EL TERRIBLE SECRETO DEL GRUPO ARGOS

A propósito del pánico que tiene el GEA (grupo empresarial antioqueño) frente al grupo Gilinski y el Royal Group de Abu Dhabi de Emiratos Árabes Unidos, en el que se le ha visto el rostro por primera vez en la historia al presidente de Argos chillando como niño asustadizo y clamando por solidaridad y una rara especie de patriotismo empresarial, es importante recordar un hecho que muestra la cara oscura de este conglomerado.

Jerusalén es un pequeño corregimiento del municipio de Sonsón ubicado en el oriente antioqueño. Esta población se convirtió en el escenario de la represión y el despotismo del grupo Argos, el motivo de su brutalidad, la roca caliza.

Resulta que cemento Argos tiene una planta en el área y ha amenazado con un desplazamiento de la población del pequeño corregimiento de Jerusalén hasta que accedan a sus exigencias, es decir, este conglomerado que es el GEA se podría convertir en el protagonista de una de las mayores injusticias en la historia reciente del país.

Hay una anécdota que ilustra de la mejor manera estas acciones indignantes. Los empleados de la planta tenían la costumbre de consumir alimentos y hacer compras generales en este corregimiento, mejor dicho, eran las personas que dinamizaban la pequeña economía del corregimiento, entonces, cuando los pobladores se negaron rotundamente a abandonar sus hogares para darles paso a las exigencias de la cementera, las directivas decidieron conseguirle transporte a sus empleados para que se fueran a otro lugar, prohibiendo de esta manera que se abstuvieran de hacer cualquier tipo de compras en el corregimiento paralizando la economía de la población.

¿En dónde está la cara bonita de este grupo que ahora les tiene miedo a los grandes inversores? ¿Será que en el fondo dependía de la teta del Estado que ahora Quintero les niega?

El hecho es que lo que se siembra eso es lo que se recoge, y lo que ha sembrado el grupo Argos no ha sido exactamente solidaridad y patriotismo que ahora proclama.


O SE TOMAN MEDIDAS PARA REVERTIR EL CAMBIO CLIMÁTICO, O DESAPARECERÁ LA HUMANIDAD

        ¿Cómo saber si estamos aún dentro de los límites de las fronteras planetarias o si ya la humanidad lo ha rebasado? ¿Es posible revertir el impacto climático después de un pico de aumento del PIB? ¿Sobrevivirá la humanidad frente a una escalada sin precedentes del cambio climático producto de las múltiples contaminaciones ambientales?

       Si se lleva a términos absolutos el cambio climático podría inferirse que aún no se ha llegado a un límite que se pudiera llamarse insostenible, y que se traduzca en eventos tan catastróficos que elimine millones de personas en una sola acción, o que desaparezca una franja importante de la población mundial, al contrario, sí se podría hablar de un límite cuando zonas geográficas se ven impactadas por causa el cambio climático, aunque no causando muertes, sí desaparición gradual de los recursos naturales.

       El hecho de que sea gradual la desaparición de los recursos naturales como las fuentes de aguas dulces, o cierta especie de plantas y animales, o la reducción importante de toda clase de especies de insectos, las diferentes sociedades alrededor del mundo tomarán medidas livianas con relación a lo que ven, a lo que perciben sus sentidos, pues, como todo desconfiado, hasta tanto una persona no se vea directamente afectada por algún grado de circunstancia cualquiera que sea, en este caso, por el cambio climático, la persona no se verá en la obligación técnica, moral o ética de realizar alguna acción que tienda a mejorar el medio ambiente.

       Ahora, pensar en la posibilidad de revertir el cambio climático luego de un aumento en la producción del PIB de algún país determinado, suena más a una utopía decimonónica que a una realidad, casi parecido como pensar que el conocimiento se traduce en una especie de progreso de una humanidad superior, cuando todo indica que la ignorancia, estimulada a una falta de sensibilidad frente a la realidad del entorno, empeorará el cambio climático.

       Existen algunas civilizaciones que han desaparecido por razones climáticas, o que han tenido que desplazarse para buscar nuevas tierras y posibilidades, un ejemplo de ello fueron los mayas al abandonar Chichen Itzá, o los grupos de vikingos al verse obligados a buscar tierras en nuevos horizontes como lo fue el norte de América. ¿Por qué no repetirse hoy?

       Sin embargo, y a pesar de lo escatológico que suenen los informes ambientales, hay algo importante que puede ayudar a mejorar, por lo menos a mitigar, el cambio climático a gran escala, y es, primero, fortalecer los acuerdos climáticos, segundo, hacer valer los derechos humanos mediante una serie de exigencias que hagan las organizaciones sociales, y tercero, tomar acciones que presionen a los diferentes gobiernos para que asuman la responsabilidad de minimizar, y por qué no, revertir el cambio climático.


PURITANISMO, LA NUEVA AMENAZA MUNDIAL

El puritanismo nació con la reforma protestante de Martín Lutero a inicios del siglo XVI. Es contradictorio el hecho de que, siendo la reforma protestante un movimiento liberador de la ideología católica que por siglos había mantenido un dominio político y religioso en buena parte de la población europea, al mismo tiempo, se trataba de una reforma protestante conservadora, rígida, intolerante, que impulsaba la idea de crear una ideología religiosa precisamente pura.

Esto se demostró en la persecución y asesinato de miles de vidas en el continente europeo especialmente en Inglaterra y más adelante en lo que sería los Estados Unidos de América.

Así como es famoso el juicio llevado a cabo por la inquisición de Galileo Galilei, para el caso del puritanismo calvinista, es famoso el caso del sometimiento a la hoguera del científico español y teólogo Miguel Servet, y qué decir del famoso caso de las brujas de Salem (Massachusetts – EE.UU.) a finales del siglo XVII por cuenta de los puritanos norteamericanos en el que 20 personas fueron colgadas.

Actualmente se puede decir que el puritanismo, como idealismo postmoderno de lealtad ideológica y religiosa, se ha extendido a todas las otras religiones como las iglesias evangélicas y la islámica, ¿qué significa esto?

Significa que el fundamentalismo puritano conservador, con su histórica rigidez dogmática e intolerante, representa un peligro para la sociedad actual, ya que una vez en el poder político puede llevar a cabo sus imposiciones dogmáticas y esto se ha demostrado recientemente en algunos países.

EL RETORNO DE LOS TALIBANES

Recuerdo la entrevista que le hicieron a una mujer musulmana en Afganistán cuando le preguntaron por qué no se quitaba el burka si ya los aliados, encabezados por los Estados Unidos, habían recuperado el control territorial del país, porque se había implementado la democracia y la libertad para las mujeres, por lo tanto podría quitarse esa burka si lo deseaba.

Entonces, con una sonrisa nerviosa, la mujer afgana le respondió algo así como: Tiene usted razón señora periodista, con los aliados ha llegado la libertad a este país, pero lo que usted no sabe es que los talibanes de pronto regresan y asumen de nuevo el poder, castigarán a todo aquel que haya transgredido la sharia (ley islámica).

En otras palabras, aquella mujer musulmana le decía a la periodista, mire, usted no conoce a los talibanes, y sé que nunca se rendirán y en cualquier momento retornarán.

Por otra parte, el gobierno de los Estados Unidos seguía su lógica de la imposición de la democracia con su sistema occidental de Derechos Humanos al organizar la estructura política del estado afgano y preparar un ejército local para cuando el ejército de los Estados Unidos y sus aliados tuvieran que abandonar el país.

Mucha razón tenía aquella mujer, porque es un hecho, los talibanes se han apoderado de la mitad de Afganistán y Joe Biden en un intento de detener el avance de los talibanes, ha ordenado bombardear áreas estratégicas que están  bajo su dominio.

Baden y el resto de norteamericanos están relativamente tranquilos porque ese infierno del Oriente Medio está a miles de kilómetros del territorio americano. Eso mismo decían cuando Osama bin Laden ordenó derribar las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001.

ES EN LAS ELECCIONES, IMBÉCIL

  Recuerdo el día que fui a votar en el referendo anticorrupción emocionado porque al fin tenía en mis manos la oportunidad real de hacer algo contra ese cáncer. No obstante, me desvanecí cuando, impaciente, me di cuenta que no se había cruzado el umbral de votos, entonces me pregunté ¿Qué pasa? ¿Por qué no salieron a votar? ¿Acaso quieren los colombianos que esto siga en un círculo de corrupción sin salida?

       El consuelo llegó cuando se dio a conocer que habían salido a votar un poco más de 11 millones de personas y que había faltado poco para alcanzar el umbral, no fue suficiente razón para mí. Porque luego, en Perú hicieron algo parecido y la gente salió a votar como despavoridos, como dicen los costeños, sin echarle mente.

       Algún congresista hizo la observación de que los sectores de la “gente bien” las filas para votar siempre eran más largas que en otros sectores, es que, esa gente bien sabe para qué se va a votar, conocen muy bien qué objetivos persiguen cada vez que hay elecciones nacionales, regionales o locales, ¿Y los demás qué?

       Los demás sólo ven el famoso tamal con los 50 mil pesos en el momento, yendo como ovejas al matadero que no tienen ni idea para qué van a ir a votar, ¿Y los jóvenes? Los jóvenes muy bien, gracias.

       Alguna vez se criticó a los jóvenes porque no lograron impulsar un sector político alternativo, decían los expertos que ese movimiento político le iba bien en las redes sociales, pero que a la hora de votar nada de nada, alguien mencionó jocosamente que sólo habían ganado en los departamentos de Facebook y Twitter.

       Se estima que la población habilitada para votar es de alrededor de 36 millones, de esos alrededor de 18 millones votaron en las pasadas elecciones presidenciales, y de esos, alrededor de 10 millones votaron por Duque, mi pregunta es, ¿Dónde fue a parar los aproximadamente 6 millones de votos de la población joven? Y con ello me refiero, más específicamente, ¿Dónde fue a parar la votación de los que actualmente están en las justas protestas sociales?

       Duque sabe las cifras de los que están en las calles, en los bloqueos, cuántos empezaron el paro y cuántos hay en estos momentos, y por alguna razón, sigue confiado y desinteresado por los reclamos del pueblo, simplemente, sus cuentas le indican que no hay motivo para alarmarse.

       En una de las imágenes que muestran a Lucas Villa se le ve en un bus como explicándole a la gente las razones de la protesta social, algo parecido ocurrió en Uruguay hace muchos años, un movimiento político alternativo se tuvo que tomar la tarea de explicarle a la gente en la calle cuáles eran sus objetivos políticos, y lograron llegar al poder en cabeza del famoso Pepe Mujica.

       Ahora bien, se acercan unas nuevas elecciones presidenciales, el uribismo tiene en su poder los principales medios de comunicación, ¿Qué hacer entonces? Demostrarle a la sociedad colombiana que es posible hacer un cambio alternativo, y eso se hace con cifras en la mano, informando a la gente, y de hacerle entender a los jóvenes y los otros millones que salen a reclamar sus justos derechos, que el asunto es levantándose el día de las elecciones y hacer efectivo el derecho al voto, porque si no, la indiferencia hacia estos sectores sociales continuará.


COLOMBIA CONTRA COLOMBIA - La democracia frente a la legalidad

        A diferencia de Venezuela, donde la población se enfrenta a un gobierno ilegal, en Colombia, la población se enfrenta a un gobierno legal. Es como alguien que se hubiese infligido una herida por su propia voluntad y deba esperar hasta que pase el dolor. En este sentido, hay que esperar a unas nuevas elecciones presidenciales para llevar al plano de la participación política los enfrentamientos sociales.

       Eso, respecto a la cuestión de la legalidad institucional. Porque, respecto a la legitimidad, el gobierno colombiano hace rato dejó de serlo. Entonces, es cuando se enfrenta la democracia, entendido como el poder del pueblo, frente a la legalidad, es decir, como la institucionalidad elegido a partir de unas elecciones por un período de tiempo.

       Para ponerlo en perspectiva, en España, los defensores de la corona aducían que el 15 de diciembre de 1976 los españoles votaron a favor de la monarquía, esto, independientemente de las maniobras que hizo la derecha para meter de todo en ese referéndum, y por ello, las “excusas” de los independentistas catalanes y cualquier otra comunidad autónoma no tienen validez.

       En ese caso, los independentistas consideran que la democracia, como noción de la legitimidad del pueblo, exige un replanteamiento de lo sucedido en esa fecha. Es entonces, que la legalidad se ve “forzada” en hacer uso de las armas que le otorga la constitución a las fuerzas militares y de policía para defender la legalidad así sea obsoleto y no tenga vigencia, lo que lo convierte con el tiempo en una ilegalidad.

       Lo que pasa en Colombia es que los sectores sociales entienden que la legalidad institucional hay que respetarla durante el período de tiempo por el que fue elegido. La cuestión está en exigir, como parte de la democracia y por lo tanto de la legitimidad de los sectores sociales, algunos cambios relacionados con las leyes y con ello las afectaciones económicas y sociales que se necesita modificar. 

       Y es aquí, cuando la legalidad del gobierno colombiano ha hecho uso de las armas constitucionales no sólo para defender, sino para asesinar a todo aquel que levante su voz contra las decisiones gubernamentales. El temor entonces aparece por el abuso de esa legalidad, y el desafío de los sectores sociales es enfrentar ese temor y hacer valer la legitimidad de la democracia que es no sólo igual, sino que además está por encima de la legalidad cuando ésta se vuelve obsoleta y que con el tiempo se vuelve ilegal.

 

 

BIENVENIDOS A LA TIRANÍA DE LA DEMOCRACIA POSTMODERNA

       Para Manuel Castells la democracia postmoderna se caracteriza por el predominio de los medios de comunicación, especialmente de las redes sociales. ¿Esto qué significa? Significa que los mensajes emitidos por estos medios en cualquiera de sus formas, sea en programas infantiles, las transmisiones deportivas, en las telenovelas, con los famosos noticieros, las opiniones de los denominados expertos, los anuncios publicitarios o los comentarios de periodistas, tienen como objetivo manipular la percepción de la realidad social y política.

       El asunto se vuelve más delicado por el asunto de las fake news o noticias falsas porque ello transporta la mente de los ignorantes que también se les conoce como incautos a un ámbito ajeno a las realidades desviando de esta manera la percepción de los acontecimientos presentes y del futuro inmediato.

       Entonces, ¿En qué momento se vuelve la democracia en un sistema tiránico? A partir de las decisiones de carácter electoral, más que un carácter propiamente político, que toman los ignorantes o mal llamados incautos que se dejan llevar como hojas al viento de la voluntad de quienes están detrás de los medios de comunicación, en otras palabras, los ignorantes o incautos se convierten así en instrumentos mentales bajo una manipulación desde el poder.

       Es tan terrible este nuevo tipo de tiranía, que los encargados de Facebook, Twitter y otras plataformas, han tenido que asumir cierta responsabilidad política y además censurar, diría mejor, restringir, a algunas personalidades que han sabido aprovechar la fuerza y capacidad manipuladora de estos medios.

       Y, ¿Cómo revertir esta tiranía de la democracia postmoderna? ¿Es posible hacerlo? Sí es posible, pero para ello hay que reestructurar la educación postmoderna, ¿por qué? Porque la educación postmoderna, aunque cada vez más especializada, es una educación dirigida y funcional, esto es, que no existe una reflexión y una consciencia del entorno de lo que se enseña, no hay crítica sin resentimiento o revanchismo, y no hay pensamiento ajeno de las pasiones.

       Se trata pues, de generar un proceso de democracia en la que impere la autonomía de pensamiento y se aproxime, hasta donde sea posible, a una visión no utópica pero sí ideal de una democracia participativa no tiránica.