HEROÍNAS ANÓNIMAS EN LA INDEPENDENCIA DE COLOMBIA

LAS MUJERES: anónimas en la historia latinoamericana
(Introducción)

       Las mujeres participaron activamente antes, durante y después del proceso de Independencia de Colombia. Aunque existen muchos escritos sobre heroínas que fueron protagonistas durante el desarrollo histórico de la Independencia a partir de 1810, hay un ejército de mujeres que igualmente cumplieron una serie de papeles que significó en última instancia la Independencia definitiva.

       ¿Quiénes fueron esas mujeres? ¿Por qué fueron próceras de la Independencia? ¿Qué papel desempeñaron? ¿Cuáles fueron los mitos, símbolos e imaginarios de la Mujer independentista que se creó con motivo de las revoluciones? ¿Qué pensaban y cuál era su propósito al apoyar la causa independentista? ¿Cuál era la mentalidad de las mujeres a principios del siglo XIX? ¿Qué actitud tenían las mujeres frente al desarrollo militar, político, económico y cultural que estaba transformando a la sociedad de la naciente república?

       En primer lugar, ese ejército de mujeres, las próceras de la Independencia, están identificadas en los registros históricos. Las hay desde la más humilde pasando por las poderosas, todas ellas cumplieron con objetivos específicos desde las tomas de decisiones políticas hasta las acciones militares que tuvieron lugar a lo largo y ancho de la nación. Las hay desde muy jóvenes pasando por los grupos étnicos, o aquellas que se convirtieron en el motor que impulsaron los ánimos de las poblaciones en la que cada una fue lideresa.

       Calificativos alusivos a la valentía de las mujeres, a sus determinaciones, sus audacias, a veces simplemente se trataba de un cometido, esto es, cuando personajes como Simón Bolívar o alguno que otro testigo que dejaron plasmados algunos de los hechos destacados de las mujeres de la época lo hicieron más por las impresiones que dejaban las mujeres por sus acciones que por la preocupación de escribir sobre el complejo papel de la mujer en todos los ámbitos sociales, políticos, económicos y culturales.

       Las heroínas anónimas de la Independencia en Colombia son el reflejo de las mujeres  durante los demás procesos independentistas. Factores como el comercio y los procesos sociales permitieron generar identidad en las mujeres latinoamericanas. La Independencia de Colombia significó la Independencia de otras naciones, significó participar en los mismos procesos políticos que se desarrolló en el resto del continente y ello a su vez, significó un protagonismo de la Mujer en toda América Latina.

       Muchas mujeres extranjeras, aquellas que no pertenecieron al virreinato neogranadino o que no eran criollas participaron también en el proceso de Independencia, fueron igualmente protagonistas. Sufrieron los rigores de las batallas, de las estigmatizaciones, de las persecuciones, además cumplieron con objetivos sociales, políticos, económicos y culturales que consolidaron la causa independentista.

La Mujer: protagonista

 “Una jaula perpetua debiera ser su abrigo si no estuviera condenada a muerte, porque no hay duda que ha perdido el juicio, y es una loca furiosa”.[1]
     Muchos hombres despertaron con la idea de Independencia pero las mujeres nunca dejaron de sorprender cuando de enfrentar situaciones adversas se trataba, y ante la determinación de ellas lo más -recomendable- era no tratar de provocarla.

       Los calificativos para estigmatizar o descalificar como el que se ha perdido el juicio o que se ha vuelta loca lo que hacía era alimentar ese monstruo que los hombres “veían” que había dentro de las mujeres y por lo tanto se debía mantener mucho cuidado con ellas.

       Cuando una mujer no obedecía las órdenes no de sus superiores sino de sus enemigos hacía inútiles[2]los castigos que le aplicaban. Lo mismo sucedía con las mujeres en las cárceles[3], éstas soportaron todo tipo de vejámenes, muchas de ellas fueron fusiladas o  desterradas, de muchas otras maneras mostraron las mujeres lealtad a sus ideales.

 “Ve a morir con los hombres, nosotras las mujeres marcharemos adelante: presentaremos nuestros pechos al cañón y que la metralla descargue sobre nosotras, y los hombres nos sigan y a quienes hemos salvado de la primera descarga, pasen sobre nuestros cadáveres, se apoderen de la artillería y liberen la patria” [4]
       Las leyendas de las mujeres generadas durante la época de la Independencia hacen parte de la historia, de los procesos sociales, políticos, económicos y culturales y ello también representa una forma de pensar, un paradigma. Y es esta frase que destaca su protagonismo, es ese grito que le da una madre a su hijo que permite distinguir el discurso de la Mujer en los procesos históricos, se puede plantear entonces, que al mismo tiempo esta mamá se está dirigiendo a toda su generación, esto es, se transformaría en un grito de guerra.

       ¿Y qué será, señora, su ofrenda tan espontánea y tan oportuna? Le pregunta un oficial patriota a una mujer también patriota y ésta le contesta -Son cinco de mis hijos – (esto es para 
que hagan parte del ejército libertador)  (…)”[5] son éstos elementos que implican responsabilidad, desprendimiento y una serie de implicaciones que sólo se podría entender comprendiendo la fuerza de la mujer para el pensamiento de la época.

       La autoridad y el poder[6] de la mujer en la familia frente a los estamentos de la sociedad como el religioso o comercial mantuvieron y aumentaron el heroísmo frente algunos hechos epopéyicos como lo fueron los fusilamientos durante la denominada época del terror en el marco de la reconquista de las tropas realistas.

A continuación, una anécdota legendaria que muestra la fuerza de la mujer independentista:

       “Manuela Beltrán había prendido el fervor en el Socorro, el 16 de marzo; pero fue la Negra Magdalena quien, el 30 del mismo mes y en la misma ciudad, puso a los hombres en pie de guerra. Era el viernes  día de mercado. A la una de la tarde la plaza de Chiquinquirá se llenó de gente, aunque nadie le paraba bola al mercado. Al dar la una sonaron las campanas en la iglesia y alguien echó un volador, señal convenida para una reunión masiva en la Plaza Mayor. Se gritaba mucho y se hacía poco. A las tres de la tarde los ánimos comenzaban a pagarse. De pronto una mulata, mayor de treinta y cinco, conocida por todos como la Negra Magdalena, se paró en frente de la puerta de la administración  del tabaco y preguntó con voz estruendosa: ‘¿Hay quién defienda las armas del rey?’. La audacia de la pregunta tomó desprevenidos a los manifestantes. Hubo unos segundos de silencio y alguien al fin gritó: ‘¡Noooo!’ y detrás de esa voz otras miles repitieron un ‘¡Noooo!’ clamoroso. La Negra Magdalena les tenía a los tumultuarios una segunda pregunta: ‘¿Hay alguien que se ponga a la defensa de la renta del tabaco?’. El ‘¡Nooo!’’ esta vez fue coreado de inmediato. La Negra Magdalena formuló su tercera pregunta: ‘¿Hay quién defienda este estanco?’. Se reiteró el ‘Noooo’ unánime. Alguno apuntó: ‘¡Ay de quién defienda este estanco!’. La Negra Magdalena no tenía más preguntas, tomó una piedra de grueso calibre y con puntería infalible la reventó sobre las armas reales colocadas en el lindel de la tercena del estanco. Los vecinos rompieron el miedo que les imponían aquellos escudos, símbolo del poder de una autoridad lejana y despótica.” [7]

       Respecto a la anécdota anterior, hay que tener en cuenta, que la enseñanza de las niñas criollas se efectuaba en los conventos de monjas y en los colegios –internados- que para ellas se habían establecido. El proyecto educativo era el mismo que el presentado en los colegios de la Nueva España; formación integral de la mujer como cristiana y preparándola a la vez para –regir la casa- y actuar en esa sociedad de la que formaban parte y que se define entonces como la –buena política-[8]. Lo cual les abría el camino para realizar sus vidas en el convento o el hogar mediante el matrimonio cristiano unígamo e indisoluble.

       El ideal era la obediencia de parte de la mujer y obtener el grado de conocimientos suficientes para ser una especie de buena mujer,  esto también aplicaba a las mujeres indígenas, en resumen, las mujeres eran educadas para prestar un buen servicio a la casa y a la comunidad. Sin embargo, las revoluciones de Independencia revelaron la capacidad real de las mujeres en todos los ámbitos sociales.

       Dentro de las mujeres protagonistas en el proceso de Independencia de Colombia se encuentran: Madame Julienne[9] fue quien en Jamaica le sirvió de refugio a Simón Bolívar. Andrea Ricaurte de Lozano, esposa de don Judas Tadeo Lozano, casa que era como el cuartel general, el centro bogotano de la conspiración contra los realistas[10].
       Hubo mujeres como Antonia Santos que desesperada por los atropellos, vejámenes y humillaciones que pasaban sobre los patriotas, reflexionaron sobre estas situaciones y muchas veces les produjo un sentimiento de justa reivindicación[11] que reclamaba ya el fin de tantas tristezas y dolores, resolvió organizar y costear con su peculio la célebre guerrilla de Comoro, cuyo centro de actividades fue principalmente su casa de El Hatillo.
       Heroína recordada (casi olvidada) es Rita Duque de Montoya[12], antioqueña. A la caída dela República (alrededor de 1816), tuvo rasgos sobresalientes de generosidad al dar libertad a muchos patriotas recluidos  en las cárceles. Este tipo de hechos son heroicas en tanto se trataba de una época de guerra, de terror y de intimidación y cualquier acción podría significar la muerte.
       Otra prócera fue la esclava Josefa Conde[13], quien trabajó conjuntamente con Josefa Castro (su ama) en  recolección de armas, de hombres y de caballos para la guerra. Por tal motivo, fue sacrificada con su esclava el 13 de septiembre de 1817.
       Significativos hechos llevaron a cabo una serie de heroínas como Ana María Martínez de Nisser, de Sonsón, quien “(…) se hace célebre como heroica combatiente en Salamina, el 4 de mayo de 1841, y muere el 18 de noviembre de 1872”[14].  Está Leonor Guerra, “Heroína-mártir natural de Cartagena, azotada públicamente por defender a los patriotas, murió a consecuencia del castigo” [15]
       Se encuentra también Eugenia Arrazola quien fue “Heroína-mártir natural de Turbaco, fusilada por Morillo en la hacienda de ‘Torrecilla’, situada a una distancia media entre Cartagena y aquella ciudad. Su ejecución tuvo lugar el 30 de agosto de 1815 por habérsele comprobado que servía de enlace para la transmisión de las noticias a sus compatriotas sitiados en Cartagena”[16].
       Y Estefanía  Parra quien fue “patriota de cuna humilde pero de un íntimo interés por su patria amada. Fue uno de los elementos claves en la batalla de Boyacá, porque fue ella quien colaboró  oportunísimamente con Santander en el problema crucial del paso del Río Boyacá (…)”[17]
    
Epílogo:

       Las mujeres en la historia de la Independencia de Colombia debe ser escrita como una reivindicación histórica frente al androcentrismo, debe asumirse el protagonismo de la Mujer en todos los campos sociales, desde su rol en las batallas como las que ayudaron, entre otras cosas, en asuntos tan elementales como bordar[18] significaron factores claves en el triunfo y consolidación de la Independencia de la nación.

       En las diferentes celebraciones se debe escribir y recordar muy especialmente a las mujeres anónimas. En este orden de ideas, cabe recordar para los bicentenarios algunas heroínas como:
Gabriela Barriga, mujer de Villavicencio[19] (desterrada a Anolaima), Bárbara Forero, es  compañera de la Matilde que se presentó en público para arengar; se preciaba de tener  escuela pública abierta en su casa para enseñar a sus compatriotas bellos modales. Es  natural de Zipaquirá y ha sido desterrada a Sesca.

Heroínas anónimas desterradas fueron:

       La mujer de Fruto Gutiérrez[20], también está la familia de Girardot. Hay que recordar que muchas de las mujeres fueron encarceladas o desterradas por causa de las revoluciones independentistas, como Carlota Armero, quien fue fusilada por el oficial español Santacruz, en su ciudad natal, el 28 de mayo de 1816[21].


       Existen también leyendas de heroínas, formadas eventualmente por lo que se podría llamar en –gritos de guerra-, por ejemplo, en los diferentes gritos como el de “¡Viva Santa Fe y mueran los chapetones!”[22]O el de “Nosotras las mujeres (…) marchemos delante (…)”[23]muestran el dinamismo, mostraban el dramatismo y la pasión que suscitó entre los habitantes de cada provincia, el hecho es que esa misma efervescencia política se  concentraría en la provincia de Santafé.

       La valentía de la mujer siempre está encerrada por una áurea, en el sentido de que para la época (1810-1816), una mujer rebelde era considerada potencialmente peligrosa. Y esto lo aumentó el fusilamiento de muchas mujeres que convirtieron esos momentos en leyendas heroicas. El siguiente caso es un ejemplo de ello:
“Las mujeres daban ejemplo a los soldados; un valiente patriota que avanzaba con espada en mano, le pidió a una mujer que se apartase para ocupar el lugar; ésta se injuria y le dice: ‘¿La piedra que yo lance no hará tanto efecto como sus golpes?’ y se mantuvo firme en el puesto”[24]

       Cabe recordar que no sólo los notables sino hasta el mismo Simón Bolívar consideraban como ineptos e incapaces a la población en general, ya fueran los supuestos ideales liberales o conservadores, ésta excusa sirvió no sólo para las “(…) mujeres (…) ni en los menores de veinticinco años (…)”[25]sino para iniciar una larga historia de limitaciones y privaciones políticas en todo el territorio de la futura república.

       “Cumplido el suceso de la toma del convento y rendición de la tropa española, en la cual según afirmación del padre Afanador, testigo presencial de los acontecimientos, tomaron parte activa muchas mujeres del poblado, que refiere las vio subidas junto con sus hombres en los caballetes de los tejados disparando con cañones hechos de guadua liada con bejucos, y muchas en la plazuela arrojando piedras de bastante peso contra los soldados españoles (…)”[26]


Conclusión:

       La Mujer no solo contribuyó con la causa independentista, sino que también fue motor, desarrollo y consolidación inherente de la Independencia de Colombia y de las naciones latinoamericanas. Al participar de los procesos independentistas en factores como la logística, en recursos, en apoyo moral se puede resumir el papel de las mujeres en la independencia y de muchas heroínas anónimas.

      



FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS

Caballero, José María, Diario de la patria boba, incunables, Bogotá, 1986, Pág. 69.
Rodríguez Plata, Horacio, La antigua provincia del Socorro y la Independencia, publicaciones editoriales, Bogotá, 1963.

Coy Montaña, Alberto (director), Sogamoso 450 años, Talleres Gráficos, Tunja, S. F.

Gómez Gómez, Amanda, Mujeres heroínas en Colombia y hechos guerreros, primera edición, Interpres, Medellín, 1978.

Gutiérrez Isaza, Elvia, Historia heroica  de las mujeres próceres de Colombia, Imprenta municipal, Medellín.

Hilario López, José, “Fusilamiento de Policarpa Salavarrieta”, en: Melo, Jorge Orlando (compilador), Reportaje de la historia de Colombia, Vol. 1, planeta, Bogotá, 1989.

Muriel, Josefina, Las mujeres de Hispanoamérica, colecciones Mapfre, España, 1992.

Sánchez Durango, Amelia, Las mujeres: Una historia de las mentalidades. El occidente antioqueño 1717-1820, IDEA, Medellín, 2001.

Santos Molano, Enrique, Mujeres libertadoras. Las Policarpas de la Independencia, Planeta, Bogotá, 2010.

Ortega Ricaurte, Daniel, Álbum del Quicentenario, Academia Colombiana de Historia, Bogotá, S. F.

Ortega, José, “Señoras patriotas”, en: Boletín de historia y antigüedades, No. 119-120, Aguila negra editorial, septiembre-octubre de 1916, Bogotá, Pág. 733.

Rodríguez Gómez, Juan Camilo, “La Independencia del Socorro en la génesis de la emancipación colombiana”, en: Credencial Historia, No. 242, printer colombiana S. A., Bogotá, febrero de 2010, Pág. 07.
Restrepo, Ernesto et all, “Centenario de Mariquita”, en: Boletin de historia y antigüedades, No. 110, Academia Nacional de Historia, junio de 1915, Bogotá, Pág. 65.







[1]Nota: Sobre las contestaciones rebeldes y resueltas de la Pola (Policarpa Salavarrieta) en la cárcel. Tomado de:  Hilario López, José, “Fusilamiento de Policarpa Salavarrieta”, en: Melo, Jorge Orlando (compilador), Reportaje de la historia de Colombia, Vol. 1, planeta, Bogotá, 1989, pág. 337
[2]Gómez Gómez, Amanda, Mujeres heroínas en Colombia y hechos guerreros, primera edición, Interpres, Medellín, 1978,  pág. 317
[3]Gutiérrez Isaza, Elvia, Historia heroica  de las mujeres próceres de Colombia, Imprenta municipal, Medellín, pág. 160
[4]Nota: es una mamá que se dirige a su hijo según la leyenda, tomado de Gómez Gómez, Amanda, Mujeres heroínas en Colombia y hechos guerreros, primera edición, Interpres, Medellín, 1978
[5]Gómez Gómez, Amanda, Mujeres heroínas en Colombia y hechos guerreros, primera edición, Interpres, Medellín, 1978, pág. 41
[6]Sánchez Durango, Amelia, Las mujeres: Una historia de las mentalidades. El occidente antioqueño 1717-1820, IDEA, Medellín, 2001, pág. 55
[7]Santos Molano, Enrique, Mujeres libertadoras. Las Policarpas de la Independencia, Planeta, Bogotá, 2010, pág. 25
[8]Muriel, Josefina, Las mujeres de Hispanoamérica, colecciones Mapfre, España, 1992, pág. 243
[9]Coy Montaña, Alberto (director), Sogamoso 450 años, Talleres Gráficos, Tunja, S. F., pág. 7
[10]Ortega Ricaurte, Daniel, Álbum del Quicentenario, Academia Colombiana de Historia, Bogotá, S. F., pág. 169
[11]Ortega Ricaurte, Daniel, Álbum del Quicentenario, Academia Colombiana de Historia, Bogotá, S. F.,pág. 171
[12]Gómez Gómez, Amanda, Mujeres heroínas en Colombia y hechos guerreros, primera edición, Interpres, Medellín, 1978, pág. 54
[13]Gómez Gómez, Amanda, Mujeres heroínas en Colombia y hechos guerreros, primera edición, Interpres, Medellín, 1978, pág. 318
[14]Gómez Gómez, Amanda, Mujeres heroínas en Colombia y hechos guerreros, primera edición, Interpres, Medellín, 1978, pág. 55
[15]Gómez Gómez, Amanda, Mujeres heroínas en Colombia y hechos guerreros, primera edición, Interpres, Medellín, 1978, pág. 152
[16]Gómez Gómez, Amanda, Mujeres heroínas en Colombia y hechos guerreros, primera edición, Interpres, Medellín, 1978, pág. 153
[17]Gómez Gómez, Amanda, Mujeres heroínas en Colombia y hechos guerreros, primera edición, Interpres, Medellín, 1978, pág. 180
[18] Rodríguez Gómez, Juan Camilo, “La Independencia del Socorro en la génesis de la emancipación colombiana”, en: Credencial Historia, No. 242, printer colombiana S. A., Bogotá, febrero de 2010, Pág. 07.
[19] Ortega, José, “Señoras patriotas”, en: Boletín de historia y antigüedades, No. 119-120, Aguila negra editorial, septiembre-octubre de 1916, Bogotá, Pág. 733.
[20] Ortega, José, “Señoras patriotas”, en: Boletín de historia y antigüedades, No. 119-120, Aguila negra editorial, septiembre-octubre de 1916, Bogotá, Pág. 735.
[21] Restrepo, Ernesto et all, “Centenario de Mariquita”, en: Boletin de historia y antigüedades, No. 110, Academia Nacional de Historia, junio de 1915, Bogotá, Pág. 65.
[22] Op. Cit., Caballero, José María, Diario de la patria boba, p. 92.
[23]Op. Cit.,  Liévano Aguirre, Indalecio, Los grandes conflictos sociales y económicos de nuestra historia, p. 153.
[24] Caballero, José María, Diario de la patria boba, incunables, Bogotá, 1986, Pág. 69.
[25] Ibíd., p. 207.
[26] Rodríguez Plata, Horacio, La antigua provincia del Socorro y la Independencia, publicaciones editoriales, Bogotá, 1963, Pág. 32.

ASÍ SERÁ LA GUERRA EN COLOMBIA DESPUÉS DE HABER SIDO RECHAZADO EL ACUERDO DE PAZ

  Como era impensable prever que la opción del no ganara el plebiscito como evidentemente ocurrió, básicamente no hay ningún plan b como lo diría un funcionario del gobierno. En otras palabras, llana y sencillamente no hay posibilidad alguna de dar marcha atrás sobre el acuerdo, en términos políticos, cuatro años de negociaciones quedaron anulados con la votación del 02 de octubre, y como todo el mundo se hace la pregunta del millón… ¿y ahora qué pasará?

       Es claro, y eso lo recuerdan permanentemente los miembros de las FARC, que ellos nunca aceptarán una cárcel y ninguna especie de sometimiento ni tampoco que sean inhabilitados políticamente. Es claro también, y eso lo recuerdan permanentemente los líderes del uribismo, que dentro de sus exigencias para acercarse al proceso de paz, está el hecho de que se debe modificar algunos puntos de los acuerdos, entre ellos, un sometimiento a la justicia ordinaria, esto es, se exige cárcel para los miembros del secretariado de las FARC e inhabilidad política. Y por último, es claro que el gobierno nacional no puede hacer nada al respecto para modificar los acuerdos, porque, como dicen las parejas de novios, para dialogar y acordar algo se necesitan de dos interlocutores, esto es, que las FARC serían las que decidan, en última instancia, que  modifiquen los acuerdos, y ello, por el momento, nunca sucederá.

       Bajo este escenario la lógica dialéctica (y lógica política) es la siguiente: El gobierno nacional, encabezado por el presidente Santos, lo que está haciendo, es darle largas a un proceso muerto, es decir, se dedicará a atender a la oposición para luego salir a decirle a la opinión pública que se evaluarán las alternativas, etc, etc, sabiendo bien que ya nada se puede hacer, se tratará de una especie de muerte lenta. Las FARC saben que queda poco tiempo para el vencimiento del plazo, aunque el ministro de defensa calme los ánimos diciendo que podría ser prorrogable el plazo del cese bilateral.

       Observando los delegados de las FARC que ya no queda nada que hacer, que cualquier intento de conversaciones significaría perder tiempo, pues, al contrario de la situación que se presentaba antes de la firma final, en este caso, ya todo está acordado. Lo que harán entonces, será retirarse de la mesa en la Habana a pocos días de finalizarse el mes de octubre. Es posible que Santos conceda prórroga del cese al fuego, pero el desgaste de cuatro años de diálogos y la decepción del plebiscito no harán sino motivar a que las FARC se internen en sus campamentos y decidan entonces retomar la dinámica de la guerra.

       De la misma manera que el movimiento político Centro Democrático  ha buscado siempre culpables para acusar de cualquier cosa a cualquier organización o persona, esto, en cabeza del expresidente Uribe, que ha tenido antecedentes de acusar de terroristas a cualquiera que lo contradiga. De esa misma manera, las FARC buscarán culpables de la catástrofe política que sufrieron, esto es, que odiarán, y esta vez con más fuerzas, a todo lo que se llame Centro democrático, dicho movimiento será señalado como objetivo de guerra, y el primero en la lista será por supuesto el expresidente Uribe.

       En algún momento Santos alertó sobre la posibilidad de que la guerra se trasladaría a las ciudades, y esto es posible, ya las FARC han cometido sendos actos terroristas en ciudades como Cali, Medellín o Bogotá. Ahora, las dificultades de un enfrentamiento armado en las calles de las principales ciudades es una opción poco probable, a no ser que decidan tomar control de algunos territorios periféricos.

       Pero históricamente los hechos de guerra en Colombia en las ciudades se ha traducido en atentados terroristas por medio de carro bombas y atentados sicariales. Entonces, no estaría lejos de la realidad considerar la repetición de estos hechos como retaliaciones de las FARC, algo que se supone no debería suceder cuando entrara en vigor el acuerdo. Un atentado de bomba contra una sede del Centro Democrático o contra uno de sus líderes podría desestabilizar el orden público a tal grado que el resurgimiento de grupos paramilitares estaría a la vuelta de la esquina, repitiéndose la espantosa historia de guerra civil que se vivió en Colombia durante las décadas de 1980 y 1990.


       

LA DESAPARICIÓN DE LOS PARADIGMAS COMUNISMO Y CAPITALISMO

 El comunismo y el capitalismo como conceptos e ideologías sirvieron como paradigma geopolítico durante el siglo XX. Tales conceptos influyeron notoriamente en la evolución del pensamiento político, económico, social y cultural, hasta el punto de transformar ciertas costumbres tanto occidentales como orientales, pero, ¿Cuál será el paradigma referente para el siglo XXI?

       Es totalmente anacrónico considerar el comunismo y el capitalismo como doctrinas ideológicas, pues, ello se sale de las nuevas realidades, e insistir en esto, pasaría a convertirse en un fundamentalista más de los tanto seguidores religiosos ultra ortodoxos que llenan el mundo de odios y rencores, destruyendo, en gran medida, la creatividad, el desarrollo del pensamiento y tantas cosas que en el fondo lo que hace es generar crisis económicas e institucionales.

       Comunismo como ideología anacrónica, porque los referentes políticos y académicos como lo era la URSS y los escritos de Marx en su momento han sido destruidos y pasados a la historia como una especie de mito, simplemente la URSS no existe como entidad política y los pensamientos marxistas no tienen fundamentos para sustentar sus teorías económicas, simplemente ha sido reemplazado por nuevos paradigmas.

       Respecto al capitalismo, es anacrónico en cuanto a su concepción industrial. Fue el gran derrotero durante el siglo XX y enfrentó a otras ideologías, traducidas en el liberalismo político y económico. Insistir también en ello es insensato y tiende también al fundamentalismo ideológico. Los grandes países desarrollados que tanto se jactaban del capitalismo como Inglaterra, E.E.U.U., Japón, entre muchos otros, han transformado sus sistemas y doctrinas económicos de acuerdo a las realidades cambiantes, ya que las tecnologías de la información, la aparición de nuevas tendencias de consumo, además, de nuevas relaciones sociales que no tienen nada que ver con las concepciones del pasado, han hecho del capitalismo un mito más en las sociedades.



       Es necesario cambiar de paradigma, aspectos como el mercado han hecho que surjan nuevos elementos políticos que a su vez han ido transformando el pensamiento, ¿cuáles son esos nuevos conceptos? Quizás, hablar de posmodernidad contribuya en algo, pero es el desarrollo mismo de las sociedades que cambian las concepciones de las realidades, pero es necesario reflexionar en ello, y no caer en la ambigüedad y anacronismo de comunismo y capitalismo.

El día que muera Álvaro Uribe Vélez


       Muy seguramente el gobierno de turno decretará tres días de duelo, con la inminente protesta de un sector de la sociedad que considerará un irrespeto hacia el gran líder que ha tenido Colombia en toda su historia por tan pocos días de duelo, y eso seguramente, por el resentimiento irracional de la dirigencia del país que nunca supo valorar las ideas del gran Uribe.

       Cuando su féretro pase lentamente por las avenidas de Bogotá, habrá multitudes que lamentarán y lo llorarán, batiendo un nuevo récord, ya que será más frenéticamente ovacionado que el mismísimo Kim Il-Sung. Serán expuestas gigantísimas pancartas con su rostro en diferentes versiones: sonriente entre las multitudes, con los brazos extendidos en pleno discurso, o con un bebé en brazos dándole un besito en la frente, de las mil maneras del gran Uribe dirigiéndose al pueblo.

       Un grupo de verdaderos intelectuales se propondrán escribir hasta completar una enciclopedia con más volúmenes que el diccionario Espasa-Calpe, que titulará URIBE: El hombre y la leyenda. Una que otra universidad programará conferencias y cátedras única y exclusivamente para hablar de sus grandes ideales, se conformarán grupos de investigación para analizar a profundidad sus pensamientos políticos, sociales, económicos y culturales.

       Grandes líderes mundiales como George W. Bush (padre e hijo) y Donald Trump, además de personalidades como el ex procurador Alejandro Ordoñez, entre otros, emitirán extensos mensajes en el que recordarán al gran líder de Colombia, ya que nunca volverá a nacer en el mundo alguien como él.

       Y de repente, en un arrebato por el dolor de patria, un grupo de jóvenes entusiastas, intentarán pintar el rostro de Uribe en los muros del capitolio y del palacio de Nariño, pero no serán detenidos, ya que fue un acto de valentía de parte de unos patriotas de querer perpetuar la memoria de un grande.

       Luego, después de pasados los días y los años, llegará otro presidente, que con los mismas manipulaciones de masas y mentes, creará un imaginario aún más fuerte, hasta crear efectos en el pueblo que le harán grandes monumentos en vida, celebrarán obras teatrales con títulos que llevarán su nombre y las multitudes repetirán nuevamente, esta vez con mayor fanatismo, la estupidez que tanto le había costado al país salir de ella.
              


CRÓNICAS VASCAS: COLOMBIA FRENTE A LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA


 Dado que lo importante de esta serie de investigaciones titulado –crónicas vascas- es resaltar las acciones sociales vascas en Colombia durante la segunda mitad del siglo XX, es importante retomar de manera breve los eventos sociales y políticos que antecedieron hacia la mitad del siglo XX como una manera de entender y comprender la actitud de Colombia frente a los inmigrantes vascos y cómo algunos sectores colombianos reaccionaron frente a los hechos vascos en el que la guerra civil española fue tomada como punto referente, y luego, en este escenario, se desarrollaría la dinámica de los colombianos con los vascos que decidieron radicarse en Colombia.

            “Triunfe quien triunfe, es la democracia española la vencida”[1], fue la conclusión a la que llegaron  algunos intelectuales colombianos en vísperas de la guerra civil española.

      Hacia la década de 1930 había grandes divisiones políticas en Colombia, de ésta misma manera, había quienes estaban a favor de un bando o de otro del escenario de la guerra civil española, sin embargo, oficialmente, el gobierno colombiano nunca tuvo un pronunciamiento formal frente a una posición política durante dicha guerra civil. Se debe tener en cuenta lo siguiente, que en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, Colombia asumió un papel de aliado de los Estados Unidos sin declararles nunca la guerra a los países entonces llamados del eje como sucedió con países latinoamericanos como Brasil.

      Poco antes de la guerra civil española sucedieron varios hechos que previeron cambios en las relaciones políticas colombo-españolas, dentro de los hechos más destacados está el hostigamiento que los izquierdistas le hicieron al consulado colombiano en Madrid[2] que más adelante sucedería algo terrible, durante el furor de la guerra llegarían a fusilar a varios colombianos en ese consulado, y en el cual también repercutiría en hostigamientos contra otras sedes de Colombia como sucedió en Bilbao.

      El levantamiento de los nacionalistas produjo una reacción casi inmediata contra el gobierno la cual fue criticada por la cámara de representantes de Colombia[3] mostrando de esta manera su simpatía por el gobierno del presidente Manuel Azaña, no sólo de parte del congreso sino también de parte del gobierno colombiano.

      Empezada la guerra civil española, los liberales se sintieron como una especie de
afectados indirectos – por las acciones que los nacionalistas ejecutaron contra los republicanos, dado que se decía por ejemplo que: “Los periodistas oficiales no se explican la repercusión nerviosa del movimiento restaurador español sobre la piel de nuestro partido”[4], al hacer alusión a nuestro partido, es en relación al partido liberal que también se identifica con el color rojo. En general, el sector liberal criticó el proceder de los republicanos como tratando de justificar la guerra civil en la que estaba  sometida España, en otra declaración al respecto a las críticas, se llegó a la conclusión de que “Colombia recibe de España la más tremenda lección espiritual y política”[5]. A pesar de que algunos sectores políticos colombianos reflexionaron sobre la situación social y política que se vivió en España para ese momento, las políticas gubernamentales, o mejor dicho, los gobiernos colombianos demostraron ser incapaces de resolver los conflictos internos, pues fue previsible también para los colombianos que la situación política se iba profundizando cada vez más.

      “España es hoy el más fornido ejemplo para todos los pueblos que aspiran a extraviar su destino en la historia de las doctrinas rojas. Si la movilización restauradora de las derechas peninsulares fatiga el sistema nervioso del liberalismo colombiano, para nosotros debe ser el más fuerte tónico de reintegración anímica”[6]. En otras palabras, se veía, desde la perspectiva de Colombia (especialmente los del partido conservador), que el comunismo fue reinante en España, por ello las críticas al gobierno liberal colombiano para ese momento, porque muchos conservadores suponían que las políticas gubernamentales no eran del liberalismo sino del comunismo, se debe tener claro que el liberalismo nunca fue comunista. Sin embargo, fue el sector liberal el que veía con cierto apoyo moral al gobierno republicano y reflexionó de lo que estaba sucediendo al respecto en España, y por ello también es que gracias a esos sectores liberales es que en Colombia se recibieron inmigrantes españoles que huyeron de la guerra civil, entre ellos también a los vascos.

      Los sectores conservadores más ortodoxos percibían a los españoles republicanos (en términos generales)  como algo peligroso dado que lo relacionaban en Colombia estrechamente  con el comunismo y la Unión Soviética[7], esto es, que países como Colombia deberían estar –atentos- a la amenaza comunista que estaba empezando a florecer –peligrosamente- en algunas zonas del país, todo ello, entre otras razones porque los ciudadanos colombianos muertos en Barcelona (según las noticias llegadas) habían sido asesinados por los republicanos, y  hubo resentimiento en la prensa nacional de dichos asesinatos, esto se vivió especialmente en Antioquia, ya que cinco de las víctimas eran precisamente antioqueños, y sobre todo también, porque varios de ellos eran clérigos. Sin embargo, los sectores del liberalismo (para hablar en términos de los partidos políticos que imperaban en Colombia en gran parte del siglo XX), apoyaron abiertamente al gobierno republicano español y su presidente Manuel Azaña, a tal grado que se le rindieron homenajes en algunas reuniones del liberalismo[8].
     
      Sin embargo, la presión política contra el gobierno colombiano fue tan grande que éste se vio presionado (a pesar de su simpatía con el gobierno de Azaña) a romper[9] relaciones diplomáticas con España.

      Mientras por un lado, los sectores liberales simpatizaban con Azaña, por otro lado, los sectores conservadores simpatizaban con los nacionalistas, es así como éstos llegaron a reconocer de manera informal al gobierno formado por los nacionalistas[10]. En otras palabras, y para concluir, el conflicto español se vivió y se siguió con cierto grado de intensidad en Colombia.





[1] El colombiano, Carmen busca un “hombre”, en: El Colombiano, 29 de julio de 1936, Medellín, Pág. 04
[2] El colombiano, Renunció el cónsul de España en Cali, en: El Colombiano, 30 de julio de 1936, Medellín, Pág. 03
[3] El colombiano, La cámara protesta contra los derechistas españoles, en: El Colombiano, 23 de julio de 1936, Medellín, Pág. 03
[4] El Colombiano, España, una lección bizarra, en: El Colombiano, 05 de agosto de 1936, Medellín, Pág. 05
[5] Ibidem
[6] Ibidem
[7] ___, Ecos de la “España negra”, en: El Colombiano, 14 de agosto de 1936, Medellín, Pág. 03
[8] ___, El congreso liberal debe felicitar otra vez al señor Azaña, 14 de agosto de 1936, Medellín, Pág. 08
[9] ___, Quedaron rotas con el gobierno español las relaciones colombianas, en: El Colombiano, 17 de agosto de 1936, Medellín, Pág. 01
[10] ___, Las derechas colombianas piden el reconocimiento del gobierno de Burgos, en: El Colombiano, 15 de septiembre de 1936, Medellín, Pág. 01

Crónicas Vascas: Consecuencias de la guerra civil española. La salida vasca


      Uno de los capítulos más representativos en el escenario colombiano fue la presencia del primer lehendakari del País Vasco en Colombia en carácter de exiliado político a raíz de la guerra civil española, y, aunque su estadía fue corta, se le puede considerar como fundamental dentro de las relaciones colombo-vascas ya que la presencia de los vascos aumentó y con ello aumentó también aspectos en lo artístico, lo cultural y lo académico que fueron abriéndose camino en el país colombiano.

después de pasada la guerra civil, hubo muchos personajes que por causas políticas tuvieron que huir de España, y dado los factores que se presentaron en el momento como lo fue principalmente la Segunda Guerra Mundial, los países latinoamericanos se convirtieron en uno de los oasis de los perseguidos políticos, y es en este escenario cuando los vascos entraron a Colombia en carácter de exiliados, unos se erradicaron definitivamente en Colombia, mientras que otros partieron a otros países cercanos.

En general, los vascos rojos (como se les llamó) fueron bien recibidos a la llegada en Colombia, una nota de prensa revela una escena de este capítulo de los inmigrantes vascos: “Procedente de Guayaquil, llegaron Diego Martínez Barrios y José Miaja, quienes fueron recibidos por los rojos españoles, residentes en esta ciudad (se refiere a Medellín-Colombia). Mañana se les ofrecerá un banquete en el Alférez Real y seguirán el jueves para la capital (Bogotá)”[1]

 Fue entonces un suceso la llegada de estos inmigrantes al país colombiano. Se debe tener en cuenta que muchos sectores de la sociedad y de la clase política colombiana de inclinación conservadora eran recelosos de estos inmigrantes por su carácter de socialistas, además también porque para la segunda mitad del siglo XX los grupos guerrilleros emergentes en Colombia eran de ideologías traídas de la entonces Unión Soviética, y porque se tenía la idea de que el país era vulnerable a cualquier tipo de personajes que tuvieran ideas comunistas o socialistas.

La desconfianza era general dado que países como los Estados Unidos por asuntos de seguridad nacional mantenía alerta a las demás naciones aliadas (especialmente los países latinoamericanos) de cuidarse de elementos comunistas. No obstante, el gobierno colombiano supo mantenerse austero frente a esta situación.

 Llama la atención que en Antioquia a  pesar de su tradición conservadora y religiosa, un sector social recibió con beneplácito a los inmigrantes vascos: “Gran revuelo ha causado en los diversos círculos de esta ciudad (se refiere a Medellín, la capital antioqueña) la resolución del cabildo aprobada por la mayoría liberal, por medio de la cual se pide al gobierno nacional el rompimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con España. En la resolución de marras se saluda a los rojos españoles refugiados en Colombia, ‘como a los verdaderos depositarios de la hispanidad’ y se rechaza a los que arrebataron al comunismo la cultura, la civilización y la catolicidad de la Madre Patria”[2], y era precisamente revuelo que causaban, entre otras razones, porque no era frecuente la llegada de inmigrantes.

 Las dificultades de los vascos para radicarse en Colombia no fueron tan fáciles porque para el momento existían muchas simpatías hacia el general Franco de parte de un buen sector político, en este respecto, la autora María Eugenia Martínez Gorroño afirma que: “sin embargo la llegada de los españoles republicanos va a coincidir con presidentes liberales que pretenden modernizar el país y acometer impulsos para los cuales les resultaba muy beneficiosa la acogida de un grupo de profesionales de alta cualificación”[3], tuvo mas peso entonces las razones prácticas que las razones políticas lo que motivó al gobierno colombiano en recibir a los exiliados españoles a pesar de las críticas en algunos sectores políticos, y es cuando entran en escena los vascos en los diferentes campos de la sociedad colombiana.

 Dentro de los grupos vascos-navarros que llegaron a Colombia hacia mediados del siglo XX (especialmente como consecuencia de la guerra civil española) se encontraban “... además de los grupos familiares, cierto número de religiosos que llegaron a Colombia como consecuencia de su vinculación a la –causa vasca- (teniendo en cuenta las diferentes posturas que esto puede implicar); varios sacerdotes pasionistas, un jesuita y dos monjas del sagrado corazón.”[4]. Hay que advertir sin embargo, que dentro de los inmigrantes vascos, había vascos de tendencia tanto del lado republicano como de algunos nacionalistas, además, habían exiliados que por el sólo hecho de haber publicado algún tipo de escrito en euskera eran perseguidos[5] ha si no tuviese simpatía por ninguno de los bandos en conflicto, y por cuya razón, al verse perseguidos también vinieron a Colombia (aspecto importante ya que lograron arraigarse en la sociedad por medio de la difusión de sus conocimientos y fomento de la cultura y la academia).
Es importante resaltar el siguiente hecho: que fue gracias a los gobiernos liberales que tenían el poder en esos momentos en Colombia, y al hecho de que varios vascos habían llegado inclusive antes de finalizar la guerra civil española que la salida vasca de España fue posible ya que “varios miembros de este grupo (los vascos que habían venido con anterioridad)  fueron base y apoyo para que otros exiliados pudieran llegar al país con su garantía, como Francisco de Abrisqueta, que siendo desde el principio delegado en Colombia del Gobierno Autónomo Vasco, facilitó la entrada de varios de sus compatriotas.”[6]
      Las siguientes familias son las que se lograron recopilar como  exiliados en Colombia:

Familia Gómez-Basterra
Familia Barbero-Muñoz
Familia Amuchastegui-Eloizaga
Familia Perea-Sasiain
Familia Ezpeleta-Sasiain
Familia Echegaray-Barreneche
Familia Zulategui-Mejía
Familia Juan A. Irazusta
Familia de León Pantaleón
Familia de Jenaro Sáenz-Sáenz
Familia de José María de Oteiza
Familia de Ceferino González
Familia de José L. Lombana y Foncea
Familia de Iñaki Garay
Familia Orozco[7]

 Además de las familias vasca que se pueden encontrar como exiliados en Colombia, también hay personajes como el señor Abrisqueta entre otros que vinieron solos.
    
Sin embargo, y a pesar de que un buen número de los vascos-navarros llegaron por causa de la guerra civil española, más adelante, durante la segunda mitad del siglo XX siguieron llegando más vascos pero por diferentes motivos, ya fuese por razones económicas, culturales o religiosas. Un ejemplo claro de ello fue la llegada del señor Narciso Larrea López de Luzuriaga[8], que, por razones personales, decidió radicarse en Antioquia (Colombia) desde la década de 1980, y llegó a fundar el colegio Euskadi que aún funciona en la afueras de la ciudad de Medellín. También hubo otros personajes que por motivos personales decidieron establecerse en Colombia. Otros ejemplos de inmigrantes fueron empresarios vascos-navarros que se radicaron en Colombia como son Pedro Amuchastegui Mújica, o Andrés Perea Gallaga[9] entre otros que figuran como ganaderos, comerciantes, y otras profesiones.

Está el caso también de los hijos del señor Luis Miguel de Zulategui (que fue un gran compositor musical) como la señora Libe de Zulategui que se formaron en el campo de la pintura, y también los aportes que muchos otros han hecho a la cultura ya sea en el campo musical o artístico y en el campo académico.

Entre los personajes mas destacados de los que llegaron a Colombia se resalta en la persona de Francisco de Abrisqueta, ya que fue el delegado por muchos años del gobierno vasco ante Colombia, y en ese carácter jugó un importante papel político no sólo para efectos de ayudar a sus compatriotas en el exilio sino en sus diversas funciones sociales como por ejemplo cuando organizó en 1942 la llegada del presidente José Antonio Aguirre[10], acontecimiento importante porque motivaría más adelante a la creación de la casa vasca en Bogotá para fomentar el conocimiento de la cultura vasca y muchas otras labores de carácter cultural y político.

 Aunque la vida de la comunidad vasca en Colombia se hubo normalizado con el transcurrir del tiempo y habían logrado una estabilidad económica y se habían adaptado en la sociedad colombiana, muchos de los inmigrantes vascos habían quedado marcados por la perturbadora guerra civil española, el testimonio de un inmigrante vasco en sus últimos días de vida así lo muestra:

      “Desde 1939 soy desterrado. Dos años en Francia, tres meses en México, y desde 8 de marzo de 1942 en Bogotá. Mi vida se ha desarrollado fuera de la iglesia católica, no se puede decir que contra la iglesia. En religión he sido, desde que tengo uso de razón, independiente, laico, sin llegar al ateísmo.
Mi deseo es que llegado mi fallecimiento, se me entierre sin ninguna pompa, ninguna, en absoluto; es decir, envuelto en una sábana, en caja modesta. No se dará noticia de mi fallecimiento ni a amigos ni a otras personas hasta después de enterrado; a este acto irán solo mis hijos y nadie más.
Mi entierro será civil, sin participación de la iglesia ni rito alguno.
Una tumba modesta y nada más.
Mis bienes serán repartidos amistosamente entre mi esposa y e hijos.
Este reparto será con cariño, como se ha vivido siempre. La mitad para mi esposa y el resto por terceras e iguales partes entre los tres hijos. Ni por esta causa del reparto ni por ninguna otra, me agradará que mis hijos riñan o se separen. Si pudiera ordenar lo ordenaría. Deben seguir toda su vida unidos, como lo han estado hasta ahora. Un punto fijo para ellos será hacer la vida agradable a su madre.
Mi experiencia de la vida es triste.
No me voy con rencor ni me asusta la muerte.

Bogotá 23 de febrero de 1968

Paulino Gómez Sáis (abajo del documento aparece su firma)”[11]

En general, los inmigrantes vascos lograron establecerse con éxito en la sociedad colombiana y lograron sortear las difíciles situaciones que muchas veces enfrentaron.








FUENTES  BLIOGRÁFICAS


Berrío González, Pide rompimiento de las relaciones con España un grupito de la Montaña, en: El Siglo, No. 2599, 20 de abril de 1943, Bogotá


Folleto de presentación del colegio Euskadi de Colombia


Grajales, Los rojos españoles llegaron a Cali, en: El Siglo, No. 2660, 23 de junio de 1943, Colombia


Martínez Gordoño, María Eugenia, Vasco-Navarros en Colombia. Una aportación del exilio español consecuencia de la guerra civil de 1936-1939, ED.  Españoles en el mundo, No. 17, 1996, España







[1] Grajales, Los rojos españoles llegaron a Cali, en: El Siglo, No. 2660, 23 de junio de 1943, Pág. 01
[2] Berrío González, Pide rompimiento de las relaciones con España un grupito de la Montaña, en: El Siglo, No. 2599, 20 de abril de 1943, Bogotá, Pág. 05
[3] Martínez Gordoño, María Eugenia, Vasco-Navarros en Colombia. Una aportación del exilio español consecuencia de la guerra civil de 1936-1939, ED.  Españoles en el mundo, No. 17, España, 1996, Pág. 06
[4] Ibíd. Pág. 08
[5] Ibidem
[6] Ibidem
[7] Ibíd. Pág. 11
[8] Nota: Esta información fue tomada del folleto de presentación del colegio Euskadi de Colombia
[9] Op. Martínez Gordoño, María Eugenia, Pág. 13
[10] Ibíd. Pág. 16
[11] Ibíd. Pág. 19

Por qué Donald Trump será el nuevo presidente de Estados Unidos

       
       Cuando el guionista de los Simpson, Dan Greaney, habló sobre las razones de la serie en que Trump había sido presidente, argumentó que era porque EEUU había tocado fondo, y agrega que era una visión en el que América se volvía loca. Independientemente que la sociedad norteamericana haya tocado fondo o no, la realidades se transforman. Se debe tener en cuenta que los totalitarismos han ascendido al poder gracias a una cosa que se llama democracia.
      
Los siguientes, son los motivos y las circunstancias culturales, sociales, políticas, económicas e históricas que favorecerán la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos:

1.     Los motivos culturales: Si bien, Estados Unidos no enfrenta una situación de guerra como la vivida en la primera mitad del siglo XX, en el que las personas afectadas casi que llegaron a odiar la democracia como sistema económico y político, en el que la participación y el pluralismo fuesen los pilares de una sociedad. Sí existe en la actualidad una transformación de las mentalidades, que ha pasado desde la tolerancia del otro, a la desconfianza hacia el otro, esto es, que el marketing de la imagen hacia ciertos grupos poblacionales, como el caso de los inmigrantes, cambie drásticamente y de manera exponencial gracias a los medios de comunicación en todas sus formas.

       Esto, debido a las acciones históricas de una minoría social que ejerce cualquier forma de violencia, y que se ha denominado terrorismo, que no es otra cosa que radicalismo ideológico. Pues, Trump, ha sabido vender otra manera de terrorismo pero radicalizando lo que llama los valores conservadores, en una supuesta defensa de la cultura norteamericana.

2.     Los motivos sociales: Aunque bien, se han presentado manifestaciones en contra de las muchas declaraciones polémicas de Trump, las elecciones primarias muestran que, por el momento, buena parte de la población (incluido latinos, asiáticos y demás grupos de minorías étnicas) apoyan esa alternativa, que, a pesar de ser ultraconservadora y ortodoxa, y aún xenófoba, la sociedad norteamericana  considera que se debe re-direccionar algunos ideales como la famosísima libertad y los derechos humanos.

       Como si asumiendo la sociedad civil que es hora de la ley del talión, eso de ojo por ojo y diente por diente frente a la amenaza real de los fundamentalistas, y esto, se extiende, por efecto, a cualquiera que piense y sea diferente.

3.     Los motivos políticos: El establishment, que representa los políticos tradicionales, aunque, irónicamente, los partidos tradicionales republicano y demócrata hacen parte de ello, ha generado desconfianza a largo plazo. Dado que el establishment se ha mostrado incapaz y débil ante las nuevas realidades geopolíticas de Estados Unidos, Trump, se ha encargado de promocionar una supuesta política más fuerte y firme frente al mundo.

       Esto es, que las palabras de Trump, no se basan ni tienen fundamento de una política estructural, que, inevitablemente afectará la diplomacia norteamericana y la geopolítica mundial en detrimento de la seguridad nacional de la que tanto le preocupa a los norteamericanos. Algo parecido a las políticas de Otto Von Bismarck que, con sus políticas fuertes y firmes alimentaron la I Guerra Mundial. Algo que la población de E.E.U.U. no ve ni percibe, porque lo que le importa es el momento del presente.

4.     Los motivos económicos e históricos: Circunstancialmente Trump es un empresario exitoso que se muestra ajeno al tradicionalismo político y vende la imagen que con su experiencia podrá mejorar la economía del país. Según el Fondo Monetario Internacional, lo más probable es que en E.E.U.U. se presente una nueva crisis económica, pues, la lentísima recuperación así lo hace prever. Adolfo Hitler era un político que se mostraba ajeno a los débiles políticos tradicionales, y que esa debilidad era la que tenía a la antes potencia militar y económica mundial, como era Alemania, en una situación de caos social y político.


       Para fundamentar sus discursos histriónicos, xenófobos y radicales, apelaba siempre a los valores alemanes, a su historia,  y ello, mostrándose como un político que actuaría, supuestamente, en torno a la ley. La sociedad alemana se vio impulsada, motivada también por los medios de comunicación (aunque habían reducidos grupos que se manifestaban en contra de Hitler) a cambiar radicalmente su concepción del otro, a transformar su cultura en una cultura política, a concebir la democracia como una democracia dictatorial, que terminó afectando de una forma terrible, horrorosa y dolorosa al mundo, a la sociedad alemana, y, a su concepción política, económica e histórica.