Trump cree, como los
chicos abusadores de colegio, que por el uso de la fuerza puede hacer todo lo
que quiera sin tener en cuenta a nadie. Teoría engañosa, pues, inicialmente es
posible, no se puede negar que los E.E.U.U. son la súper potencia mundial, y si
las fuerzas armadas lo desean, pueden empezar una guerra nuclear. El asunto no
es nuevo en este sentido, igual, durante la época de la Guerra Fría en la
segunda mitad del siglo XX, la Unión Soviética también se ufanaba de poseer
armamento de todo tipo.
¿Y eso qué significa? Que
Donald Trump y sus asesores (ideólogos tan radicales como los mismos
fundamentalistas musulmanes) desconocen, o desatienden las advertencias sobre
las terribles consecuencias de sus atrevidas y poco explicables decisiones que
toman, que más allá de lo evidentemente militar, se trata de una explosión de conflictos sociales, y nada
más peligroso que provocar una intifada en el Oriente Medio por su declaratoria
de Jerusalén como capital de Israel, pues no se trata sólo de excitar a un grupo
terrorista, sino a toda la hermandad de musulmanes en el mundo entero.
Rodeado por el servicio
secreto, Donald se siente protegido, lo demás, no importa, ¿protegido de qué?
Si lo mismo han pensado los tiranos que creen sentirse seguros, mientras la
guerra los alcanza como un cáncer, y cuando ya se dan cuenta de las reales consecuencias
de lo absurdo de sus arrogantes y delirantes decisiones, entonces, ya es tarde,
y tras de sí, un pueblo, una nación, muchas naciones, y muchos pueblos
destruidos.
La insolencia y la
indiferencia hacia los gemidos de los pueblos, que tanto daño causó a las
antiguas sociedades, con gobernantes que ante nada, ni por razones políticas,
ni sociales, ni por ninguna razón, escuchaba los gritos desenfrenados por la
desesperación de la gente, de los más vulnerables, se han vuelto realidad, esta
vez, elevado a las mil veces en Trump, quien no sólo, para horror de la
humanidad, reprime a su propio pueblo, sino la de todas las sociedades del mundo.
Cuándo será ese cuándo,
como dirían los poetas, que pasará el delirio de quienes votaron por un inconsciente,
y de quienes siguen apoyándolo. Cuándo será el día que los oídos de los sensibles
escucharán que semejante persona no está más en el poder, cuándo será que los
discursos de odio se conviertan en cosa del pasado.