos de seguridad nacional mantenía alerta a las demás naciones aliadas (especialmente los países latinoamericanos) de cuidarse de elementos comunistas. No obstante, el gobierno colombiano supo mantenerse austero frente a esta situación.

 Llama la atención que en Antioquia a  pesar de su tradición conservadora y religiosa, un sector social recibió con beneplácito a los inmigrantes vascos: “Gran revuelo ha causado en los diversos círculos de esta ciudad (se refiere a Medellín, la capital antioqueña) la resolución del cabildo aprobada por la mayoría liberal, por medio de la cual se pide al gobierno nacional el rompimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con España. En la resolución de marras se saluda a los rojos españoles refugiados en Colombia, ‘como a los verdaderos depositarios de la hispanidad’ y se rechaza a los que arrebataron al comunismo la cultura, la civilización y la catolicidad de la Madre Patria”[2], y era precisamente revuelo que causaban, entre otras razones, porque no era frecuente la llegada de inmigrantes.

 Las dificultades de los vascos para radicarse en Colombia no fueron tan fáciles porque para el momento existían muchas simpatías hacia el general Franco de parte de un buen sector político, en este respecto, la autora María Eugenia Martínez Gorroño afirma que: “sin embargo la llegada de los españoles republicanos va a coincidir con presidentes liberales que pretenden modernizar el país y acometer impulsos para los cuales les resultaba muy beneficiosa la acogida de un grupo de profesionales de alta cualificación”[3], tuvo mas peso entonces las razones prácticas que las razones políticas lo que motivó al gobierno colombiano en recibir a los exiliados españoles a pesar de las críticas en algunos sectores políticos, y es cuando entran en escena los vascos en los diferentes campos de la sociedad colombiana.

 Dentro de los grupos vascos-navarros que llegaron a Colombia hacia mediados del siglo XX (especialmente como consecuencia de la guerra civil española) se encontraban “... además de los grupos familiares, cierto número de religiosos que llegaron a Colombia como consecuencia de su vinculación a la –causa vasca- (teniendo en cuenta las diferentes posturas que esto puede implicar); varios sacerdotes pasionistas, un jesuita y dos monjas del sagrado corazón.”[4]. Hay que advertir sin embargo, que dentro de los inmigrantes vascos, había vascos de tendencia tanto del lado republicano como de algunos nacionalistas, además, habían exiliados que por el sólo hecho de haber publicado algún tipo de escrito en euskera eran perseguidos[5] ha si no tuviese simpatía por ninguno de los bandos en conflicto, y por cuya razón, al verse perseguidos también vinieron a Colombia (aspecto importante ya que lograron arraigarse en la sociedad por medio de la difusión de sus conocimientos y fomento de la cultura y la academia).
Es importante resaltar el siguiente hecho: que fue gracias a los gobiernos liberales que tenían el poder en esos momentos en Colombia, y al hecho de que varios vascos habían llegado inclusive antes de finalizar la guerra civil española que la salida vasca de España fue posible ya que “varios miembros de este grupo (los vascos que habían venido con anterioridad)  fueron base y apoyo para que otros exiliados pudieran llegar al país con su garantía, como Francisco de Abrisqueta, que siendo desde el principio delegado en Colombia del Gobierno Autónomo Vasco, facilitó la entrada de varios de sus compatriotas.”[6]
      Las siguientes familias son las que se lograron recopilar como  exiliados en Colombia:

Familia Gómez-Basterra
Familia Barbero-Muñoz
Familia Amuchastegui-Eloizaga
Familia Perea-Sasiain
Familia Ezpeleta-Sasiain
Familia Echegaray-Barreneche
Familia Zulategui-Mejía
Familia Juan A. Irazusta
Familia de León Pantaleón
Familia de Jenaro Sáenz-Sáenz
Familia de José María de Oteiza
Familia de Ceferino González
Familia de José L. Lombana y Foncea
Familia de Iñaki Garay
Familia Orozco[7]

 Además de las familias vasca que se pueden encontrar como exiliados en Colombia, también hay personajes como el señor Abrisqueta entre otros que vinieron solos.
    
Sin embargo, y a pesar de que un buen número de los vascos-navarros llegaron por causa de la guerra civil española, más adelante, durante la segunda mitad del siglo XX siguieron llegando más vascos pero por diferentes motivos, ya fuese por razones económicas, culturales o religiosas. Un ejemplo claro de ello fue la llegada del señor Narciso Larrea López de Luzuriaga[8], que, por razones personales, decidió radicarse en Antioquia (Colombia) desde la década de 1980, y llegó a fundar el colegio Euskadi que aún funciona en la afueras de la ciudad de Medellín. También hubo otros personajes que por motivos personales decidieron establecerse en Colombia. Otros ejemplos de inmigrantes fueron empresarios vascos-navarros que se radicaron en Colombia como son Pedro Amuchastegui Mújica, o Andrés Perea Gallaga[9] entre otros que figuran como ganaderos, comerciantes, y otras profesiones.

Está el caso también de los hijos del señor Luis Miguel de Zulategui (que fue un gran compositor musical) como la señora Libe de Zulategui que se formaron en el campo de la pintura, y también los aportes que muchos otros han hecho a la cultura ya sea en el campo musical o artístico y en el campo académico.

Entre los personajes mas destacados de los que llegaron a Colombia se resalta en la persona de Francisco de Abrisqueta, ya que fue el delegado por muchos años del gobierno vasco ante Colombia, y en ese carácter jugó un importante papel político no sólo para efectos de ayudar a sus compatriotas en el exilio sino en sus diversas funciones sociales como por ejemplo cuando organizó en 1942 la llegada del presidente José Antonio Aguirre[10], acontecimiento importante porque motivaría más adelante a la creación de la casa vasca en Bogotá para fomentar el conocimiento de la cultura vasca y muchas otras labores de carácter cultural y político.

 Aunque la vida de la comunidad vasca en Colombia se hubo normalizado con el transcurrir del tiempo y habían logrado una estabilidad económica y se habían adaptado en la sociedad colombiana, muchos de los inmigrantes vascos habían quedado marcados por la perturbadora guerra civil española, el testimonio de un inmigrante vasco en sus últimos días de vida así lo muestra:

      “Desde 1939 soy desterrado. Dos años en Francia, tres meses en México, y desde 8 de marzo de 1942 en Bogotá. Mi vida se ha desarrollado fuera de la iglesia católica, no se puede decir que contra la iglesia. En religión he sido, desde que tengo uso de razón, independiente, laico, sin llegar al ateísmo.
Mi deseo es que llegado mi fallecimiento, se me entierre sin ninguna pompa, ninguna, en absoluto; es decir, envuelto en una sábana, en caja modesta. No se dará noticia de mi fallecimiento ni a amigos ni a otras personas hasta después de enterrado; a este acto irán solo mis hijos y nadie más.
Mi entierro será civil, sin participación de la iglesia ni rito alguno.
Una tumba modesta y nada más.
Mis bienes serán repartidos amistosamente entre mi esposa y e hijos.
Este reparto será con cariño, como se ha vivido siempre. La mitad para mi esposa y el resto por terceras e iguales partes entre los tres hijos. Ni por esta causa del reparto ni por ninguna otra, me agradará que mis hijos riñan o se separen. Si pudiera ordenar lo ordenaría. Deben seguir toda su vida unidos, como lo han estado hasta ahora. Un punto fijo para ellos será hacer la vida agradable a su madre.
Mi experiencia de la vida es triste.
No me voy con rencor ni me asusta la muerte.

Bogotá 23 de febrero de 1968

Paulino Gómez Sáis (abajo del documento aparece su firma)”[11]

En general, los inmigrantes vascos lograron establecerse con éxito en la sociedad colombiana y lograron sortear las difíciles situaciones que muchas veces enfrentaron.








FUENTES  BLIOGRÁFICAS


Berrío González, Pide rompimiento de las relaciones con España un grupito de la Montaña, en: El Siglo, No. 2599, 20 de abril de 1943, Bogotá


Folleto de presentación del colegio Euskadi de Colombia


Grajales, Los rojos españoles llegaron a Cali, en: El Siglo, No. 2660, 23 de junio de 1943, Colombia


Martínez Gordoño, María Eugenia, Vasco-Navarros en Colombia. Una aportación del exilio español consecuencia de la guerra civil de 1936-1939, ED.  Españoles en el mundo, No. 17, 1996, España







[1] Grajales, Los rojos españoles llegaron a Cali, en: El Siglo, No. 2660, 23 de junio de 1943, Pág. 01
[2] Berrío González, Pide rompimiento de las relaciones con España un grupito de la Montaña, en: El Siglo, No. 2599, 20 de abril de 1943, Bogotá, Pág. 05
[3] Martínez Gordoño, María Eugenia, Vasco-Navarros en Colombia. Una aportación del exilio español consecuencia de la guerra civil de 1936-1939, ED.  Españoles en el mundo, No. 17, España, 1996, Pág. 06
[4] Ibíd. Pág. 08
[5] Ibidem
[6] Ibidem
[7] Ibíd. Pág. 11
[8] Nota: Esta información fue tomada del folleto de presentación del colegio Euskadi de Colombia
[9] Op. Martínez Gordoño, María Eugenia, Pág. 13
[10] Ibíd. Pág. 16
[11] Ibíd. Pág. 19

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