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CUANDO LAS LEYES CONVIERTEN EN DEMENTES A LOS JUECES

(Caso de EEUU)

       Es difícil imaginar que un bebé de un año de nacido se vea en la penosa obligación de confrontar a un juez porque ha entrado de manera ilegal a los EEUU. Algunos de esos jueces confesaba la incomodidad que le producía cuando debía preguntarle al bebé lo mismo que se le pregunta a un adulto, cosas como… ¿Por qué está en este lugar? ¿Cuál fue el propósito de traspasar la frontera de manera ilegal?

       Si uno le pregunta a los jueces sobre el absurdo de las preguntas, y del hecho de que un bebé tenga que presentarse ante los tribunales como si se tratara de un adulto, entonces responden: No hay ningún problema porque los bebés tienen un funcionario que se encarga de cuidarlos, además, los bebés se presentan con un defensor del menor que en última instancia es el que los representa y habla por ellos.

       ¿Son los EE.UU. una sociedad demente con leyes demenciales? ¿Es el mundo el que está demente? ¿Se ha llegado a un grado tal de demencia que hasta se ha llegado a justificar las acciones demenciales? ¿Cuál sería entonces la diferencia entre los jueces dementes y todo el absurdo aparato judicial que rodea estas escenas demenciales empezando por los funcionarios estatales que son más dementes porque se ciñen a leyes demenciales, entonces son dementes por conveniencia, por sobrevivencia, con aquellos dementes que lo son porque prefieren vivir esa vida de demencia?

       La diferencia sería que los dementes por conveniencia y sobrevivencia como son los jueces y toda esa clase de absurdos funcionarios patéticos alteran, destruyen y trastornan vidas humanas, a familias enteras, y por efecto, a toda una sociedad. Serían en ese caso verdaderos criminales, pero peor aún, con justificación de leyes dementes creadas por personas  más dementes que quienes las ejecutan.


       Mientras que los otros dementes, aquellos que consideran peligrosos, son esos que andan de aquí para allá, alegrándose más bien de la vida. Observando más que los sociólogos o cualquier analista social, contemplando más que esos monjes contemplativos, concluyendo más que esos denominados filósofos, y especialmente, disfrutando más de la vida que toda la sociedad que inunda con sus demencias las escuelas, las instituciones, y patéticamente las leyes.

LA REVOLUCIÓN VENEZOLANA HA COMENZADO

       Sólo falta un detonante, y la revolución explotará. Sucedió con la independencia de los Estados Unidos con los impuestos británicos, sucedió también, previo a la Primera Guerra Mundial, con el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria, sucedió con la llegada de Lenin previo a la revolución rusa, y en México, la revolución explotó con la farsa en las elecciones del presidente  - dictador Porfirio Díaz en 1910.

       Por lo pronto, el régimen narco-dictador venezolano, liderado por Nicolás Maduro, trata que no se les muera Leopoldo López en el calabozo. También, es claro que la Fuerza Armada de Venezuela no es homogénea en cuanto al apoyo al gobierno despótico chavista, ya que líderes chavistas, que están en contra de Maduro, o en desacuerdo como el caso de la fiscal general de Venezuela la señora Luisa Ortega Díaz, muestra una división y un inconformismo con el gobierno.

       Las marchas contra Maduro no se detendrán, es la única salida que le queda a la oposición y a la población, en la medida que los policías incrementen sus acciones coercitivas contra los manifestantes (pues por el lado de las marchas chavistas, éstas son intocables), de la misma manera se incrementará la participación de los sectores sociales, como ha ocurrido por ejemplo con la entrada en escena de los principales productores agrícolas.

       En la medida que se muestren imágenes de personas vulnerables siendo maltratados, torturadas o asesinadas de parte de los miembros de la fuerza pública, aumentará aún más la presión internacional (ya quedan pocos embajadores en Venezuela), y las marchas se harán cada vez más radicales y reaccionarias frente a los abusos policiales… ¿el resultado?

       El presidente Maduro pasará de las amenazas a las acciones mediante los llamados colectivos armados, que incrementarán sus asesinatos con la complicidad del ejército que a su vez participarán de los asesinatos selectivos (como lo han denunciado algunos medios  de comunicación), esto alimentará aún más el odio de los venezolanos que verán en ello una especie de guerra de exterminio, que los obligará a tomar medidas no sólo en las calles mediante las protestas, sino también en acciones mucha más reaccionarias.

       La incertidumbre no sólo la vive el pueblo llano de Venezuela, también los dirigentes políticos en cabeza de Maduro, que lo demuestran mediante sus discursos incendiarios y sus medidas de terror contra la población civil. Es claro entonces, que la verdadera revolución venezolana ha comenzado.



¿La economía de mercado garantiza los Derechos Humanos?


       Dado que la economía de mercado no respeta ni fronteras ni culturas, sino que se introduce sin “pedir permiso”, y que además trata de moldear el pensamiento de la gente… ¿sería confiable un Estado en el que impera el mercado libre para el cuidado y bienestar de sus ciudadanos?
      
       El orden lo garantiza, la libertad hasta cierto punto… y ¿todo lo demás como la igualdad o la justicia social y jurídica? Aunque en el papel está escrito la Declaración de Derechos Humanos la realidad dista mucho del ideario social, y, aunque haya estados con las mejores intenciones de salvaguardar cada uno de los derechos de los ciudadanos, le es cada vez más difícil de hacerlo, prácticamente imposible de cumplirlo, ¿por qué?
     
      Las razones son casi infinitas por las muchas causas que pueden limitar a un Estado, pero, como quiera que la economía de mercado hace parte de la vida de cada persona y de toda entidad, está allí presente… limitando el accionar del Estado y sus ejecuciones constitucionales, mediante cambios en las definiciones políticas, en la forma de concebir el delito y mil maneras más de intervenir la sociedad.
     
       Es  por ello que muchos ideales han sido desvirtuados a falta de garantías de preservar los Derechos Humanos, esto es, que ante los ojos del mundo los conflictos (ocasionados por factores económicos que empujan al accionar político), las injusticias sociales y una serie de factores que hace falta y que la sociedad siente la necesidad de suplir  se ameniza con eufemismos como la propiedad, la independencia individual y garantías de otra índole que lo único que hacen es desviar la atención de los derechos fundamentales. Entonces, es imposible que la economía de mercado garantice los Derechos Humanos y si lo hace es porque realmente se trata de una farsa… de un mimetismo.

       ¿Cambiar el estamento imperante? En todo hay un proceso… un proceso que empieza en el pensamiento… un proceso social… cultural… por lo menos empezar a pensar en que es mejor el bienestar de todos y todas, es mejor la solidaridad real, el progreso tanto individual como de la sociedad… y pensar que es posible.
       

Los norteamericanos: Una sociedad armada y esquizofrénica



Que a todos los norteamericanos se les dé por sufrir de depresión severa, lo primero que diría el vecino sería algo así como -¡mi novia me dejó! Me siento muy mal, esto no me había pasado antes-, entonces, abres el clóset y demora como 10 minutos tratando de escoger entre el fusil automático, el revólver calibre 45 largo con balas de fusil, una sub ametralladora, 50 cuchillos de todos los tipos, granadas y una que otra pistola para ver cómo “solucionar” su “difícil” situación emocional. Finalmente se decide por un pequeño revólver de bolsillo, empieza a llorar, escribe una carta de dos líneas diciéndole a su familia cuanto ama a su perro y luego se dispara.

La vecina, una joven promesa de la medicina, estudiante de una universidad súper prestigiosa, grita desesperadamente cuando se entera de la noticia de la muerte de su vecino, en medio de su llanto empieza a decirle a sus amigos lo triste que fueron escritas esas dos líneas y cómo y por qué ha quedado el perro tan sólo en esta vida. Sus amigos la rodean, y todos la siguen en su “amarga” tristeza. Llega la noche y aquella joven sigue muy “afectada” emocionalmente, ya se hace tarde y todos en casa duermen plácidamente, mientras tanto, la joven se dirige a la cocina, prepara una de esas bebidas que aprendió no se sabe nunca cuándo ni dónde y amanece botando babaza en el piso de la cocina. El primero que la ve es su padre, que destrozado le grita a todos en casa lo ocurrido.

Los colegas del padre que es médico le quieren ayudar a superar el dolor, lo invitan a una salida en el campo, todos están almorzando y es cuando llega el padre que aún sigue recordando el terrible momento en que vio a su hija tirada en el piso, tiene en cada brazo fusiles de última generación y empieza a disparar a diestra y siniestra, la brutal masacre deja 34 muertos y 100 heridos, 10 de ellos muy graves. Al padre despechado no lo alcanza a capturar la policía, pues se suicidó en la escena.

Todos los norteamericanos horrorizados por la masacre acuden masivamente a comprar armamento, unos para adquirir su primer revólver y otros para completar el arsenal que tienen en casa, todos, hombres y mujeres, pensando en su “derecho” de defenderse. Van ocurriendo una serie de sucesos que hacen que a todos se les dé por dispararle a todo el mundo y a suicidarse… entonces, al final de esta tragicomedia, no queda ningún norteamericano con vida… triste decirlo.