La protesta social en Colombia como forma continua de una guerra civil

       La idea de una definición (aproximada) de una democracia es que el poder (entendido ello como todas las instituciones del Estado) emana del pueblo y para el pueblo (entendido ello como la decisión de una mayoría sobre una minoría a la que hay que respetar). Si bien en la antigua Grecia se inventó este sistema en medio de una sociedad elevadamente culta y pensadora, el discurso que sostuvo el sistema se basaba en una especie de acuerdo entre la élite social.

       A todo ello le faltó, como dicen por ahí, una pata a la silla. Y no era de menor importancia, se trataba nada menos que del sector social que sostenía todo el sistema estamental, ¿en dónde estaban los siervos-esclavos, las mujeres y demás sectores sociales? Sin lugar a dudas, y sin adherirme a ningún tipo de ideología historicista totalizante, esta falencia constituyó uno de los principales factores dentro del ritmo de las revoluciones sucesivas desde el siglo XVIII.

       Ahora, después de los cambios estructurales sociales y políticos, hay que reconocer que las relaciones de poder cambiaron un poco, o por decirlo de alguna manera más optimista, el sistema democrático se amplió y se volvió más flexible, precisamente para dar cabida a ese espectro al que se le denomina (las élites del poder lo utilizan de manera peyorativa) pueblo.

       No es que haya faltado pensamiento sobre la noción de democracia, en el que conceptos como nación y república han sido parte de las reflexiones, no es que se haya faltado cierto grado de participación entre la población en general, sino que el solo hecho de mantener ese espectro de pueblo hace imposible, o ha hecho imposible una aplicación plena del sistema democrático, esto es, que la democracia, tanto como otras ideologías como el comunismo, se convirtieron en una especie de utopía política.

       Esto ha significado que después de una revolución social una de las mayores expresiones democráticas como ha sido el voto no ha representado una paz política, sino más bien (en términos de Fernand Braudel) una disminución en la intensidad del conflicto de las revoluciones sociales, es decir, en el fondo, los conflictos sociales y políticos siguen vivos, siempre están presentes. Es por ello, quizás, que algunas sociedades han preferido un sistema totalitarista para evitar el resurgimiento de cualquier inconformidad del pueblo ya que esto supondría un retorno a la inestabilidad.

       En Colombia, las características han sido similares, las causas de las guerras civiles como copias de las revoluciones en que el desarrollo y las consecuencias han supuesto una ampliación democrática y una paz política, realmente, en el fondo, se han mantenido latentes los conflictos que resurgen de vez en cuando, aumentando la intensidad cada vez que se acumulan sentimientos de inconformidad. Esto es, que en la actualidad, las protestas sociales que vive el país son una continuación de esas guerras civiles, ahora bien, ¿la solución? Es tener en cuenta, en la medida de las posibilidades pragmáticas, una amplísima participación de todos los sectores sociales que tenga como único propósito disminuir la intensidad del conflicto

Protestas sociales versus cambio climático

       La triste realidad de las organizaciones civiles, los activistas y las protestas sociales alrededor del mundo a favor del Medio Ambiente, es que enfrentarse contra el cambio climático significa enfrentarse contra los poderes estamentales que representan los gobernantes de las naciones más contaminantes del planeta tierra y es enfrentarse también contra las compañías y las industrias más contaminantes del mundo, en este caso, han ganado el primer round, ¿qué hacer frente a esta situación?

       Se dice que las protestas de antes en comparación con las de ahora, es que las de antes generaban cambios reales, pero las de ahora son sólo gritos en el aire. En este orden de ideas, ¿cuál es la diferencia entre un Martín Luther King y un Mahatma Gandhi respecto a una Greta Thunberg o a una organización internacional como Greenpeace? ¿Por qué los primeros lograron grandes cambios sociales y políticos y los segundos apenas si pueden generar opiniones entre diversos sectores de la sociedad? ¿Qué es lo que le hace falta a las organizaciones sociales en la actualidad?

       Dentro de las conclusiones emitidas por el conocido club de Roma (hace algunas décadas) llama la atención en uno de sus apartes porque menciona aspectos relacionados con la psicología individual y con algunos factores sociológicos, y es el hecho de que las personas no consideran importante, de atención y cuidado ningún asunto en el que se vea afectado más allá de su círculo inmediato como lo es la familia. Esto es, que básicamente a los seres humanos no nos importa nada que nos comprometo de manera directa.

       En ese caso, si no han sido efectivos esos gritos al aire para generar una conciencia que tenga un alcance suficiente para cambiar las actitudes indiferentes de los países más contaminantes, ¿Qué hacer? ¿Hay un plan b? ¿Están los pueblos del mundo frente a una batalla perdida?

       Si bien el panorama es tan aterrador que personajes como Stephen Hawking, que en su momento insistiera en hacer advertencias de la crisis del cambio climático o Mario Vargas Llosa que sugirió una especie de tercera guerra mundial esparcido en pleno desarrollo (coincidiendo con el papa Francisco I) por el aumento de diferentes conflictos bélicos que agravan la delicada situación ambiental en el planeta, hay motivos para no rendirse y revertir estas realidades, a pesar del sonado fracaso de la Cumbre del Clima de Madrid y aunque suene a utopía.

       Se estima que sólo el 25% de los productos son reciclados en el planeta, es muy poco, pero, independientemente de las estadísticas, el objetivo a lograr es presionar a los gobernantes con el propósito de asumir políticas de estado para disminuir el impacto de la contaminación ambiental y con ello el del cambio climático, ahora bien, la prioridad de este objetivo, es, sin lugar a dudas, conseguir que tanto China como los EE.UU. asuman el compromiso político, ¿cómo lograrlo? La mejor manera para este tipo de desafíos es concienciar a las respectivas poblaciones de que sus gobiernos deben cambiar de posición política y por ello es importante masificar las campañas en favor del medio ambiente por un lado, de los riesgos que todos corren con motivo del cambio climático y de la necesidad de cambiar de paradigma de desarrollo económico, por uno que tenga carácter de sostenibilidad, hay que creer que ello es posible.

Independencias, Centenarios y Bicentenarios en Colombia (1810-1814) (1910-1914) Autor: Norberto Molina Guerrero (reseña)


Reseña tomado del portal https://infolibros.org/libros-de-historia-de-colombia/

Independencias, Centenarios y Bicentenarios en Colombia (1810-1814) (1910-1914) hace principalmente una exhaustiva revisión en torno a los acontecimientos suscitados durante el proceso independentista emprendido en 1810 para liberar a Colombia, entonces Nuevo Reino de Granada, del dominio español.

Apoyado en una vívida descripción así como en distinguidas fuentes bibliográficas y valiosas imágenes, el libro describe las campañas realizadas a lo largo de diversos y distintivos puntos de la geografía colombiana, mostrando tanto la progresión como los reveses sufridos a manos de las fuerzas realistas, fieles a la corona española, en un conflicto que duró cerca de una década.

Asimismo luego de la hazaña independentista se señala su conmemoración centenaria, esto a fin de presentar cómo fue recordada a inicios del siglo XX, en una Colombia mayormente rural que no iniciaba aun su camino a la modernidad, así como la conmemoración del bicentenario independentista, fresca en la memoria colectiva y con un país ya adentrado en la era moderna.

ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD - Otra farsa del liberalismo económico

       Si bien hubo diferentes perspectivas sobre la abolición de la esclavitud, frailes como Bartolomé de las Casas y de cuanta orden eclesiástica existía en el territorio del imperio español (que abarcaba desde el sur de los Estados Unidos hasta la Patagonia en Argentina), nunca se les prestó la debida atención desde los poderes de la Corona española. El comercio de esclavos aumentó considerablemente no sólo entre las colonias españolas sino también en las colonias portuguesas, británicas, francesas y uno que otro reino europeo durante varios siglos.

       Oficialmente la esclavitud fue abolida paulatinamente en la medida que las colonias americanas obtenían sus independencias absolutas del imperio español, a su vez que el pensamiento liberal le daba forma a las nacientes repúblicas democráticas y representativas, de modo que nociones como la igualdad, justicia, fraternidad, derechos, entre tantos otros valores políticos se aplicarían rigurosamente en las leyes que consolidaban a las naciones latinoamericanas.

       ¿El resultado? La elaboración de bellas y elegantes constituciones políticas que definirían la ruta a seguir de los estados en cuanto a la economía, la política y la sociedad en general, cabe decir que desde Canadá hasta los EE.UU. el asunto no fue diferente. La utopía social que tanto predicaran los grandes filósofos desde la antigüedad como Platón, desde la Edad Media como San Agustín, y durante el renacimiento pasando desde reformadores como Martín Lutero hasta llegar a las luces iluminarias de la humanidad como Voltaire o el celebérrimo Jean Jacques Rousseau, y quien diera forma sistemática personajes como Adam Smith y Montesquieu, por fin se hacía realidad.

       Y para perfeccionar esas ideas aterrizadas de una especie de sociedad perfecta, en eso apuntaban pensadores como Immanuel Kant y Friedrich Nietzsche en una búsqueda de superar lo que hasta el momento se había logrado, en última instancia desembocaron en el desarrollo de los famosos partidos políticos, es decir, todas las maravillosas ideas se convirtieron de la noche a la mañana en una institucionalidad, que al final del día, lo que hizo fue generar políticas en favor del liberalismo económico (para evitar marxismos técnicos como el de burguesía).

       ¿Qué significa esto? Sencillamente que la esclavitud pasó a ser pérdida de ganancias para las corporaciones económicas de la época y se vieron obligados en cambiar de políticas de esclavitud en unas políticas abolicionistas que es como cambiarle el nombre a una institución, que a su vez, es lo mismo que decir políticas laborales que es el nombre que actualmente recibe esa antigua institución.

       Se puede concluir que las características de explotación podrán haber cambiado en algunos aspectos, pero de fondo, en la esencia misma de las relaciones económicas, todo sigue siendo lo mismo.   

GRINCH EL TÍPICO PERSONAJE INCOMPRENDIDO POR LA SOCIEDAD


Todo el mundo acusa a Grinch de odiar la navidad, pero pregunto, ¿alguien recuerda el contexto en el que crece Grinch? ¿Por qué asume esa actitud indiferente, frívola y hasta fóbico  hacia la navidad? Es importante reflexionar en lo siguiente.

       En primer lugar, la navidad en sí misma no es mal vista por Grinch, sino hacia cierto grupo de personas que le conocen desde su niñez. Segundo, la actitud que asume Grinch no es de odio, más bien asume ciertas características de añoranza de cómo debería ser una verdadera navidad.

       Y lo más importante, nadie cuenta que al final de la película Grinch se hace del lado de los que aman la navidad, incluso llega a participar de las celebraciones navideñas.

       Sólo porque en ocasiones Grinch dice ciertas críticas hacia los que festejan la navidad fue mal interpretado y se convirtió en un personaje incomprendido, esto es, se volvió en una especie de chivo expiatorio para ser estigmatizado como el ícono y representante de personas que realmente sí odian la navidad por razones de resentimiento, un sinsentido y actitudes extrañas como el aislamiento.

       A todas aquellas personas que asumen y deciden esta posición no tanto de crítica sino de odio hacia la fecha y hacia quienes festejan tan importante momento, sería una excelente alternativa que intentaran cambiar su actitud como lo hizo Grinch.

FONDO MONETARIO INTERNACIONAL VS EL PUEBLO


       ¿Para qué se creó el FMI? Se supone que se creó con el fin de AYUDAR a los países que estuvieran en problemas económicos, o como dicen los economistas, ayudar a países que pudieran presentar contracciones económicas (sería más bien en lenguaje médico). El hecho, es que después de la Segunda Guerra Mundial, el FMI entró en escena al mismo tiempo que lo hacía las Naciones Unidas y un montón de instituciones internacionales de carácter financiero, político y también cultural, todo ello como para dar inicio a una especie de nueva época.

       Al inicio, y como toda propuesta, el asunto pareció darle la razón a los que habían implementado dicha idea. Las políticas económicas del británico John Maynard Keynes se convirtieron en un referente durante varias décadas, y con ello, dirían los neoliberales, un cierto sabor a socialismo. Las cosas marchaban bien hasta que llegó la inevitable crisis económica más o menos durante la década de 1980, ¿la solución? Era hora de cambiar de estrategia y vender todo (casi hasta la vida) para dejarlo en manos de las instituciones privadas.

       La solución fue temporal porque también llegaron las crisis por razones de la expansión económica de los grandes países, pero nunca más se retornó al modelo keynesiano porque la dinámica del capitalismo podría superarse así mismo. El método de esta autosuperación para las brillantes (pero estúpidas) mentes de los sabios del FMI, era no sólo seguir privatizando hasta la médula de todo sector económico, sino que la novedad consistió en recortar gastos públicos.

       Entonces, sólo tienen derecho a tener dinero unos poco, porque si los muchos lo tienen, se genera algo que se denomina inflación, es decir, aumenta los costos de todo, teniendo como consecuencia afectar la moneda local y otro montón de etcéteras que se puede solucionar, según esos sabios estúpido, mediante la eliminación de esos tales gastos públicos, esto es, quitarle dinero al pueblo.

       ¿Y el pueblo? Está siempre allí, en toda la historia, manso como una arroyo, pero furioso cada vez que ha tenido que levantarse contra las injusticias, especialmente contra la mayor injusticia histórica de todos los tiempos, el hambre.

       Es por ello que los pueblos latinoamericanos deben seguir el ejemplo de sus mayores, y seguir luchando, no sólo contra el FMI, sino contra todo lo que representa, opresión y sólo opresión, si antes se ha podido, ahora sí que podrá conseguirse la victoria.

EL DÍA QUE COLOMBIA SE DIVIDIÓ ENTRE BOLÍVAR Y SANTANDER


       La sociedad colombiana ha estado dividida entre diferentes ideas e ideologías desde su nacimiento como república, algunos de sus principales divisiones históricas han sido:
1.      Los que deseaban una república federal vs. Los que deseaban una república centralista.
2.      Los que apoyaban la presencia de la iglesia vs. Los que la rechazaban.
3.      Los que apoyaban a Bogotá como capital vs. Los que preferían otras ciudades como capitales.
4.      Los que apoyaban las ideas de Simón Bolívar vs. Los que apoyaban las ideas de Francisco de Paula Santander.
5.      Los del partido liberal vs. Los del partido conservador.
6.      Los de la izquierda vs. Los de la derecha.

       ¿Cuál ha sido la manera de solucionar estas diferencias? La guerra. Colombia, a diferencia de otras naciones en el mundo, nunca ha tenido una guerra civil a gran escala que haya significado una ruptura de antes y después en la historia social y política del país. A cambio, se han generado una serie de pequeñas guerras civiles que de alguna manera han permanecido hasta la actualidad.

       Dentro de las paradojas de la historia política del país está el hecho de que Bolívar y Santander pasaron de ser aliados políticos y militares a ser enemigos acérrimos ¿y esto por qué? A mi modo de ver las realidades históricas (o de interpretarlas) está la siguiente explicación (los diálogos son ficticios).

       Todo marchaba bien, en buenas relaciones entre los dos líderes, hasta que Bolívar se le ocurrió la maravillosa idea de declararse dictador (casi rey) de la Nueva Granada, es entonces que Santander (con todo su derecho y autoridad moral) le preguntó a Bolívar por qué, Bolívar sin titubear (pues era el denominado Libertador y una especie de generalísimo) respondió que la situación social era demasiado inestable, que lo hacía era para evitar una catástrofe dentro de la naciente república (cualquier parecido con la actualidad), entre otras razones para mantener la unidad, y todos los demás etcéteras para justificar su decisión de convertirse en dictador (casi rey).

       ¿Salir de un imperio para entrar a otro reinado? Absurdo, contestó Santander, para eso están las leyes, y agregó, es la constitución política la que le da orden y genera estabilidad a toda nación republicana. Bolívar, sin querer escuchar más razones, se plantó en su capricho y se declaró dictador (casi rey).

       El asunto se tornó tan hostil que Bolívar estuvo a punto de ser asesinado en su casa a no ser por el aviso desesperado de Manuela Sáenz, que a su vez, estuvo a punto de ser asesinada por haber obstruido los planes de los conspiracionistas. Bolívar luego, no dudó en exigir que fusilaran a Santander a quien acusaba de ser autor intelectual de la conspiración, y sólo porque se trataba de Santander no fue asesinado.

        A partir de ese momento la naciente república de Colombia volvió a esa especie de patria boba (cuando se declararon la guerra entre las provincias – estados). Ahora bien, ¿Por qué todo tiene que solucionarse con guerra? Acaso pareciera “necesario” que de vez en cuando el país entre en un escenario de guerra, es una forma de apaciguar las pasiones, o más bien las estúpidas pasiones.

       La pregunta para reflexionar es ¿algún día disminuirá en intensidad la violencia histórica en Colombia? Eric Hobsbawm en uno de sus ensayos califica sorprendentemente a la sociedad colombiana como una sociedad violenta por naturaleza, ¿esa es nuestra naturaleza? ¿Hace parte de nuestros genes? Existen, a mi parecer, dos razones fundamentales para negarme a ese calificativo, la primera, es el hecho de que no haya existido una guerra civil de la dimensiones que ello comprende, y segundo, que ha habido períodos de tiempo en el que ha reinado la paz política.

       En conclusión, puede existir entre la sociedad colombiana una coexistencia de dos ideas o ideologías sin violencia, por lo tanto, podrá seguir existiendo una Colombia dividida pero conviviendo en armonía.